RITUAL

Soy una persona altamente adicta a las ceremonias, los rituales, las tradiciones, a la magia que hay en cada situación simple y compleja de la existencia de mi diario vivir. Me apasiona profundamente aquello que genera la mesa a la hora de comer o la movilización de manos al momento de tomar unos mates; me siento poderoso al momento de juntarnos alrededor del fuego a cantar, bailar y cenar; también me gusta el hecho de poder reconocer el crecimiento de alguien en medio de ceremonias; amo la liturgia de las religiones y todo lo que mueva grupos en torno a un unísono respirar.

 

Las tradiciones que hemos formado en sociedades o en singular nos llevan a mover algo extraño, poderoso, energético y magnético que es difícil de expresar. Todo esto lo digo a gran escala, y suenan como cosas extrañas y misteriosas, y lo son en cierta medida, pero también me refiero a las situaciones que vivimos día a día, que se vuelven una disciplina, un hábito y que llevan a un ritmo que a su vez se va transformando en esas cosas que terminamos llamando rituales, mismos con los que crecemos y reproducimos en la tradición hablada, a la cual le ponemos una magia distinta en cada transfusión; le convertimos con el tiempo, le modificamos algún significado y vamos adaptando según el momento lo requiera.

 

Ahora, me encuentro en un punto extraño de mi vida, donde estoy alejado de los rituales, de esa magia con la que crecí y con la que le di todo el simbolismo a cada cosa de mi vida, a mis decisiones y al ser que soy en este instante. Y me duele verme en retrospectiva porque estoy seguro que muchas de las situaciones que vivo ahora serían más perfectas y maravillosas si hubiese puesto en movimiento todos esos símbolos y elementos que conozco perfectamente y que me han acompañado en los pasos más firmes que he dado. Hoy me siento un desconocido de ese Jean Pierre que no salía de casa sin hacer sus movimientos; hoy me duele iniciar algo sin el protocolo adecuado; me duele finalizar algo sin un cierre digno del día tan perfecto que acabó; me duele haberme alejado de mis disciplinas físicas que mantenían mi cuerpo moldeado de una forma más armónica; me duele ver quien soy ahora y me asusta que el tiempo pase y sea irreconocible inclusive en mis pensamientos.

 

A ver, no estoy diciendo que desaparecí, aún procuro sentarme en círculos a la hora de comunicar algo importante; aún mantengo viva la gratitud al iniciar y finalizar cada día; aún abrazo al sol y le doy gracias al universo por mantenerme vivo; aún soy obsesionado por comer en la mesa y ahí tener las charlas más amenas; aún voy pregonando lo importante de escuchar el río y de los momentos de quietud en el día; aún intento mantener vivas muchas cosas, solamente que todo esto solía hacerlo a gran escala y a diario, y el cambio se siente. También entiendo que con quienes me rodeo ahora no estén muy interesados en las cosas de este hippie loco. Afortunadamente he incorporado en mi vida muchos rituales nuevos y poderosos y hoy quiero invitar los nuevos míos a sumarse a estos momentos donde he podido encontrar el punto más cercano entre Dios y yo.

 

Jean Pierre 

AL LÍMITE

Esto de levantarse todos los días con un reto nuevo es algo bien particular, lo es porque el no saber que va a pasar o intentar resolver todo al momento que pasa, me da unas sensaciones que nada antes me hizo sentir y me siento al borde de la vida a intentar analizar si eso que siento me gusta o si desearía que no pasara más; analizo si vale la pena esta lucha de una mangosta contra una cobra; analizo si es necesario vivir al limite de la vida, al filo de ese abismo que invita a caer, pero que yo sé que en el fondo hay un trampolín gigante que me hace rebotar más lejos de lo pensado y entonces me doy cuenta que ese abismo me excita, me invita y me da el placer que me mantiene vivo, más vivo que el nacimiento mismo.

 

Me miro al espejo todos los días y me grito desesperado por momentos, lloro un poco y me mentalizo que todo va a estar bien; que no hay nada imposible para un animal salvaje como yo; analizo como mis manos tiemblan y como el corazón no puede dejar de emitir esas arrítmicas expulsiones de sangre que se reflejan en lo rojo de mi rostro; analizo mis pasos que van perdiendo firmeza y que no saben si quieren caminar 20 kilómetros sin parar o tirarse en el suelo a descansar unos segundos; pienso que si fue buena idea renunciar a la posibilidad de trabajar toda la vida en mi cómoda oficia o si esto que estoy haciendo es lo que quiero hacer hasta que el aire deje de pasar por estos pulmones, mismos que gracias a mis decisiones han podido llegar a sentir el aire de muchos países y ya no sé cuántas ciudades.

 

Estoy viviendo el sueño de mi vida, lleno de luces, de cámaras, de entrevistas, de odiseas, de horas de rodaje, de viajes, de abrazos, de lágrimas, de experiencias nuevas día a día; estoy cumpliendo eso que me prometí un noviembre del 2014; estoy celebrando esta vida que me apasiona en cada momento; estoy cantando canciones todo el día; estoy amando a personas distintas cada mes. Obviamente soy demasiado afortunado y bendecido por todo esto, vivir en el filo me ha permitido llegar todos los días a una nueva parada. Siento miedo, dolor, angustia, tristeza, nostalgia, ira y todas esas cosas que pasan en mi son las que me hacen afirmar que elegí bien, pero también me gusta replantearme todos los días mis elecciones y ponderar si estoy haciendo bien las cosas, y al parecer, voy por buen camino.

 

No voy a negar que los últimos días he querido más que nunca la tranquilidad de mi hogar, la comida de mi madre y las palabras de mi papá; estos últimos días he pensado solamente en el instante en que esté en mi verdadera cama y pueda hacerme un ovillo y llorar y llorar y volver a llorar otro poquito, de felicidad, de orgullo, de rabia y al fin poder soltar el peso que llevo cargando, mismo que elegí, no me voy a hacer la victima aquí. Y una vez haya hecho todo eso, podré empezar de nuevo a cargar nuevos pesos, los cuales me darán material suficiente para poder escribir todas las semanas.

 

Jean Pierre

MI CUERPO

Es que es de hierro y una porción de plomo. Lo amo, lo admiro, lo venero, lo adoro y lo glorifico. Obviamente lo voy a mencionar y obviamente voy a decir todo el orgullo que siento por él. Mi instrumento para poder llevar a cabo esta serie de ideas extrañas que salen de mi cabeza; mi esclavo que no se inmuta ante tanto estimulo desmedido, hoy quiero rendirle un tributo a mi compañero de aventuras, al que me acompaña en la soledad y al que no me abandona cuando ha tenido todos los motivos para hacerlo.

 

En mi cuarto tengo muchas foros mías y cuadros sobre mí, (algo narcisista, lo sé), pero es que yo sé todo lo que he sudado y caminado para llegar a las cumbres mas imposibles pensadas antes para mí, y verlo realizado me hace llenar el pecho y quiero inmortalizar cada momento de mi vida. Soy supremamente consciente de quien soy y de lo que me ha costado cada paso dado y no tengo problema en resaltar todas mis cualidades porque en realidad admiro a ese Jean Pierre, lo admiro infinitamente y procuro amarlo todos los días desde todos sus ángulos.

 

En las últimas semanas he llevado al limite del cansancio a mi cuerpo, lo he hecho dormir poco, lo he hecho trabajar 24 horas seguidas, lo he obligado a comer cuando se puede, lo he sometido a temperaturas agresivas y lo he puesto a actuar de muchas formas y el condenado no se queja, de vez en cuando dice que le duelen un poco los hombros, pero de resto sigue ahí, firme, caminando mil kilómetros diarios como está acostumbrado; ahí sigue dándolo todo sin importar el horario, el clima, el hambre o el dolor; ahí se mantiene como el faro que cuida al barco en medio de la tormenta; ahí sigue sumando victorias y conquistando batallas; ahí sigue hablando con la voz fuerte y dando mensajes claros; ahí sigue repartiendo amor y caricias, consolando y cuidando a su manada.

 

Hoy puedo sentarme a escribir sobre este cuerpo que amo y maltrato constantemente, intentando comer sanamente cuando se puede, estirándolo para mantener esa linda flexibilidad que aún conserva; aquí estoy luego de haber podido dormir plácidamente por fin más de 8 horas seguidas y agradeciéndole por darme tanto y por recibir tan poco; hoy aquí le pido perdón por todo lo malo y lastimosamente me toca decirle que este descanso es temporal, porque lo conozco tan bien, que sé que ya está listo para el round que viene al finalizar este día.

 

Jean Pierre

PRIVILEGIO

¿Nos nubla la vista y el panorama ser privilegiados? Me pregunto a diario esto, y mis respuestas tienden a ser confusas y extrañas, pero hay algo real, y es que, en la mayoría de opciones en el espectro, la respuesta es un rotundo sí, pero ¿por qué juzgar a quien no tuvo las necesidades que tuve yo o las que han tenido millones más? No es fácil poder opinar de esto sin ponerme de mi lado y de los míos, pero también quiero ser empático y buscar la imparcialidad en este tema del que ya empecé a hablar hace 99 palabras.

 

No es obligación ponerme en los zapatos del otro, es algo más desde la moral y eso extraño que se mueve en el corazón, también es desde la lógica y el raciocinio. Que gran miedo debe ser no vivir con lo que he vivido siempre (hablando de términos adquisitivos), porque si pudiéramos cambiar el no tener nada de un día a otro, sería un gran placer, y supongo que perder todo en un instante debe ser un trauma para la eternidad. Y aquí la cuestión, el que siempre ha tenido vive con miedo a perder y si no perder implica que todos a su alrededor sufran, pues en cierta medida aceptará eso como norma de vida.

 

También entiendo que hay personas que no saben qué es aguantar hambre, bañarse con agua muy fría o no tenerla; hay muchas personas que nunca en su vida han tenido que adaptarse a las mil formas de supervivencia que implica nacer en esta parte del mundo; hay muchos que no han experimentado los conflictos de no llegar a fin de mes con una familia a cuestas, rodeado de indiferencia, desigualdad e indignidad. Y no es culpa de ellos, que bien que su patrimonio pudo pasar de una mano a otra en la historia, o que bien que sus padres lograron crear algo para el futuro suyo, entonces obvio no es culpa de nadie nacer en medio del privilegio, pero sí es responsabilidad de cada quien educarse para entender que no todos gozamos de los mismos beneficios y que la vida en cada casa funciona de una forma muy diferente a como “funciona” en la nuestra.

 

Hay distintos privilegios y en cierta manera todos alcanzamos a tener alguno de ellos, pero si de pronto quien me lee aún no entiende cuales tiene, aquí puedo enumerar algunos, y no para sentirse mal o renunciar a ellos, sino para ser conscientes que aquello que otros no tienen o no logran tener tiene que ver con muchos factores y entonces así poder generar algo de empatía que tanto le hace falta a este mundo veloz. Somos privilegiados cuando no dudan de nosotros porque nuestra piel es más clara que la de otros; somos privilegiados cuando podemos comer por lo menos 3 veces al día o por lo menos comer algo en el transcurso del mismo; tenemos privilegio cuando por aquello que podemos pagar tenemos acceso más rápido al doctor, al restaurante y muchas más cosas que pasan por encima de los demás; somos privilegiados cuando el agua no se cuela por el techo mientras el suelo está lleno de cubetas; somos  privilegiados cuando podemos decidir a donde ir cada fin de semana sin pensar en los problemas que ello pueda traer.

 

Yo no estoy intentando hablar de bandos de buenos y malos, no estoy queriendo dividir, sólo estoy intentando invitar a la reflexión; al saber que las cosas que decimos desconociendo las realidades lastiman y que las acciones que tomamos, muchas veces, cuestan salud mental, dolores y la misma vida.

 

Jean Pierre

MERECER

Últimamente me persigue mucho esa palabra “merecer” y me genera tantas emociones e ideas que no sé por dónde abordarla, es que me hace mucho ruido como a dedo podemos decidir quién es meritorio de cosas gigantes y de otras repugnantes; asumimos que el ser humano merece tanto sólo por lo que vemos y desconociendo por completo todo lo que este tiene en su cabeza. Obviamente hay conductas castigables y a las que llamamos merecidas, esas que sabemos van directo a la moral y las reglas sociales, pero en este escrito quiero ir un poco más allá de la percepción lógica del común y quiero intentar hablar de las razones que encontramos de lo meritorio en cuanto a lo que suponemos.

 

“Es que no te mereces a esa persona”, “mereces lo mejor del mundo”, “tu puedes aspirar algo mejor porque lo mereces”, “no mereces esa recompensa”, “no me mereces”. Claramente estas afirmaciones tienen su origen en lo estético, el ego y en muchas discriminaciones más. ¿qué hace tan importante a una persona para merecer cosas buenas y a otras cosas malas? Gran parte de las veces sabemos a plenitud quienes somos, y de esa forma sabemos cuáles pueden ser nuestras aspiraciones, pero en una gran mayoría ese creer saber qué somos nos lleva más allá del límite del ego y pretendemos elegir y desechar todo aquello que no sea como queremos, desconociendo en absoluto qué ha vivido el otro para estar en ese punto de su vida.

 

El párrafo anterior se refería un poco más a las personas con otras personas, es que siento lo meritorio como una competencia de quien es mejor para poder llegar a eso bueno, pero ¿Qué nos hace el mejor?, ¿por qué competir? Y son cuestionamientos muy amplios porque no existen alguien mejor que todos en todo, y si lo hubiera ¿Cuál es la necesidad de resaltar eso?, ¿para qué seguir alimentando eso? Son más las preguntas que las respuestas, aquí me estoy solamente cuestionando por qué alguien que no me conoce y no conoce todo mi proceso se atreve a decir que no merezco algo o por qué ese que sí me conoce se atreve a enaltecerme tanto que diga que merezco más, como si yo fuera más que otros.

 

Estas costumbres de premiar algunos aspectos nos llevan a esa superioridad moral de juzgar, lastimar, ofender, agredir y también nos pone felices, nos impulsa, nos motiva a hacer otras cosas. No es que tenga alguna rabia contra el mérito, pero si me cuestiono las necesidades del ser humano de hacer cosas para buscar eso. Siento que lo que tenemos, positivo y negativo, es la respuesta a lo que hacemos día con día (de alguna forma), pero también un el resultado de un estado fallido, de la desigualdad y de la falta de oportunidades para poder estar todos a la par. ¿Merecer qué?

 

Jean Pierre

MI EQUIPO

¿Cómo empezar este texto sin romperme en pedazos?, llevamos meses trabajando, hombro a hombro, lagrima a lagrima, sudor con sudor; soñando con hacer el proyecto más importante de nuestras vidas; llevamos meses construyendo algo que nos hará grande a todos; llevamos construyendo con la esperanza una carretera pavimentada, pero que antes estaba plagada de pozos con profundidades descomunales; estamos llevando a nuestra almohada el anhelo de amanecer con todo resuelto para poder darle rienda suelta a este monstruo gigantesco, que afortunadamente, aún podemos dominar.

 

Hace 5 años nació la idea de hacer una película, y estamos a 5 días de empezar a rodar, ¡wow!, que loco ha sido todo este proceso. Ha sido increíble lo que hemos logrado y lo que hemos sufrido. Puedo afirmar que ellos están más locos que yo por seguirme la corriente y subirse a este barco que navega en aguas diáfanas y oscuras al mismo tiempo. Hoy quiero rendirle tributo a mi equipo, a mi manada, a mi tribu, a mis colegas, mis hermanos, mi todo en este momento; hoy quiero resaltar la calidad humana tan perfecta que conforma esta amalgama de almas; hoy quiero aplaudir y gritarles a los ojos que los amo y que sin ellos yo no podría soñar de la forma en que lo hago, por ellos estoy trabajando 18 horas diarias sin parar; por ellos estoy intentando que el estómago no se haga un agujero negro gigante que a veces quiere consumirme por el miedo; por ellos puedo decir que mañana se hará algo a cierta hora y en otro momento pasará otra situación; hoy quiero brindar por cada uno de ellos que decidió renunciar a su cotidianidad por irse a explorar esta aventura que pide a gritos ser explorada.

 

¿qué si tengo miedo? Obviamente, estoy cagandome encima, y me fascina, que gran elección hice en mi vida al querer ser artista para siempre, porque estas sensaciones solo las tenemos los que queremos tener un día distinto en cada amanecer. Unos llegan, otros ya estaban, algunos recién empiezan, pero todos vamos hacia la misma luz, la misma dirección, cada uno con personalidades y genios distintos; cada uno con una forma particular de hacer las cosas; cada uno en su estilo único y propio. Todos aportando toneladas de pasión y entrega, en todas las áreas, los actores, el equipo técnico, la producción y aquí humildemente el director.

 

Es casi media noche, llevo demasiadas horas fuera de casa, caminando bajo el sol, recorriendo kilómetros buscando cosas, haciendo llamadas, teniendo reuniones, intentando recordar que debo comer; mi cuerpo es un manojo de emociones y sensaciones que ya no logro diferenciar entre el sueño, el cansancio y la felicidad. Y nada de esto físico me importa, tengo el espíritu fuerte, invicto, los deseos más vivos que nunca; tengo el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal; tengo varias lagrimas atoradas que se cuelan de a poco en la soledad; tengo una voz fuerte y firme que no tiembla para reconocer la belleza de los demás y tengo algo que nadie jamás podrá tener, a mi equipo.

 

Jean Pierre 

AUTOPERCEPCIÓN

Es curiosa la forma en que percibimos lo que somos, y es curioso porque he podido notar que tenemos una idea demasiado alejada de lo que en realidad logramos ser, me atrevo a decir que quizá nos referimos a nosotros como lo que queremos ser, a lo que soñamos y esperamos lograr, pero no a lo que en el momento estamos contando a la lectura de las masas. Otra cosa que se me ocurre es que sí somos como lo pensamos, pero no logramos transmitirlo, es como un cortocircuito entre lo que hay en la mente y lo que sale de los poros.

 

Una razón que encuentro a esta desconexión de lo que somos y lo que creemos ser, es que no estamos reconciliados con aquello que decimos no nos representa, pero que definitivamente el mundo puede percibir. Y no estamos reconciliados con ello porque le tememos, le huimos, queremos esconderlo debajo de la cama, o en el armario…; esa enorme enemistad que hay entre ese “yo no soy” y el reflejo a la humanidad, es la causante de no asumir los errores y justificarse con demasiadas razones ante la acusación de lo evidente.

 

La autopercepción real solo se logra “plenamente” cuando nos permitimos decir a viva voz que tenemos errores, que hay imperfección en nuestra existencia; lo logramos cuando asumimos que nuestra forma de reaccionar a algo es nuestra decisión y no con un “me desconocí”; lograremos eso cuando podamos perder una discusión en la ducha mientras creamos escenarios irreales en los cuales salimos vencedores y victoriosos; la autopercepción acertada llega cuando en serio conocemos lo que somos y no barremos toda la casa y escondemos la basura bajo el tapete, como si quisiéramos solo mostrar lo lindo y claro, pero no confrontando el monstruo y no solo confrontarlo, también hay que presentarlo a la sociedad, dejarlo ver y asesinarlo con cambios reales y no fingiendo que no lo vemos y por ende los demás tampoco.

 

Somos lo que construimos, cada uno al leer esto sabrá si sentirá satisfacción o un miedo gigante al entenderlo. Y es bueno comprender que lo que hemos edificado en el trayecto de nuestros años tiene todos los trasfondos posibles, obviamente hay cosas positivas y otras no tanto; obviamente tenemos una manera de hacer las rutinas distintas a otros; obviamente hemos adquirido mañas y estructuras que pueden conflictuarse con las mañas y estructuras de otras personas y todo esto es lo que nos hace ser nosotros, con cualidades y mil cagadas, no mostremos solo lo que brilla y no pretendamos que en nosotros no habita la oscuridad, porque es ahí donde podemos dialogar tranquilamente con quien estamos aspirando  ser.

 

Jean Pierre 

LOS OJOS DE BAUTI

Que poder tan grande atrapan las miradas, no hay mayor carta de presentación que unos ojos. Arma de doble filo, al fin y al cabo, porque algunos logran desnudar su ser sin querer ante aquel que interpreta esas miradas y porque también logra esconder todo aquello que no queremos que los otros sepan, pero por más que lo intentemos, lo único que no miente en un ser humano, es la mirada. Bueno, para mí, digo, porque soy un adicto a mirar a los ojos y me obsesioné con leer a todo mundo a través de la forma en que observa todo a su alrededor, me convertí en alguien que toma decisiones, se aísla o emprende el viaje de la vida, solo con estar fijamente en las pupilas de alguien.

 

Me he equivocado un par de veces, no lo voy a negar, hay ojos que aún logran mentir muy bien, pero de a pocos voy puliendo esa habilidad de conectar con un par de retinas que quieren ser leídas, consciente o inconscientemente. Y entonces en los últimos años me he logrado enamorar miles de veces de miradas que gritan abrazos, que suplican por amor; he encontrado miradas que piden auxilio y calor; he visto en tantas partes el sol reflejado en unas pupilas que se expanden de felicidad al verlo; me he enamorado de un par de ojos azules; me he derretido en unos ojos almendrados; he visto lo profundo del océano en unos ojos muy negros; he visto la belleza de todo un rostro en unas pestañas que adornan; he visto la luz que sale de alguien cuando consigue lo que quiere y esa misma luz me ha guiado el camino que a veces quiero cruzar en la oscuridad.

 

Una noche común le pedí al universo una señal respecto a todo lo que estoy haciendo, y entonces aparecen esos ojos perfectos y redondos que van acompañados de una sonrisa gigante y una voz de terciopelo, diciendo que me ama y que sigamos adelante porque todo va a salir bien, que confía en mí y en mis acciones. Los ojos de Bauti son la respuesta que siempre busco cuando no encuentro paz en mi cabeza o mis ideas están muy desorganizadas, esos ojos que no puedo concentrarme al mirarlo mientras hablamos y que acto seguido a cada palabra debo decirle que amo como mira y que necesito apretarle la mejilla y que si pudiera me le comería un ojo.

 

Los ojos de Bauti, de Emir, de Nayla, de Agustín, de Walter, de Gigi, de Javi, de Dani y de todos los que caminan este camino empedrado conmigo son bastón de agarre para sujetarme de la siguiente roca. Los ojos que miran directamente a otros ojos llenos de esperanza son los que me motivan a seguir soñando; los ojos que observan el océano como si fuera algo nuevo son los que me motivan a querer atravesar todas las montañas; los ojos que no tienen miedo a mirar con deseo son los que me impulsan a fundirme en otros cuerpos; los ojos que gritan amor son los que quiero que me amen siempre.

 

Jean Pierre

OLOR A AMOR

Yo sé a qué huele el amor, estoy completamente seguro que puedo diferenciarlo y reconocerlo cuando penetra mi nariz. Yo sé a qué huele y voy a revelar mi formula química para aquellos pocos privilegiados que me leen, quizá más adelante cuando tenga un grupo de lectura muy amplio este secreto le pertenezca al mundo, pero no me importa, sólo quiero compartirlo. También sé que todos lo sabemos, solamente que algunos no se han dado cuenta que es eso el amor. Tengo que adelantar que no es uno solo, sino muchos aromas los que componen esto.

 

Hace poco cuando abracé a alguien a quien estoy seguro amo demasiado, le dije que la única forma de poder describir lo que me transmitía era eso, amor. Y entonces ya sé que esos olores me los han dado muchos, y cuando algo parecido atraviesa mis fosas nasales, me lleva a aquel momento donde sentí amor. Entonces el amor huele a la mezcla del sudor de un cuerpo medio dormido con el de un perfume del cual no quiero saber su nombre; el amor huele al cabello sucio que se aplasta en la cara de quien da o recibe un beso; también puedo decir que el amor huele a patas y axilas; a veces huele a un río que cae con tanta fuerza que sus partículas se quedan en mi rostro mientras grito como un niño; el amor huele a la boca de alguien cuando recién se levanta justo al otro lado de la cama, o a veces sobre el cuerpo; el amor huele a hierro, porque cuando pongo mi cabeza al lado de su pecho y escucho el palpitar de sus latidos también puedo oler esa sangre circulando por cada vena.

 

Otras veces he sentido rabia por los gases que emana alguien de su boca, pero de una u otra forma ese fétido olor también es el amor, quizá seamos muy estúpidos para justificar que esas muestras de confianza son por la relación directa de amar, ¡entonces soy re estúpido! Los olores de lo habitual, del día a día, de lo simple y lo común, son, para mí, la definición del amor. Es que no vas por la calle abrazando personas; no existes por ahí sudoroso mientras unos labios se estrellan contra eso; no exhalamos todo nuestro hedor apropósito delante de quien no nos genera comodidad; no se despierta con personas distintas en las mañanas, siempre son las mismas.

 

A lo que voy, olemos y sentimos el olor del otro en lo más profundo de la intimidad, ahí donde nos reímos y donde gritamos de desagrado; en esos espacios donde somos nosotros es donde está el amor, impregnado en las cosas que agarramos, en los vasos que sujetamos, en las pieles que acariciamos, en la ropa que nos quitamos, en la comida que cocinamos y posteriormente desechamos. Entonces, podemos decir, que el amor huele a todos los días.

 

Jean Pierre 

COPA DE VINO

El vino, el mate y el café son los perfectos acompañantes de la soledad y las multitudes; rellenadores de espacios vacíos, de silencios ruidosos y son los mejores a la hora de contemplar la belleza del arte. No sé cómo explicar esas sensaciones extrañas que te hacen querer alzar la copa de vino y brindar fuerte por nosotros, por la salud, por el logro alcanzado, por lo que duele, por lo que se fue y por los objetivos a perseguir. Que hermoso llegar a la reunión aquella con una botella llena de uva para acompañar la mesa esa atiborrada de charlas, risas, chistes y uno que otro chisme. Ay querido vino, que grande que sos al cumplir tu tarea con éxito todas las veces.

 

Creo que ya quedó claro que tengo en el alma 3 nacionalidades y en la segunda de ellas, la argentina, he encontrado lo sagrado que puede llegar a ser compartir una copa, que a veces se puede mezclar con otras cosas, cosas que para los más conservadores es una aberración y para los más osados, el paraíso en el paladar. Es una sensación demasiado fuerte el llegar a brindar con los míos en cada encuentro, la sangre me hierve y en cada salud siento que quiero devorar los cachetes de mi gente mientras los miro a los ojos y les agradezco por vez numero mil que los amo y que agradezco a Dios por su existencia.

 

Mi familia entrerriana, los Quiñones-Gavini-Zaccaro, tienen como tradición juntarse los domingos a almorzar, ahí gritamos todos juntos a la vez para intentar comunicarnos, se presentan a los pretendientes, se pelea un poco, se canta con esa guitarra que no falla; en esa mesa arreglamos el país, respondemos varias veces la misma pregunta a la abuela, le sacamos el cuero al que está y al que no; en esa sagrada mesa se habla de la semana, de los planes, de las añoranzas, de las frustraciones, de los ideales y de las expectativas; ahí brindamos con vino y unas copas que se cuidan con la vida, aunque hace poco puse mi vida en riesgo al quebrar una. En fin, esta tradición de juntarnos alrededor de la comida, la vida y una buena copa, me da la vida, me dan ganas de hacer interminable esos momentos y cantar hasta que la garganta sangre, no me importa perderla si de gritar la vida se trata.

 

Otras veces en la cena logramos descorchar una botella sin motivo alguno, pero esa sensación de ir a la cama con la sangre un poco alterada es muy linda. Siento que no es el vino, ni la botella, ni la copa, ni lo que genera en mi cuerpo lo que me hacen sentir tantas cosas, son los motivos, las razones y las circunstancias las que elevan mi alma a ese estado infinito de éxtasis. Aquí me siento amado, siento que pertenezco; soy parte de la tribu y la manada; aquí siento como los abrazos que se separar de mí se llevan una parte del cuerpo y que sólo logra armarse hasta el nuevo encuentro. Suena a chamuyo, pero el instante en que dejamos de vernos, ya los extraño.

 

Jean Pierre

LA ASTROLOGÍA COMO EXCUSA PARA JUSTIFICAR CONDUCTAS DE MIERDA

Llevo 15 años formándome en todo lo relacionado a la astrología, desde muchos ámbitos y desde demasiadas perspectivas. Me siento con mucha autoridad para hablar de este tema, pues lo conozco a detalle y sé muy bien la interpretación de mapas astrales y demás y hoy, quiero darle la razón a los no creyentes; hoy me pongo de lado de los que aborrecen y menosprecian todo el conocimiento que se ha ido formando en torno a esto durante milenios.

 

En la última década la astrología ha crecido de una forma increíble; cada vez hay más personas que saben del tema y cada día sabemos más de las cualidades y capacidades humanas a través del estudio de la influencia de planetas, estrellas y constelaciones sobre las conductas de los habitantes de este planeta en el que decidimos vivir. Pasamos de considerar este estudio como algo satánico y de lo oculto, a buscar las relaciones entre personas, la toma de decisiones, el inicio de proyectos y ciclos; hemos podido entender porque pasan ciertas cosas en nosotros en determinados momentos del año y hasta hemos planeado el nacimiento de hijos según los elementos que queremos sean parte de la edificación de ese ser.

 

Algunos se han atrevido a llamarla “La ciencia más exacta”, para otros es solo manipulación a través de patrones psicológicos; otros sienten que su carta astral es el camino que deben seguir del inicio de la vida hasta el final y para muchos más, esto no es más que otra secta religiosa, solo que con distintos dioses y distintos dogmas. Hoy quiero hablar de cómo las personas no afrontamos nuestras realidades y preferimos culpar a otros de nuestras acciones, a otros o al universo mismo y hay cierta realidad en esto, desde mi perspectiva y desde lo que he estudiado sí hay una influencia y sí hay mil cosas de la personalidad que va directamente relacionado con el día y la hora en que nacimos, el lugar, la estación del año, el punto cardinal, la posición de la luna en ese momento, etc. La cuestión aquí es que hay un gigantesca mal interpretación de estos aspectos para el beneficio de nuestras conductas tan cuestionables.  No es culpa de Acuario que seas impuntual, no es culpa de Escorpión que tengas un genio que no lo aguantás vos mismo, no es culpa de la luna llena en Piscis que tengas que hacer sentir a los demás tus emociones no trabajadas en terapia, no es culpa de Aries que tengás sed de venganza y que querás hacerle daño al que está al lado tuyo.

 

Es que me da ira cuando alguien dice que hace algo en su diario vivir porque es de determinado signo ¿qué culpa tiene la astrología que no respetes el tiempo de los demás?, ¿Qué responsabilidad tienen los planetas de tu falta de empatía y cuidado con el otro?, ¿por qué el universo tiene que hacerse cargo que no sepás hablar con tacto? No podemos ir por la vida validando conductas irrespetuosas porqué alguien decidió nacer el 21 de marzo a las 8:30 de la mañana, ¿Quién me devuelve el tiempo perdido?, ¿Quién me quita el corazón roto porque me agredieron verbalmente?, ¿voy y le grito al sol que deje de afectar la estabilidad emocional del pelotudo que no supo manejar su carácter?, ¿le digo a alguna constelación que por favor deje de parir personas impuntuales?

 

Como un gran conocedor del tema me atrevo a decir todo esto, la astrología busca que nos conozcamos, que sepamos a que somos propensos y que cosas podrían estar en nuestro favor o en contra para potencializarlas o eliminarlas; si te digo que sos propenso a sufrir del azúcar no te vas a beber gaseosas todo el día; si te digo que tenés habilidad para las manualidades es para que lo fortalezcas y si te digo que sos un signo ansioso no es para que le digas a todo el mundo que tus acciones son porque naciste en esa fecha, es para que puedas modificar conductas, ir a terapia, saber hacer y decir las cosas; si te digo todo lo que es tu signo no te escudés en él para hacerle daño al otro y no lo vuelvas tu argumento para tener una conducta de mierda.

 

Jean Pierre

JURADO

Muchos de los textos que escribo van dedicados en especial a alguien o algún grupo puntual, y con esto muchos de mis amigos me responden pidiendo que también se les dedique unas cuantas letras; entonces yo aprovecho y ese escrito me hace recordar demasiadas cosas y termino escribiendo para todo, con alguna reflexión o algún mensaje de algo vivido. El texto de hoy nace como un juramento y aprovechando el apellido de quien inspira este texto, el título y gran parte del contenido son para él.

 

Muchos capítulos de mi vida los he dado por cerrados, he sentido gran parte de las veces que hay temas de los cuales ya no debo hablar y/o pensar; he caminado muchos kilómetros dejando en el anterior un pedazo de mi historia que no me gusta, o recuerdos que me lastiman, experiencias que prefiero no haber tenido, pero siempre que aparecen mis amigos del pasado, de ese pasado de más de 15 años, me replanteo si en realidad quise soltar eso, o sí solamente el frío del dolor por no poder volver a tener aquello me ha hecho pensar que esos momentos no son bienvenidos en mi corazón.

 

Hubo una época de mi vida de exceso de luz, de felicidad infinita, de una calma tempestuosa de la cual quise que fuera eterna y por mucho tiempo desee no conocer otra verdad que no fuera esa. Quizá he escrito mucho de este tema en forma de metáforas y pienso que el escribir me ha ayudado a liberar eso, pero no es tan cierto, quizá esa etapa no se ha ido de mí; quizá eso que una vez juré a la madrugada en medio de la lluvia bajo un árbol en un círculo y con los dedos un poco quemados, me sigue atando a este sentimiento que me pesa todos los días, y que al intentar volver a esos espacios mentalmente, solo llegan sonrisas a mi ser.

 

Juli es uno de esos amigos que me teletransporta a esas experiencias de mi vida que fueron tan perfectas y ha sido compañero de aventuras que al momento de contarlas no me las creen; ha sido el causante de infartos por tantas risas; también lo he odiado las veces que mirándome a los ojos me ha prometido que no escondió mi celular cuando claramente él lo hizo sin importarle las dos horas que estuve buscándolo con mucha rabia; hemos trabajado hombro a hombro por años en organizar eventos que han marcado otras vidas hasta la fecha y hoy mientras escribo todo esto sobre lo que hemos vivido, obviamente lo colateral de ello es el mover esos recuerdos que me abrazan a otras personas, a otras experiencias, a otros lugares, a otros brazos que abrazan igual de fuerte y a otras sonrisas igual de grandes a las suya.

 

Quiero concluir este escrito con dos ideas que se encuentran aquí reflejadas. Hay juramentos que salen de nuestra boca como si sólo estuviésemos dando cualquier cosa que decir; hemos jurado cosas porque otros nos han ensañado a hacer ese juramento y no vemos el verdadero significado de ello; hemos expuesto nuestra palabra y el valor que tenemos como personas sólo por hacer sentir bien a otro. En mi caso, mi palabra es mi honor, le he fallado muchas veces y quizá mi honor se ponga en duda un par de veces, pero otras tantas le he sido fiel a ella, y eso me ha llevado a traer de viaje conmigo a un montón de gente; he ido a visitar a otros a miles de kilómetros porque les prometí que estaría con ellos en esa fecha especial; he prometido olvidar y soltar y he anunciado con mi palabra como si de una premonición se tratará, el futuro que construyo todos los días. Hoy estoy cumpliéndole a mi amigo, Jurado.

 

Jean Pierre

13 DE FEBRERO

Una de las fechas más importantes en mi vida, desde mi nacimiento y el resto de la existencia, es importante para mí como lo es para mis hermanas, pues hoy celebramos el nacimiento de mi padre, el hombre que más puedo amar en este mundo y el único que amaré inclusive en otras vidas. Mi papá dice que a veces no encuentra las palabras para manifestar todas las emociones que siente y por momentos me pasa lo mismo, así que haré mi mayor esfuerzo para poder escribir esto con las suficientes palabras y que no se me escapen muchos detalles.

 

Ya sé que anteriormente he escrito sobre mis progenitores, pero quizá todo lo que haga en esta encarnación no sea suficiente para exaltar y reconocer el poder que ambos tienen y la grandeza que habita ahí. Mi papá es un hombre muy sensible, amoroso, respetuoso, cariñoso, apasionado, inteligente, sabio, paciente y sobre todas las cosas, es servicial; la forma en que él nos ha enseñado que el servicio es el mejor camino para crecer como personas, es la que nos ha llevado a ser los seres que somos. Uno de mis mayores deseos es ser padre y poder transmitir la educación de la forma en que el mío me educó, que hoy luego de tantos años, podemos decir que obtuvo buenos resultados con sus métodos.

 

Es una maquina ese hombre, pocas veces en la vida lo he visto cansado; nunca, nunca, jamás lo he visto rendirse ante nada, que gran ejemplo nos das en cada instante Orlando. Quizá la terquedad que llevo a todos lados no es más que la herencia en la sangre que me ha transmitido y que estoy seguro en él se llama persistencia. Siempre antes de irme de Colombia o de casa, procuro que sea luego de esta fecha para poder celebrar con todos en familia esta fecha tan necesaria para homenajear, pero este año no podía estar ahí presente y celebro a la distancia tu existencia y todo el amor que me llega hasta acá, que se te desborda por los poros y que contagia en cada fiesta donde las cervezas te dan el toque de soltura que necesitás.

 

Lo digo hoy, lo dije ayer y lo diré siempre, no somos nada de lo que somos (mis hermanas y yo) si no es por vos y mamá, gracias por tus abrazos que reparan lo que no dañaron, gracias por tus bendiciones cada día, que estoy seguro llegan a mí y me hacen caminar a diario con la paz y la tranquilidad necesaria; gracias por tus sacrificios y tus victorias; gracias por las lágrimas de orgullo que derramas cada que uno de tus hijos logra algo; gracias por apoyar hombro a hombro el trabajo que hacemos; gracias por inventar un mundo mejor para nosotros en el cual crecimos pensando que siempre Dios proveerá, y así lo ha hecho; gracias por darnos un hogar, gracias por vos ser el hogar.

 

Jean Pierre 

BET

Este texto no es más que una carta de amor, una carta al amor que desarrollamos hacia los que nos rodean y nos permiten ser y son con nosotros; un amor que no pretende nada más que compartir tiempo, espacio, momentos y sentimientos diversos; este texto va dedicado a mi hermano de sangre distinta, pero también a todos aquellos que de una u otra forma han llegado a ese mismo nivel de amistad.

Constantemente escribo sobre los que están conmigo, y siempre hablo de alguien distinto y es que la vida ha sido tan hermosa que siempre pone en mi camino gente perfecta, que amo y que estoy seguro me ama. Una vez leí que el que es amigo de todos no es amigo de nadie; que tristes almas que no han podido encontrar el placer y la dicha en forjar lazos indestructibles por donde quiera que pasen; que hermoso que es poder volver siempre a unos brazos que esperan abiertos y a unos labios dispuestos a compartir todo lo que pueda salir de ahí.

 

El protagonista de este escrito se llama Agustín, pero también queda perfecto poner otros nombres, para mí y para quien lea. En los últimos días Agu se ha convertido en mi entrenador, mi confidente, mi amigo, mi cómplice, mi partner, mi testigo y alcahueta; se ha vuelto mi diario convivir y su ausencia me pesa más que todo lo que me pone a cargar en el gimnasio. El año pasado sus ojos me derritieron y lo invité a protagonizar conmigo una película y aceptó, desde entonces no hemos parado de hablar. Mientras estuve en Colombia y él en Argentina, hablábamos seguido y organizábamos todo, ahora que estamos juntos, ensayamos a diario y ese contacto constante nos he llevado a construir todo lo mencionado anteriormente. Hemos establecido rutinas y entablamos conversaciones privadas que se encargan de reafirmar que el universo no se equivocó en ponernos uno en frente del otro; el tiempo compartido nos está preparando para 7 extensas semanas de rodaje y siento yo, que sobreviviremos el uno al otro.

 

Agustín se une a mi infinita lista de familia de la carretera, esa familia que crece y crece y deseo siga siendo así. Somos conscientes que todo este tiempo uno al lado del otro acabará y por eso entendemos que estos millones de segundos que nos quedan juntos son solo unas pocas horas en el profundo universo y vamos a hacer que valga la pena todo lo que estamos construyendo. En un año que mire mis recuerdos en las redes sociales, encontraré este texto y para ese entonces cada uno tendrá oficialmente más de 30 años, habremos grabado una película, habremos estado en dos países juntos, habremos tenido unas cuantas peleas y nos habremos dado aproximadamente un millón de abrazos; para ese momento quizá nuestra vida haya cambiado drásticamente y tendremos cada uno dentro la cultura del otro; cuando el tiempo pase, nosotros pasaremos con él y perduraremos en la eternidad.

 

Jean Pierre

¡QUE VIVA!

Que importante reconocer nuestras diferencias que nos hacen sobrevivientes de esta vida turbulenta y agreste. Somos la mayoría aquellos que hemos sobrevivido a la tempestad de los cuestionamientos sociales y culturales; somos un porcentaje enorme los que no somos parte del molde y las formas, colores y texturas que no se adaptan a nuestra silueta; somos tantos los que decidimos cambiar el rumbo que ahora lo distinto es lo que en algún momento fue la norma; somos millones de desplazados de lo ideal y somos distintos por elección, no por presión.

 

Siglos de tortura y exclusión por como hablamos, nuestros colores, nuestros gustos, el origen de nuestra sangre y la forma de nuestros ojos. Obviamente no puedo afirmar que esto ha terminado, quizá nunca pase, pero ahora somos más valientes, nuestro cuero es más duro, nuestro pensamiento más inquebrantable y nuestro valor de hierro. Es momento de gritar por todos aquellos que han sido silenciados y por esos que no han encontrado el poder retumbante de sus voces silenciadas por las armas, la desigualdad, la ignorancia, la falta de empatía y el egoísmo.

 

Es momento de decir ¡QUE VIVA! La diferencia que nos une, que viva lo que sufrimos, que viva lo que lloramos, que viva el que no puede vivir, que viva el pensamiento diferente, que viva aquel que camina en contra del sendero, que viva el raro, que viva la loca, que viva el amor libre, que viva la persona que no teme a mostrarse tal como es, que viva el que baila bajo la lluvia, que viva el que llora por todo, que viva la que disfruta su vida, que viva todo el que no quiera vivir y ese que quiere vivir y no sabe cómo hacerlo.

 

¡QUE VIVAN! Los negros, los indígenas, las locas, las prostitutas, los trolos, los putos, las peluqueras, las maricas, las tortas, los extraños, los del cabello desordenado; que vivan los enfermos, los desahuciados, los hambrientos, los que hablan duro; que vivan los que abrazan fuerte y estremecen con sus palabras; que vivan las revoluciones, los ignorados, los que cantan hasta perder la garganta; que vivan las luchas sociales, las protestas, los pobres, los olvidados; que viva mi familia, que vivan los que no han experimentado el amor; que vivan las culturas presionadas y empujadas al olvido; que viva el fuego y la lluvia; que viva nuestra inmensidad; que viva Latinoamérica; que viva México; que viva la Argentina; que viva Colombia y que viva Cali, HIJUEPUTA.

 

Jean Pierre

EL TIEMPO

Ese que supuestamente no tenemos, ese que tiramos en el suelo, ese que buscamos encontrar en lo distante de los cuerpos, ese mismo que se usa de justificación para no abordar una confrontación o el asumir unas palabras, sobre él quiero hablar hoy. Procuro ser una persona de tiempo de calidad, buscando los espacios perfectos para darle todo mi presente a quienes están a mi lado y a veces en nuestro egoísmo buscamos esa reciprocidad que pocas veces llega. Durante todos mis pasos he llevado como bandera que no existe tal cosa como la falta de tiempo, más bien no hay buena distribución y administración de los segundos; aprendimos que es mejor inventar todo tipo de palabras para no encontrar el momento en que dos tiempos puedan cruzarse.

 

Me siento muy culpable de todas las veces que lo he desperdiciado, quizá en días como hoy me vuelvo reflexivo de los porqué y de todo lo perdido en cosas que no lo merecían o quizá no eran dignas de tanto tiempo. Hemos sobrellevado esta palabra a otras instancias de nuestra vida y vamos permitiéndonos decir con la boca llena que 24 horas no son suficientes para una despedida cálida o para una respuesta precisa; es mentira y siempre lo será, este universo basto de minutos nos desmiente en el instante en que salen de nuestros labios todas esas excusas sin fundamento más allá del emocional.

 

He atravesado miles de kilómetros muchas veces sólo para llevar un mensaje importante; otros han viajado a extremos para abrazarme en mi cumpleaños. Afortunadamente me he rodeado de miles que saben el valor de esa frase de cajón de “aprovechar el tiempo” pero también se han cruzado en mi camino otros tantos que no pueden atravesar 2 calles para dar un pésame. Yo creo que la respuesta es clara, el tiempo siempre está, siempre se puede, es infinito, es poderoso; nosotros decidimos que tan importante es la situación para asumir si podemos dedicarle la apreciación justa, de lo contrario simplemente será una razón más para abandonar.

 

Hemos perdido el tiempo caminando sin sentido, no visitando de la nada; lo hemos desparramado en distracciones que no aportan nada; hemos dormido más de la cuenta y hemos trasnochado pensando en escenarios que nunca sucederán. Somos expertos desperdiciando las cosas que realmente valen; somos los mejores aislándonos de quienes en realidad sienten nuestro sentir y somos los más grandes desagradecidos respecto al tiempo que le quitamos, hacemos perder y robamos a los demás.

 

Jean Pierre

ETAPA

Voy a suponer que no es fácil avanzar y quemar las etapas como se debe y por eso intentaré decir esto desde varios puntos de vista. Siento que gran parte de los problemas de las personas se ubican en la no debida vivencia de cada momento de la vida, algunos porque saltaron esas llamadas etapas y otros porque no las vivieron, y es que es demasiado importante poder ahondar en ellas como se debe, no es broma que debemos vivir nuestros procesos según nuestra edad, ojo, teniendo claro que hay cosas que pueden hacerse en cualquier momento de la vida, pero definitivamente hay muchas que tuvieron y/o tendrán su debido tiempo y es mejor fluir con ello y no interrumpirlo a propósito.

 

Científicamente se ha llegado a varios acuerdos respecto a que pasa por los seres humanos en cierto lapso de años en el proceso de la vida, que la infancia, pre y adolescencia; adultez temprana, adultez, tercera edad, en fin. A todos los momentos que comprenden ciertos desarrollos y aprendizajes en un periodo determinado, podemos llamarles etapas. Estas son vitales para afianzar aspectos mentales, motrices, lógicos, experimentales y todo lo que queramos sumarle. Hoy, luego de todo lo que veo a diario y procurando entender las circunstancias de cada uno, me atrevo a decir que necesitamos que las generaciones inmediatamente futuras puedan vivir cada cosa en su debido tiempo, sino seguiremos teniendo adultos que no saben cómo afrontar problemas emocionales, o jóvenes con problemas rítmicos y de coordinación; seguiremos viendo a personas muy adultas con otras muy jóvenes; seguiremos encontrando por ahí aquellos que no saben diferenciar de los peligros y otros que dejan ir las cosas buenas; mantendremos viendo aquellos que abandonan hogares y otros que no saben cómo sostener uno; veremos más adultos inútiles en actividades básicas para la funcionalidad diaria como especie. Y así podría pasar hablando todo el texto de las carencias que deja el no vivir nuestros momentos en donde deben ser.

 

Desgraciadamente gran mayoría de estos casos no son por elección propia, a muchas personas se les ha arrebatado la oportunidad de hacerse a sí mismas porque no han tenido otra posibilidad y deben trabajar muy jóvenes o sencillamente hay oportunidades que algunos no tienen debido a las condiciones sociales, económicas y todo aquello que influye directamente en el día a día de la humanidad, pero hay otra gran cantidad que si es consciente de lo que hace y de las repercusiones que puede tener. Empezar la sexualidad a temprana edad, las drogas, el alcohol y todo aquello que no está diseñado para un cuerpo muy joven, afecta directamente en el adulto que serán, afecta en las relaciones sociales y afectivas y por eso encontramos personas de treinta y tantos intentando vivir una infancia que no tuvieron (sabiendo separar las cosas infantiles y el niño interior que todos debemos tener). El acceso pronto o tardío de algo nos nubla y cuando queremos hacer parte de ello, en muchas ocasiones, es muy tarde.

 

Es triste ver jóvenes que su proceso entre el abandono de la infancia y la mayoría de edad ha sido destruido por todo lo que no debería estar ahí en ese instante; o también es deplorable toparse con personas mayores de 30 que no pueden tener una conversación en la cual se logre expresar todo sin que el otro no sepa cómo manejarlo o más bien, respetarlo y llegar a acuerdos en común y creamos o no, todo tiene que ver con las bases que sentamos en esas etapas vitales del desarrollo. No podemos pedirle a un niño que no llore y no haga escandalo; no podemos pedirle a un adolescente que sepa de ordenar sus pensamientos, pero podemos formarlos para que al crecer sí podamos exigirle que tenga un control y adecuada administración de todo eso.

 

Jean Pierre

TRES COSAS TE VOY A DECIR

Me atrevo a afirmar que los dos géneros que más le han aportado al enriquecimiento de la música global son el rock y la salsa, esta última será mi tema de hoy. Todos sabemos que sus orígenes son una mezcla de lo gringo, cubano, puertorriqueño y por ahí en esas zonas y que con el tiempo se expandió por todo el continente, llevando a que muchos países se animaran a tener sus propias orquestas y crear sus propias líneas con sus influencias y sus historias. Y de todo ese recorrido que hicieron estos sonidos, llegaron a Cali, retumbando con potencia y modificando para siempre nuestro ADN, nuestras costumbres, nuestra forma de movernos y nos adueñamos para siempre de ella, poco tiempo después, el mundo nos dio el título de “la capital mundial de la salsa” y definitivamente es un nombramiento al cual pretendemos hacerle honor desde hace más de 50 años.

 

La salsa pasó a convertirse en un sentimiento, una filosofía y una deidad para todos los que habitamos estas tierras. Y es que no hay nada que pase por aquí que no tenga que ver con ella, la salsa nos llevó a crear nuestro propio estilo de bailar; nuestros propios ritmos y sonidos; nos llevó inclusive a cambiar la velocidad de reproducción porque esos pies que botan candela eran muy rápidos para la forma en que sonaba la música en la época en que llegó; también la salsa fue creando una historia entre la idiosincrasia caleña y sus letras llenas de nostalgia y melodías atiborradas de vida, creando un significado distinto a la forma en que se expresan los dolores, como si nos invitara a bailar para curar el alma.

 

Es curioso ver el fenómeno que a continuación explico y que solo lo he podido ver en esta ciudad; y es que Cali es un lugar lleno de diversidad, donde hay muchas tribus urbanas y diferentes manifestaciones culturales que se expresan en la forma de vestir, comportarse y hablar; es normal ver diferentes estilos por las calles, desde los que usan la imagen de lo urbano para vestirse, los rockeros, punkeros, hasta los que van de corbata, o con muchos colores en sus prendas y a todos nos atraviesa la salsa; de todos nosotros se apodera. A veces es divertido ver como aquel con su cabello largo y botas hasta las rodillas y vestido de negro hasta en los ojos, mueve su cuerpo a ritmo de una canción bien aletosa, o aquel con sus prendas anchas, gorra y una mirada intimidante, apretar a su pareja en una sola baldosa bailando cobado. En otras partes he notado que las personas se casan con su género y el vestirse de alguna manera representa ese sentimiento, pero aquí es distinto, repito, esa nostalgia nos toca a todos, a cada uno desviste y nos arropa con esos sonidos profundos y voces potentes.

 

Es que no sé cómo explicar lo que se siente el retumbar de las trompetas, o el ritmo del piano, o esos golpes con la campana, o las palmas de todos haciendo la clave. Como decía al comienzo, es una especie de deidad porque le hacemos monumentos; cada tanto hay fiestas en torno a ella; le componemos frases y refranes; de vez en cuando nace un nuevo mesías que la represente de forma magistral; la recordamos en momentos de dicha extrema o de dolor profundo. La salsa es el hilo conductor de todo lo que sucede y sucederá en esta ciudad que pide a gritos que le suban el volumen mientras suena “la vamo´ a tumbar” o esa misma que llora mientras se desgarra la garganta gritando que “Cali es Cali, señoras, señores, lo demás es loma”.

 

Bendecidos, afortunados, los favoritos de Dios, los elegidos o como sea que podamos llamarle a este sentimiento; el ritmo que se lleva en la sangre y se refleja en los pies nos ha permitido formar una identidad única, que baila bajo la lluvia, que le dice a las penas que se vayan mientras las manos se elevan; esta música nos permite hacer catarsis mientras damos mil vueltas en una canción que explota esa percusión. La satisfacción de poder encontrar una letra para cada situación de la vida y poderla volver un ritual, es algo que solo quienes lo vivimos a diario podemos contar, solamente a los que la salsa nos alborota.

 

Jean Pierre

ESCAMPAR

He notado un profundo odio hacia la forma en que todos hablamos, en este texto tomaré el español, pero se puede aplicar perfectamente a cualquier idioma; hace unos 4 años sentía que ese odio era solo hacia quienes querían ponerle neutralidad a las palabras que se refieren a género y demás, pero ahora puedo afirmar que no es sólo a eso, también lo es a los acentos, a las palabras nuevas, a las regiones y a todo lo que sea distinto a lo que hemos creado como norma en nuestro círculo social y que se ve reflejado directamente a través de la comunicación. A los seres humanos nos cuesta entender que estamos constantemente evolucionando y con nosotros todo lo que nos rodea, y como todo cambio, no es fácil aceptarlo, hay confusión, desinformación, rabia por sacarnos de la comodidad, represalias y en algún momento, a veces lejano, llega la aceptación. Los idiomas son seres vivos y como tales están en constante cambio, sensibles a todo lo que lo influye, el ambiente, el clima, los niveles socioeconómicos, la accesibilidad a la formación, la alegría y los secretos; este ser vivo, como todos los demás, es perceptible y entiende que si quiere sobrevivir debe convertirse en la especie más fuerte, mutando y adaptándose, quiera o no.

 

Hace un tiempo estaba con unos amigos en México y llovía muy fuerte, les dije que esperáramos a que escampara para poder salir y uno de ellos me preguntó que qué era “escampar” y la barbilla se me descolgó hasta el suelo al darme cuenta que no en todos los países hispanoparlantes usamos esa palabra para referirnos al cese de la lluvia. Con ese ejemplo tengo millones más de cómo, incluso dentro de nuestro propio idioma, tenemos tantas diferencias, tantas formas y tantos colores que a veces es extraño comunicarnos entre nosotros mismos, creyendo que hablamos el mismo idioma, pero en otro país eso que decimos puede que no exista o que signifique algo distinto a lo que hemos hablado. Antes sentía rabia porque ¿cómo es posible que en todas partes no hablen como lo hacemos en mi ciudad? Que egoísta suena eso y que ignorante pretender desconocer todos los contextos sociales, culturales, religiosos, morales y políticos que una sociedad ha creado por decenas o centenas de años sólo por el capricho de no cambiar los contextos que yo he habitado.

 

He estado en 8 países de Latinoamérica y en unos de ellos he vivido por temporadas largas, ahora estoy adaptado e incluso mi personalidad cambia cuando hablo con mi gente de México, Argentina o Colombia, inclusive dentro de mi propio país las cosas son supremamente distintas y a veces termino en discusiones con mis amigos paisas porque tienen otro significado para algo que decimos los vallunos. Obviamente todo lo que hemos construido nos ha llevado a expresarnos de la forma en que lo hacemos y todos los días creamos nuevas expresiones para lograr este objetivo de expresar lo que hay dentro de nuestra cabeza, aun así, hay muchas cosas que no podemos explicarlas porque ni siquiera hemos creado la palabra que defina eso que queramos decir y tenemos otras que engloban lo que en otros idiomas tardarían por lo menos una oración entera en explicar.

 

Puedo ver todos los días en los comentarios en redes sociales el odio que expresan entre regiones, culturas o grupos sociales por la forma en que se expresan; muchos evidenciando el clasismo, racismo, homofobia, sexismo y todo tipo de segregación, sólo por la forma en que esas personas se comunican entre sí o como pretenden que los demás los interpreten y todos los análisis me llevan a lo mismo y es que no hay algo objetivo más allá del capricho de lo que creen es lo correcto, pero ¿qué es lo correcto? Incluso eso que llamamos lo correcto, legal o ideal es meramente algo que creamos y que sabemos perfectamente que puede cambiar o modificarse. En las centenas de años que lleva existiendo nuestro idioma no se ha acabado ni lo hará por el constante cambio de este organismo vivo, cambio que vive a diario en cada persona que lo utiliza. No va a desaparecer, no va a degenerarse, no va a sufrir, no es incorrecto, simplemente seguimos instrucciones que a algunos nos sirven y a otros no y ya, eso es todo.

 

Algo importante y que quizá anule o se oponga a todo lo dicho anteriormente y es el daño que le hemos hecho a la evolución humana al interrumpir abruptamente nuestra forma de relacionarnos, volviendo a los símbolos y dejando de lado aquello que alimenta el desarrollo. La lectura es importante para el fortalecimiento de nuestro cerebro y el crecimiento del mismo, al igual que todo lo que le genere estímulos. La sociedad actual no sabe leer, solamente unen letras y palabras, pero no hay una interpretación real de lo que entra por los ojos. Las nuevas juventudes han permitido un avance gigantesco en la forma en que se conecta el mundo, pero han frenado la crítica objetiva, la interpretación, el análisis y la toma a consciencia de decisiones. Tengo varias ideas encontradas y unas enemigas de las otras. Soy un gran defensor de que cada quien hable como se le dé la gana, entiendo que algunos quieren expresarse de alguna manera y otros de la suya, pero también me gusta leer en orden, opinar, aprender cosas nuevas, las tildes, los signos de puntuación y demás; entonces habiendo dicho esto, yo creo que mi conclusión sería que cada quien use la herramienta que más le plazca para expresarse, pero no intentando sentirse más u odiar a otros solo por no hacerlo como nosotros y permitirnos entender que hay diferencias que hay que abrazar y otras que intentar comprender.

 

Jean Pierre

PUNTO SEGUIDO

Quizá muchas veces damos por terminado algo desconociendo cuando debe ser el verdadero momento, aplica también el retrasar este mismo proceso. Hoy quiero centrarme en específico en los capítulos que cerramos apresuradamente, esos momentos en los que creemos que ya no hay nada más que rendirse o concluir el proceso de lo que sea que estemos haciendo; muchas veces pensamos que la victoria es ahí, parcial, a medias y no está mal, en lo absoluto, cada escalón pisado es nuestra conquista y con eso podemos finalizar felizmente, pero todos sabemos que gran parte de las veces queda esa sensación de algo no realizado; de algo no terminado como queríamos y nos toca como debemos, alejados de ese presentimiento que nos decía “ve más allá”. Los puntos finales pueden convertirse en unos suspensivos que dejan todo abierto, sin una conclusión real y con un hueco argumentativo del mismo tamaño de la historia.

 

Que difícil tarea es saber finalizar dignamente y con la frente en alto mucho de lo que hacemos; es complejo poder identificar el momento adecuado donde debemos dar un paso al costado y empezar a escribir un nuevo guion y también es muy difícil el identificar cuando seguir redactando porque sentimos que aferrarnos a esas líneas aún nos dará la satisfacción que buscamos. En definitiva, es difícil poder ubicar correctamente en la página los signos de puntuación correctos, supongo que en esta narración llamada vida tenemos una pésima ortografía y una forma macondiana de redacción.

 

En lo particular, este año ha sido lleno de interrogantes y casi vacío de respuestas; mucha incertidumbre en las elecciones de los caminos que debo tomar y afrontar. Igualmente, este año ha estado repleto de crecimiento personal, desde lo emocional, mental y quizá desde lo espiritual (sin desconocer el enorme trabajo físico que ha significado todo esto) y llegan a mí muchas resoluciones, como decía anteriormente, no sé si respuestas claras, pero definitivamente sabiendo exactamente qué es lo que quiero, qué debo finalizar y que debo continuar. Por ejemplo estos escritos, que han significado un proceso demasiado hermoso y desconocido por completo de mí mismo; lo que he podido aprender en el ejercicio de la escritura ha sido demasiado gigante, lo que he sanado no tiene precedentes y lo que me he esforzado no había sido visto antes; este proceso me ha obligado a cumplirme y a cumplirle a aquellos que me leen y que desde este espacio les agradezco con el corazón; escribir me ha permitido identificar los recuerdos que quiero mantener en mi vida y me ha llevado a la depuración de todo lo que siento semana a semana, por ende es algo que espero seguir haciendo constantemente.

 

El arte como estilo de vida creo que lo he dejado claro muchas veces que es lo que motiva mi existencia entera, este año puse punto final a EVA, aquella hermosa obra de teatro que me llevo a tantas ciudades y a tantos públicos distintos y que ocupa un lugar inmenso en mi recuerdos principales; los proyectos audiovisuales son ahora mi objetivo y definitivo no puedo dejar de lado, tantas historias nacieron y empezaron a redactarse, otras se grabaron y otras están a pocos días de empezar a encarnar cuerpos de actores dispuestos a seguirme la corriente en mis ideas; mi sueño de tener una productora gigante es quizá el proyecto más importante de mi vida y que por fin está viendo la luz, involucrando a aquellos que por fin encontré y ahora son parte de este proceso y con los que compartimos el mismo sueño y mismas ganas de construir nuestro camino a través de lo que disfrutamos tanto hacer; por último, definitivamente lo que más quiero que continúe pasando en mi existencia es la forma en que mi familia se mantiene unida y poder seguir creando vínculos fuertes donde quiera que mis pasos lleguen, todo esto me ha formado y han dado molde a mi personalidad y a la manera en que confronto cada situación. Muchos puntos finales logré identificar estos meses, aquellos que estoy seguro no se podrán borrar porque no me apetece recuperar viejos libretos y hoy dejo todos mis deseos y planes con un gigantesco punto seguido.

 

Jean Pierre

LA TRADICIÓN

Colombia, al igual que todas las naciones, es un país de tradiciones, algunas cuestionables y otras meritorias de la eternidad. Somos un país que con todas las consecuencias que nuestros actos nos han traído, seguimos pensando en que al salir el sol las cosas aún pueden mejorar y por qué no, cambiar. ¿son importantes las tradiciones?, podría decir que la respuesta es “depende”, hay cosas que hemos heredado que definitivamente es mejor acabar para siempre y hay cosas que nos unen en un sentimiento extraño de nostalgia que queremos abrazar fuertemente y que no acabe nunca, ese sentimiento que nos lleva a la calidez de nuestra infancia y al abrazo de un hogar que nos rodeó siempre. Las tradiciones son actos que se transmiten de unos a otros, algunas son demasiado antiguas y otras estarán naciendo, supongo que su objetivo en la esencia es poder comunicar la razón de su existencia y que esta aumente su valor simbólico con el tiempo al recordar la valentía o lo que sea que estuvieran sintiendo quienes las crearon.

 

El poder que tiene el transmitir las historias a través de lo dicho y no de lo escrito es un arma de doble filo y que gran parte de las veces termina siendo algo muy bueno, me explico, la semántica de las palabras ha cambiado según lo que quiera contar el intérprete, y así mismo pasa con todo en el mundo y yo creo que muchas tradiciones han podido adaptarse de una forma armónica para todos, rompiendo con el origen, pero con lo esencial de su poder. Hablando puntualmente de Colombia, tenemos 2 tradiciones que siento hemos transformado de una forma increíble y que me siento demasiado cómodo con ellas; la primera es nuestro día de las velitas, el que empezó como una tradición religiosa se convirtió en el espacio para meditar, para agradecer, para pedir, para unir y para iluminar las calles oscuras de la indiferencia, teniendo como resultado un país que con todas sus diferencias, logra unirse en una noche donde todos hacemos exactamente lo mismo y nos olvidamos de todo lo que nos divide. La segunda gran tradición son las novenas, una tradición mucho más religiosa aún, pero que su ser es algo que permite reunirnos entorno a lo que sea que llamamos la divinidad y cantamos, hablamos, compartimos y hacemos algo completamente distinto a lo que hacemos en nuestro día a día por 9 noches. A mí personalmente, me lleva a mi infancia, cuando íbamos de casa en casa todos los niños del barrio a cantar y a comer y a recibir regalos y que ahora queremos que los niños de nuestra familia también puedan vivir y con ese poder de lo que se dice puedan seguir transcendiendo todo esto y seguirlo convirtiendo con el pasar de las décadas y las generaciones.

 

Quizá el hecho de adaptar nos ha ayudado a alejarnos un poco de lo religioso y ha permitido que creyentes y escépticos nos reunamos entorno a eso que sobrepasa cualquier cosa, el ser, en esa palabra podemos condensar todo lo que hay debajo de las mil capas que tenemos de creencias, moral, miedos, predisposiciones, conocimientos e ignorancias. Y como estas tradiciones que mencioné hay mil más en cada región del país y que sus habitantes han podido transformarlas en fiestas, rituales, ceremonias y todo tipo de actividades que se convierten de una forma u otra en nuestra liturgia. Y si salimos de nuestro país entonces nos encontramos con que en todos lados tienen sus formas de celebrar la vida, la muerte, los juegos, el sol, la lluvia, la sequía, el amor, la tristeza, las coronaciones, los desfiles, el sexo y a todo aquello a lo que los hombres quieran que se mantenga con el inevitable paso del tiempo.

 

Me considero alguien de muchas tradiciones, no de estructuras, por eso me gusta resignificar todo; siento que todo puede tener su simbolismo y ese simbolismo me gusta contárselo a otros y así seguir regando lo que sea que quiera que se esparza. Me fascina darle nombres nuevos a cosas que siento no funcionan, pero que pueden funcionar perfectamente si hacemos que cualquiera pueda hacer parte. Hay tradiciones públicas, secretas y místicas, defino yo lo místico como aquello que no todos están preparados para saber y entonces nace una nueva tradición, prepararnos en algo para poder encontrar esa puerta que da paso al nuevo comienzo en un nuevo espacio. Hay tradiciones a las que no podemos escapar, que hacen parte de nuestra idiosincrasia y de la naturaleza humana, hay otras que podemos crear y hay otras que podemos continuar, cambiar o pulir para seguir inspirando la verdadera magia que poseemos.

 

Jean Pierre 

UNA SEMANA

Quiero narrar en este texto la semana más extrema que he tenido en años y poder plasmar todo lo que pasó por mi mente estos días. En enero pasado junto con un equipo de 22 personas estuvimos grabando una película llamada “El búho” en Medellín, un proyecto verdaderamente significativo en mi proceso como artista, una historia increíble y que extrañamente todo lo que ha rodeado este filme ha estado envuelto en contratiempos, siempre pasa algo, durante un año entero hemos atravesado cosas que nos han hecho replantear si vale la pena o no seguir luchando por esto, pues es como si la vida nos estuviera diciendo que lo dejemos hasta ahí, pero yo bien terco y aferrado siempre le he dicho a la vida que conmigo no, que solamente yo decido cuando es que debo dejarlo a un lado, y aquí no fue la excepción, insistí tanto que llegué al punto donde mi cuerpo no aguantó más, y ahí seguí, firme, débil, pero dispuesto a llevar a cabo mi propósito.

 

Desde el comienzo pasaron cosas, nos quedamos sin presupuesto, sin locaciones, sin tiempo, sin espacio; todo lo que pudiera pasar, pasó, estuvimos al borde de detener la grabación, pero eso a lo que le llaman amor al arte nos hizo continuar todo. Tiempo después me fui del país y la persona que debía editar no pudo seguir haciéndolo por diferentes circunstancias, así que en agosto decidí volver a Colombia, irme a Medellín y ponernos a trabajar en ellos, juntos editando todos los días por un par de meses, al tiempo que creábamos la canción para la película, grabábamos el video musical y trabajábamos en campañas políticas para generar dinero y que al final, no nos pagaron. El video musical también tuvo todo tipo de cosas, nos varamos a la madrugada, cambiamos de lugar varias veces y todo el que se ofrecía a ayudar terminaba dejándonos solos, una vez más nuestro deseo de hacer arte se hizo presente y lo pudimos hacer mientras que en Argentina hacían la música y otra parte del video musical.

 

En octubre finalizamos todo, solamente nos faltaba subtitular y montar la musicalización, fácil, algo que no tomaría mucho tiempo, nuevamente estas dos cosas se hicieron en Argentina. Estábamos a toda marcha porque queríamos inscribirnos en un festival de cine muy importante que cerraba convocatoria el 10 de diciembre a la media noche; era sábado 2 de diciembre a la mañana, la subtitulación estaba hecha y en el editor solo nos faltaban un par de textos por llenar; la música estaba por terminarse y de la nada, se dañó el disco duro donde estaba todo el proyecto, se perdió todo, todo el trabajo de un año, todo lo que habíamos hecho se perdió, nuestro esfuerzo y nuestros sueños. No sabíamos que hacer ni dónde ir, pues era un sábado y era difícil de encontrar algún local abierto; le escribimos a todos nuestros amigos ingenieros y todos nos dieron diferentes soluciones, acatamos por hacer uno de sus consejos e intentamos recuperar todo el disco, sólo que este tardaría 50 horas analizando toda la información, estuvimos el fin de semana entero sufriendo sin saber que iba a pasar, lloré tanto que me deshidraté, recuerdo que ese día me dormí a las 5 de la mañana de tanto llorar y pensar en que todo el trabajo de tantas personas se había ido a la basura virtual, el lunes a la mañana no podía caminar de lo agotado que estaba mi cuerpo.

 

El lunes por la tarde nos dimos cuenta que esas 50 horas fueron perdidas, que no se recuperó absolutamente nada y Dani, quien edita, por error abrió un video en YouTube que decía qué podría hacer y lo hizo, logramos recuperar todo, videos, fotos, audios, documentos, todo, todo lo que necesitábamos, pero la edición se perdió en un 70% y nos tocó empezar de nuevo a editar toda la película, teníamos menos de una semana para hacer un proyecto que nos tardó un año en realizar, con la fe intacta y con el cuerpo al límite nos pusimos a trabajar sin descanso para poder finalizar y estar listos para el festival. Hubo días de 16 horas seguidas sin descanso, comí poco porque no me daba tiempo, dormíamos lo justo. Mientras tanto Bauti y Franco en Argentina trabajaban hasta la madrugada finalizando los detalles de la música, sólo los 4, sin que nadie supiera de lo que estaba pasando, dándonos apoyo moral y alentándonos a no rendirnos.

 

Llegó el domingo y seguíamos subtitulando, luego de eso revisamos cada detalle, vimos rápidamente el proyecto y estaba bien, el proyecto audiovisual más hermoso en el que he estado hasta la fecha. Acomodamos detalles de sonido, color, textos, créditos, música; nos volvimos expertos en descargar programas de edición y reparación de memorias, todo esto en una semana, un tiempo imposible de pensar. Finalizamos toda la edición a las 8 de la noche, y cuando le dimos exportar decía que tardaba aproximadamente 5 horas, no alcanzábamos a inscribirnos al festival, porque además eran 2 horas subiendo a alguna plataforma. A las 8 y media decidimos renunciar a la idea de participar en dicho concurso, pero ya más tranquilos, con la cabeza bien arriba de lo que habíamos logrado y que, gracias a la pedida del proyecto, logramos mejorarlo y pulirnos en detalles que antes no habíamos visto.

 

Hoy estoy feliz, tenemos una producción increíble que estará rodando en muchos festivales alrededor del mundo; tenemos mucha experiencia en todos estos términos; aprendimos la lección del orden y el cuidado en proyectos de esta envergadura. Definitivamente aprendimos muchas cosas y sobretodo entendimos que a veces el esfuerzo no va hacia donde queremos, pero siempre va a valer la pena. El arte me seguirá moviendo y tengo clarísimo que, si un día dejo de hacerlo, entonces hasta ese momento respiraré, porque es por medio de las artes que puedo ser, que puedo expresar y que puedo contar, y hablando de contar, las historias que tengo en el tintero son muchas.

 

Jean Pierre

EL DÍA DE MI MUERTE

Siento que ella y yo nos hemos hecho insinuaciones varias veces en la vida, creo que casi todos los seres humanos lo hemos confrontado por una u otra razón. Este tema se me es muy raro, me apasiona y me disgusta al mismo tiempo; casi siempre le huyo y las conversaciones entorno a ello, prefiero evadirlas, eso no quiere decir que no piense en ella o que no acepte que existe, es más bien que el temor a ella me hace buscar todas esas charlas en mi intimidad, en los momentos de soledad y en los instantes donde me pregunto si vale la pena continuar con esta existencia. Tan lejana la siento por momentos y al día siguiente me habla al oído y me dice que empecemos a buscar un camino corto para no hacer la espera eterna. Muchas veces me pregunto si es necesario alargar la vida, o si es mejor cumplir un objetivo e irse sin hacer ruido, sin dejar una huella o sin tener que justificar por qué despertar todos los días. Es que no encuentro mucha lógica, quiero decir, yo soy un gran defensor de la vida y de todo lo que se puede hacer con ella, pero en diferentes momentos me he dicho como “ya está, ya hicimos las cosas, vámonos” y ahí estoy despierto en la mañana, pensando en qué nuevas cosas hacer o en qué invertir mi tiempo, quiero decir ¿no es mejor irse y ya?

 

Por lo general pienso en ella en los momentos extremos de éxtasis y felicidad, es como que no quiero que nada arrebate esa sensación de que todo es perfecto y preferiría quedarme con eso como último recuerdo, pero al poco tiempo vuelvo a vivir de una forma increíble y así en todos estos años he ido coleccionando muchos momentos de felicidad acompañados de la poderosa sensación de la inminente muerte, hasta ahora solo una de ellas ha ganado en esa carrera de saber cuál es más fuerte, y honestamente deseo que no todo acabe ahora, es solo que ese pensamiento y esa charla es necesario tenerla conmigo mismo, es pertinente replantearme si merezco ocupar un lugar en esta basta tierra o si es buena idea hacer nuevos planes para los próximos días.

 

El día de mi muerte espero que llegue tranquilo, sin prisas, sin que mi cuerpo sufra, sin ruido, sin desorden, sin daños colaterales, sin huérfanos ni viudos; espero que cuando llegue ese momento no tengan que hacerse mil tramites, sería hermoso solo desaparecer de la nada y que nadie tenga que pasar por el penoso y doloroso duelo y los abrazos insípidos de condolencias; cuando llegue ese momento quiero convertirme en fuego, porque es lo que siempre ha habido en mí; quiero volar entre el contaminado aire de esta ciudad a la que amo; cuando mi vida termine no quiero inmensas despedidas ni que me carguen la responsabilidad de cuidar a nadie desde algún otro lugar, porque sépanlo muy bien que no lo haré.

 

No estoy hablando desde la tristeza ni la desesperación, no se asusten, no es una despedida esto, es solo que es válido este escrito donde expreso lo que pienso, soy una persona con varios objetivos y deseos, una vez toooodos ellos se cumplan podré empezar a analizar cómo sería la forma correcta de irme sin dejar una estela cargada de oscuridad y cosas feas. Yo soy alguien pleno, feliz, sencillo, espontaneo, amoroso, abrazador, cálido y servicial, y es todo lo que pido cuando de recordarme se trate, no hay que decir más ni añadir anécdotas innecesarias o santificarme como lo hacen con todo aquel que se desprende de este servicio de vida. A veces me pregunto si quiero ser recordado de alguna manera y quizá la respuesta está en lo anterior o quizá no, si me voy me voy y ya y si sigo aquí pues creemos momentos en este eterno presente.

 

Jean Pierre

LA REALIZACIÓN

Nacer, crecer, aprender, trabajar, reproducirse, vacaciones una vez al año y morir; es el ciclo de la vida que nos han enseñado es el correcto y la única forma de alcanzar la tan anhelada realización como seres humanos, no hay más, no existe otra forma ni otro camino, bueno, eso es lo que me dicen todo el tiempo en un tono algo pasivo-agresivo las personas con las que tengo alguna conversación respecto a lo que hago en mi día a día o el cómo quiero seguir viviendo.

 

Estas reglas sociales que hemos aceptado casi que con la cabeza abajo y con una resignación temblorosa me hacen sentir incomodo, extraño y el 99% de las veces juzgado. ¿qué hay de malo en no querer pensar en el futuro lejano?, ¿qué importa cuanto pueda ahorrar si un día mi cuerpo no podrá abrir esa alcancía? “Ya entenderás algún día Jean Pierre”, “ya vas a madurar”, “ya tendrás una familia y me entenderás”, son algunas de las frases que recibo en cada charla, varias de estas a modo de sermón, asumiendo que a mi edad no sé lo que estoy haciendo, asumiendo que no soy consciente de mis decisiones ni valiente por no querer repetir la historia de ellos, porque según ellos, encontraron todo lo que buscaban, como si yo estuviese buscando algo. No sé cuántas veces voy a escribir sobre esto, las necesarias si es posible, pero no quiero quedarme callado y me molesta la postura de asumir por los otros, ¿qué nos importa lo que cada quien haga? Y yo sé que vas más allá de preocuparse por el bienestar de una persona, o bueno, qué sé yo, sólo no me cuadran las cuentas cuando pondero lo que veo y lo que se hace.

 

En mi entorno, muchos de mi edad y algunos mayores; otros mucho menores, me muestran como han creído en eso de que la recompensa del sacrificio es una victoria que sabe a maná; que la única forma de obtener algo es destruyéndose física y mentalmente, porque no es posible llegar lejos sin tener que atravesar el desierto más árido de todos. No me interesa tener lo que otros; no me interesa llegar donde algunos llegan; no quiero que me señalen el camino, quiero hacer el mío; no quiero pensar en que va a pasar cuando tenga 70 años; no quiero desgastar mi cuerpo para que alguien más tenga éxito y así yo pueda descansar 15 días al año en algún lugar no muy lejano; no siento la necesidad de tomar las huellas de las suelas de millones para poner la mía al lado. Tengo otros planes, otras formas de hacer mis cosas y conseguir mis objetivos; tengo un mapa que no señala hacia el norte y tengo una brújula que no tiene agujas.

 

Mi futuro es muy incierto, pero muy claro a la vez, yo sé perfectamente qué quiero y qué no, sabiendo esto entonces sabré en qué momento cambiar la ruta o en qué instante regresarme. Es que no soy tonto, sé lo que cuesta la comida y sé que es lo que me quiero comer, solamente mi forma de hacer las cosas es la mía y que obviamente muchos más también comparten. No soy alguien distinto ni particular, soy un tipo igual a miles, con las mismas necesidades de cualquier ser humano, pero con una forma de hacer todo como se me da la gana y ese hacer lo que se me da la gana es lo que me tiene hoy aquí escribiendo esto con la plena certeza de que sé perfectamente que estoy haciendo, aunque no lo parezca.

 

Yo estoy lejos de pensar en el éxito como forma de realización, es que yo ya gané, yo ya fui donde quería, ya besé a quien quise, ya metí mi cuerpo donde sentía necesidad, ya conocí a quien quería conocer, ya fui, volví y regresé; ya caminé donde sentí que quería caminar, ya vi lo que quería ver, ya lloré lo que quise llorar y ya di lo que quería dar, ¿qué me falta? Mucho todavía, pero la ruta me irá mostrando que es en realidad lo que me falta, y no me refiero a posesiones, me refiero a aquello que sabré cuando el momento se dé, por lo general el momento me ha dicho que me faltan abrazos, que me falta sol, que me falta azúcar, que me falta correr, tantas cosas que no puedo pretender sean mías para siempre y no puedo pretender saber desde ya. Mis planes siempre los hago a un año, máximo año y medio, porque es lo que tardo en realizar las cosas que quiero hacer y ya en el transcurso de ese tiempo aparecen nuevos planes y así ya han pasado todos estos años, como dije desde el comienzo, en ultimas termina siendo lo mismo, sólo que a mi ritmo y con mi consentimiento.

 

Cada persona decide cómo vivir y cómo morir, no somos salvadores y nuestros consejos no sirven de nada; debemos permitir que cada quien trace su línea de vida a su parecer, acertada o erróneamente, eso solo se sabrá en el recuento de los últimos 60 segundos de vida de cada quien; a favor o en contra, nos guste o no. Seamos compañeros de vida, demos lo que tenemos y exploremos nuestro camino solos, si alguien quiere sumarse debe entender que es quizá una misma trazada, pero un destino distinto. Hace unos días un viejo colega del camino me decía que debo pensar en mi para el mañana, su mañana es la vejes, el mío es el próximo a esta media noche.

 

Jean Pierre

3 DÉCADAS

Algo difícil poder darle un inicio grande y llamativo a este escrito del cual tengo demasiado que decir, pero también demasiado que acomodar y liberar. Aquí quiero dividir mi vida en cada década y sé desde ya que no podré ahondar en todo, así que intentaré, a groso modo, poder decir muchas cosas. ¿por qué escribo esto? Porque tengo pésima memoria y el ejercicio de escribir me está ayudando a poder mantener vivas aquellas cosas que me suceden en todo momento. Siempre he vivido a través de las formas mágicas y misteriosas en que otros recuerdan sus momentos compartidos conmigo y ahora quiero poder, no sólo escuchar aquellas historias, sino leerlas de mi propia autoría. Quiero seguir plasmando mi cotidianidad y en 10 años poder titular un texto igual que este, pero con ese 4 al inicio y habiendo vivido tanto como lo he hecho estos últimos 30 años. Siento que tengo tantas cosas en mi andar que es como si hubiese vivido muchas vidas y quizá las cosas que haya hecho sumen lo que ha pasado en la vida de muchos, pero también son nada al lado de lo que otros han podido vivir y que me inspira entendiendo que nunca se acaba el camino, más bien se pone un nuevo bloque que da inicio a otra historia.

 

00´s

Mi primera década se sitúa en uno de los sectores más marginados de Cali, donde la violencia y la desigualdad son el diario vivir de miles y donde poder cambiar el rumbo establecido socialmente es una odisea que muy pocos han podido atravesar. Recuerdo todo el poder de la imaginación en esos primeros 10 años de vida en los que mis padres hacían lo imposible porque sus hijos tuvieran lo que necesitaban, comida, estudio, juguetes, una casa y un hogar en el cual sentirse seguros. Mis mayores recuerdos de la infancia son en la cuadra del barrio jugando con todos los vecinos, afortunadamente me tocó esa etapa donde los niños jugaban en las calles y su única distracción se enfocaba en la diversión del eterno presente; recuerdo muy bien mis pataletas para ir a la escuela y el show que hacía porque no me caía bien la profesora, mismo show que hasta la fecha me persigue y las mamás de mis amigos me preguntan si aún lloro, y la verdad es que sí; también recuerdo muy bien cuando me tocó actuar del principito en la escuela, aquel primer acercamiento con aquello que decidí iba a hacer el resto de la vida, arte, y que 20 años después mi profesora me vio actuar en un teatro y me gritaba que yo era su principito; recuerdo a la perfección las comidas que mi hermana Vanessa nos hacía y sus chantajes para dejarnos salir a jugar; recuerdo las mil rabietas que le sacamos a mis tías que nos cuidaban y todas las cosas que les dañamos, y es que nunca he podido ser alguien tranquilo.

 

Mis primeros diez años de vida fueron un montón de emociones que aún estoy intentando resolver y que quizá algún día sume el valor para poder narrarlo en una pantalla; mi infancia fue como la de cualquier niño de los 90´s, con sus cosas buenas y malas, con subidas y bajadas, pero siempre tierna, creo que es la palabra correcta. Fui un niño ruidoso, berrinchudo, malgeniado, mimado, inteligente, amable, social, rebelde, soñador, amado, confundido, hipersensible; fui un niño en todo el sentido de esa inmensa palabra; fui el niño que dañaba cosas, que jugaba con sus amigos y familiares; fui un niño que quiso ser científico y casi acaba con el barrio entero; fui todo lo que me dijeron que no fuera.

 

10´s

El despojo de mi infancia como edad y el inicio de mi adolescencia, quizá la etapa más perfecta de mi vida. Obviamente como todo adolescente sufrí esos cambios extraños en el cuerpo, la voz y las emociones, estas últimas siempre ha estado ahí a flor de piel, pero en ese momento fueron descontroladas y tan explosivas como yo quisiera, sin medir consecuencias ni daños colaterales. Tantos recuerdos muy bien guardados en mi cerebro a los que recurro en todas las reuniones con mis amigos de la escuela, reuniones que aún existen luego de 25 años y es que es justo todo lo que viví en mi adolescencia lo que formó o cimentó las bases de quien he sido y quien estoy supremamente seguro seguiré siendo. Mi etapa escolar como ya lo he mencionado en otros textos fue algo hermoso, lleno de risas, bromas, aventuras, experiencias, exploraciones; un momento crucial en la decisión de los caminos que iba a tomar, pues es en ese momento donde buscamos pertenecer a algo, donde buscamos sentirnos identificados con un movimiento, una banda, un deporte o lo que sea y terminamos haciendo nuestros actos de rebeldía, en mi caso mi mayor acto fue volverme vegetariano, convicción que mantengo 14 años después y que nació como ese impulso de ir en contra de todo lo que pasaba a mi alrededor; quería romper reglas, ser distinto a mi familia y amigos; quería llevar la contraria a todo lo que mis padres dijeran y siento que la alimentación es un gran punto para demostrar eso, y no solamente mi alimentación, también decidí que nunca en la vida consumiría drogas y que no probaría el alcohol, este último recién lo conocí a mis 28 años, pero eso va más adelante; siento yo que la rebeldía es un espectro muy amplio y que no puede verse como algo bueno o malo, en mi posición mis actos rebeldes fueron vitales para hoy ser un adulto con convicción, con un poder inmenso de discernir y con una mentalidad impajaritable, donde solamente yo decido que es lo que es bueno o malo para mí.

 

A los 15 años me sumergí en un grupo de exploradores, mismo que me invitó a volverme al gamín que soy hoy y lo digo con todo el orgullo del mundo; aprendí tantas cosas tan prácticas que aún llevo en todos mis caminos; me volví fuerte, rudimentario, descomplicado, servicial; recorrí tantos lugares alejados; viví tantas experiencias; llevé mi imaginación a los lugares más poderosos, cosa que no he logrado con el arte; encontré mi sentido en la vida durante más de 10 años; logré cosas que nadie más ha podido lograr y lo más importante, hice una comunidad tan gigante que hoy me abraza en cada encuentro. He caminado tantos kilómetros y horas que sería imposible de calcular; hice mil pijamadas, mil campamentos, mis fiestas, millones de juegos; puedo asegurar que me volví un explorador en toda su definición, de esos que van por ahí observando plantas, huellas, señales, comunicaciones secretas, trepando árboles, montañas; cruzando ríos y desiertos; me volví ese joven que aprende a usar brújulas y a dormir en cambuches en medio de la nada; aprendí a predecir el tiempo y a leer el cielo; aprendí de yoga, astrología, nutrición, primeros auxilios, artes marciales, deportes y tantas herramientas que me permiten caminar todos los días segurísimo de poder enfrentar todo lo que pasa frente y detrás de mí; me convertí en alguien para un día y para siempre.

 

Dentro de las tantas cosas que pasaron en esa época me dio por estudiar contabilidad, no es algo que cuente mucho por ahí porque yo me defino como artistas, pero lo hice y gracias a ello pude tener una estabilidad económica por un tiempo para poder costear todos mis viajes y todos mis antojos, ascendí laboralmente, pero nunca fui pleno en ello y por eso un día decidí mandar todo a la mierda y me volví alguien que no le importa la seguridad del día siguiente sino la felicidad del momento actual. No me arrepiento de lo aprendido, pues es justamente eso, aprendizaje y enseñanzas que he utilizado en todo momento y que como artista he podido equilibrar muy bien los negocios y lo pasional.

 

20´s

La última década, que nervios pensar en todo esto y escribirlo sabiendo que es algo tan reciente y a la vez tan lejano. La cantidad de sucesos aquí vividos me dan para hacer 5 películas y 10 series de 20 temporadas y muy probablemente una telenovela bien dramática. 10 años pasaron para llegar a este punto en el que puedo ver hacia atrás tranquilo, sin miedo ni remordimientos de absolutamente nada; hoy puedo decir que esta última década ha sido una completa locura y me hace sentir el ser más orgulloso que ha pisado esta tierra. Recién empezando mis 20 empecé a estudiar actuación, y no puedo describir esos años tan brutales, mis amigos que ahora son mi familia son parte indispensable de ese momento al igual que las trasnochadas ensayando para poder cumplir con nuestro trabajo, estudio y vida social a la vez. También fue en esta década en la que decidí que quería comerme el mundo entero, en la que decidí que quería ver paisajes distintos todo el tiempo y no puedo imaginar lo estúpido que pude haber sido si no hubiese pensando de esa manera en su momento. Me fui de mi país con casi nada de dinero en el bolsillo y armado de mi ser para conquistar todo lugar al que fuera, y así fue, gracias a eso pude hacer muchos vínculos importantes que me han llevado a actuar en muchos países, a filmar historias en otros idiomas, a conocer culturas y ser parte de ellas y a amar tierras lejanas, a su gente y sus tradiciones.

 

Creo que algunas veces conocí el amor romántico, no estoy muy seguro de ello ahora, creo que es algo para lo cual no estoy preparado en este momento de mi vida y pienso que no me interesa, o bueno, eso quiero creer y a esas pocas veces que llegué a sentir ese sentimiento fuerte, les escribí un par de guiones que pronto verán la luz. En mis 20´s fui a tantos lugares, dormí en tantas camas y me despedí otras tantas que no logro recordar todo lo que he dado, pero sí perfectamente lo que he recibido. A mi edad adulta me dio por experimentar ciertas cosas y tuve mi primera borrachera, no me gustó, pero era algo que debía intentar; me mude varias veces a los mismos países y por eso ahora vivo enamorado de ellos esperando volver por lo menos una vez al año; también me volví profesor por casi un año, otra actividad hermosa en mi vida y que me dejó uno de los recuerdos más significativos; celebré cumpleaños en 3 países y cado uno me dio una vivencia distinta que sigue pegada en algún lugar; viajé con extraños y me hice familia de varios de ellos. La gratitud es una de mis virtudes y en deuda a todos aquellos, vivo intentando dar a los demás lo infinito que he recibido, creo yo que en esta cadena de existencia no es dar y recibir en una dirección, sino crear una red de compartir y que hasta el momento me ha sido todo un éxito.

 

Soy consciente que el mensaje que doy siempre es mis textos es de una especie de positivismo tóxico y que quien me lea pueda interpretar que todo es perfecto, y no es así, en textos anteriores he descrito mis dolores y mis angustias, pero en este quiero celebrar mi vida, mis logros y lo lejos que he podido llegar con muchos factores en contra. Aquí he querido contar un poco de lo que ha sido mi existencia a lo largo de 30 añotes bien vividos y que cuando hago el ejercicio de recordar solo puedo recordar cosas buenas, lo amargo ya está, ya fue, es parte de un pasado que jamás volverá y que mi futuro es todos los días que me paro de la cama con el objetivo de seguir creando mi historia de la manera más digna posible para mí y todo aquel que me rodea.

 

A esta nueva etapa le digo que estoy listo, que me he sabido preparar para asumir cada desafío que venga; estoy preparado para triunfar y para llevar a cabo proyectos inimaginables; le digo que estoy dispuesto a todo y que el miedo siempre va a estar, pero él y yo ya somos amigos y hemos hecho las paces. Hoy puedo decir con la garganta a explotar que seguiré siendo yo y seguiré haciendo lo que quiero y que del arte viviré.

 

Jean Pierre

 

 

TOQUEN MARIACHIS, CANTEN

Hace un año se cerraba el capítulo más determinante en mi vida entera y es que si me preguntan qué es lo que más me ha forjado como ser humano diría sin pensarlo dos veces que fue México 2022, el año que cambió el rumbo de todo lo que habita en mí; el año que transformó mi forma de sentir, de relacionarme, de sanar, de amar, de odiar, de ser y sobre todo de creer y reafirmar quien soy y seré. Todo empezó en abril de ese mismo año cuando decidí que debía volver a tierra mexica a continuar con la gira de mi obra de teatro llamada EVA, y en cuestión de días me perdí sin rumbo entre el universo de mi cerebro y mis emociones, no pude establecer ningún tipo de rutina porque viví en tantos lugares que era incierto como iba a ser el día siguiente; todos mis proyectos se estancaron; no encontraba todo eso que según yo estaba buscando; no lograba conectar mis planes con mis acciones o con lo que sentía; me abandonaron las personas que creía eran las más cercanas a toda mi existencia; me involucraron en cosas que ni yo sabía que había hecho; me engañaron, me ilusionaron, me mintieron; mi tarjeta fue clonada y todo mi dinero se esfumó; me quedé sin tener donde dormir y lo más doloroso, me quedé sin comida, bajando mucho de peso, perdiendo mi cabello, mis ánimos, mi esencia, mis ganas de vivir, aferrado a las noches eternas donde solo lloraba hasta cansarme o hasta que ya no hubiesen más lagrimas dentro de mi cuerpo, siendo plenamente consciente que un día todo iba a pasar y que un año después debía contar esa historia, pero permitiéndome sentir todo eso que me dolía, esa soledad que me lastimaba y me hacía tan fuerte como nadie puede imaginar.

 

Curiosamente al mismo tiempo que todo esto pasaba, a mi vida iban llegando las almas más perfectas de esta tierra, rodeándome, sanándome, acompañando mi andar, tapando las heridas, obligándome a comer para salvarme. Pude descubrir lugares que no conocía del país y pude volver a otros que añoraba; me volví adicto a la historia de las civilizaciones del pasado y me aprendí cada recorrido de la CDMX, me volví el guía de mis amigos nacionales y extranjeros; me volví experto en la comida y en todas las jergas de cada región; me volví el alma de las fiestas y hasta me invitaban personas que no conocía sólo porque me habían visto en otro evento y querían que yo estuviera ahí; conocí las playas más hermosas; pude viajar por unos días con mi madre y con mi mejor amigo; pude aprender a moverme solo entre ciudades sin un peso encima; logré mimetizarme con el país y ser uno más; aprendí de las tradiciones y la inmensa cultura que baña al país; fui a marchas, a conciertos, a los lugares “peligrosos”, a las fiestas más alejadas; aprendí todo lo que se necesita para ser un mexicano y creo que lo soy.

 

Es que fue una vorágine de acontecimientos, difícil de unir todos cronológicamente, pero cada que los recuerdo vuelven a mí de una forma extraña y en un orden que me ayuda bastante a hilar toda esta madeja de sucesos inesperados, pero altamente forjadores. Un día simplemente salió el sol y me fui a vivir a otro lugar muy cerquita de la CDMX, Lerma se llama el lugar, mi pequeño lugar en el mundo, mi rincón de paz y mi espacio seguro, al llegar ahí supe que ya estaba a salvo, que estaba en casa y que nada malo podría pasarme. Y así fue, me adoptaron las personas más extrañas y locas, tanto como yo, me hicieron parte de su manada y al día siguiente, como si de un conjuro se tratara, todo lo malo se fue y llegaron 7 proyectos nuevos a mí, increíblemente me tocó renunciar a varios de ellos porque no me daba el tiempo para todo eso que debería hacer y ahora sí empezó lo chido. Decidí que la gran Ciudad de México sólo sería mi espacio para ser feliz. Todos los viernes tenía función de teatro y el resto de fin de semana lo pasaba quien sabe dónde con mis amigos, en otras ciudades, en casa de algún conocido, en un antro, en un pueblo, donde fuera y el lunes volvía a casa donde me esperaban para seguir planeando cosas, divertirnos y echar un buen chisme mientras tomábamos mucho café.

 

Dos madres logré conseguir en México, un padre bien pasado de lanza, muchos hermanos, mucha familia, muchos amigos, mucha paz, mucho amor, demasiado amor, de ese que se desborda y ya no sabes dónde ponerlo; logré hacer un equipo de trabajo increíble; se reafirmaron vínculos que siempre han estado y estoy seguro nunca se alejarán. Todo esto escrito es poco para describir esos millones de sucesos que pasaron y que necesitaría un texto entero dedicado a cada momento, sólo que mi memoria es rara y no me permite revivir muchas cosas, siempre he dicho que vivo a través de los recuerdos de otros, pero hay uno que es claro como el río más transparente que exista, cierto día estábamos luego de un ensayo en un Karaoke en Lerma y de repente suena a lo lejos una canción que me puso los pelos de punta y me rompí en llanto, no sabía cómo se llamaba y lo necesitaba, su nombre es TOQUEN MARIACHIS, CANTEN de Leo Dan, una canción que habla perfectamente de lo que siento, de una persona que se enamora de una tierra lejana a la suya y que debe irse, decidí entonces hacerla mi himno de todo lo que siento por ese país.

 

Faltando un mes para regresar a Colombia escuchaba todos los días la canción y lloraba un poco, no quería irme, pero debía, pues muchos proyectos debían continuar y otros tantos empezar. Todos los días me planteaba si deseaba dejar el lugar que me dio tantas herramientas para forjar mi andar y todos los días generaba nuevas conexiones que me iba a asegurar mucho porvenir, pero soy muy consciente que todo en esta vida se acaba, todo pasa, todo debe terminar y no hay que detener ese ciclo de la vida, lo que sí puedo es aprovechar al máximo ese instante mientras es mío y lo hice, abracé y besé a todos con mucha fuerza; hice una fiesta hermosa por mi cumpleaños y mi despedida y ahí estaban ellos conmigo compartiendo esos momentos que ya se nos fueron de las manos pero que siguen pegados a mi pared simbolizándome lo bendecido que soy; me traje todos los regalos que me dieron y me hicieron; me tomé muchas fotos con todos; lloré como nunca cada momento de lo que quedaba de viaje, pero esta vez lo hice por felicidad, sin remordimientos o miedos; esta vez lloré porque estoy convencido que cuando vuelva al país no sabré en que casa quedarme porque hay muchas que me esperan con la puerta abierta; lloré porque me fui por la salida grande, sin penas, sin manchas, con la frente en alto y recordando que de ahí soy.

 

A cada persona que sin saberlo aportó enormemente en mi proceso de cambio y sanación, no tengo más que decirles que los amo, que los amaré siempre, que mi sonrisa siempre va a brillar, que ahora en este momento de mi vida nada puede afectarme porque tengo una armadura que se forjó con los abrazos, las risas, los azulitos y el tequila. Me doy cuenta todos los días de lo que significó vivir todo lo que pasé y lo que sigue pasando en mí. Mi mayor anhelo es volver a dar un beso gigante a todos, por ahora, no me queda más que la promesa de un día hacerlo.

 

Jean Pierre

EUFEMISMO

¿Las cosas se dicen como son o las suavizamos para herir menos? Vaya pregunta, estoy intentando encontrar una respuesta a ello, pero en las charlas con mi moral y mi personalidad me doy cuenta que termino teniendo muchas respuestas que no se ponen de acuerdo entre ellas y terminan unas odiando a las otras y alguna anula por completo lo que la primera plateó y así en un gran ciclo que me obliga a escribir esto a ver si logro acomodar esas ideas amorfas. Siento yo la necesidad constante de manifestar todo lo que siento y pienso; procuro anunciar mi verdad en todas partes; ir sin máscaras, siendo sincero y expresando mi estado anímico en cada momento; siento ese impulso de inmediatamente decir cuando estoy muy feliz por algo y también si me siento incomodo, molesto, triste o lo que sea. Y todas estas expresiones tienen una forma de contarse, una forma en la que deben salir, lastimosamente en momentos salen como se les da la gana y el remordimiento es casi instantáneo.

 

Me enferma enormemente cuando las personas van por la vida sintiéndose los más sinceros porque llevan su imprudencia y grosería a todas partes y defienden esa postura como una cualidad admirable, y en realidad para mí no hay nada que admirar ahí, más bien siento deseo de anular o cancelar a ese alguien y confieso que por momentos ese alguien he sido yo, hemos sido todos. Pero hay una cuestión aquí, ¿quién nos dice que expresar con un tono fuerte y sin importar lo que sienta el otro es un comportamiento que hay que resaltar? “así soy yo”, “no me importa lo que piensen”, “si no digo lo que pienso me enfermo”, “si no te gusta lo que digo entonces no me hables” y muchas más excusas escucho todo el tiempo cuando alguien quiere justificar sus conductas violentas e imponer sus ideas respecto a la percepción del otro. Opinamos desde lo que queremos y hemos formado en nuestro ideal y pretendemos que el mundo entero se comporte de la misma manera, olvidando patrones sociales, culturas y todo eso que deberíamos saber.

 

También está la otra cara de la moneda, disfrazamos tanto lo que queremos decir con adornos y mil decoraciones que terminamos diciendo nada; buscamos como poder expresarnos de la mejor forma y nuestra idea no termina siendo clara ni objetiva, y quedamos con la sensación extraña de que no dijimos algo verdaderamente significativo, la otra persona se sintió bien pero lo expresado va por otro camino o simplemente no logramos transmitir esas ideas, ideas que eran nuestra defensa o el camino que debíamos alumbrar para nuestro interlocutor, por el miedo a perder un vínculo cercano, por miedo al ridículo, por evitar pleitos o simplemente para no ahondar en discusiones que podrían tardar una eternidad.  Estos eufemismos también son una forma sutil de insultar al otro, tantas capas de suavizante pueden dar a entender que el otro no está preparado para escuchar las cosas y terminamos tratándolo como un idiota al que hay que tocar con pinzas para que comprenda la realidad.

 

Ahora, todo tiene un punto medio del que tanto hablamos, pero sabemos que todo lo dicho anteriormente también puede defenderse con el “depende de la situación” y es que hay momentos en la vida donde debemos actuar crudos y secos porque es la única forma inmediata de encontrar una respuesta genuina o un golpe de realidad importante; también es necesario entender que no todos cuentan con la capacidad emocional de recibir cualquier comentario y si podemos ablandarlo no nos quita lo elocuentes. La firmeza al expresarse es importante, pero ojo, la firmeza no es gritar, o ser violentos; esa firmeza se ve en la postura, en las palabras correctas, en el no temblar de la voz, en el pulso firme y conciso; antes de cualquier palabra es bueno callarse unos segundos para ver como lanzamos eso que queremos decir. Es bueno ser suaves y amables con todos, es pertinente que el ser humano sea más paciente y respetuoso del otro, es bueno ser sinceros, pero debemos saber cómo expresar las cosas, hasta la más fuerte reflexión puede decirse clara, sin rodeos y sin daños colaterales.

 

Jean Pierre

CLAUDICAR

Son innumerables e impensables la cantidad de veces que la vida, los que me rodean y las circunstancias me han dicho que me rinda, que me haga a un lado, que esa idea no tiene ni pies ni cabeza; es lógico, todos queremos el bien para los que hacen parte de nuestra vida. Yo sé perfectamente que hay ideas un poco extrañas y que muchos no quieren apoyarlas porque hay miedo, porque no hay un piso firme que sostenga ese impulso al que me aferro; también entiendo que muchos de esos motivos de desahuciar mis ideas pueden ser el deseo inconsciente de fracasar para que se me quite el capricho y aprenda que no todo es tan fácil como lo pienso. Hoy, mientras doy vueltas en la cama sin poder dormir, y yo me duermo muy fácil, se apoderan de mí todos mis demonios, mis miedos, mis incertidumbres, las emociones que me han heredado, la censura, la ansiedad y el desespero por encontrar respuestas claras; hoy le he pedido a Dios la claridad que pocas veces me ha faltado; hoy he rogado y suplicado por la sabiduría en mi andar y en cada decisión que pueda tomar en el futuro inminentemente presente.

 

¿rendirme? No va a pasar, pero tengo todo el derecho a sentir todo lo que un ser humano pueda sentir; tengo el derecho de asustarme y sentarme con las manos abrazando las piernas en un rincón mientras me pregunto mil veces las mismas preguntas. Hoy he dormido por momentos, he comido poco, no he soltado el celular, he trabajado “poco”; hoy estoy bloqueado en ideas y pensamientos y soy muy consciente de todo ello, sé que es válido no hacer nada un día, sé que no es malo no ser productivo, pero estoy en una carrera en la que el reloj está yendo más rápido de lo que pensé y me mira de lejos mientras el polvo nubla el camino que debo seguir y quedo perdido en esa tormenta que me hace toser, me ciega, me ahoga y me pone los labios secos.

 

Sobre mis hombros hay muchas responsabilidades y muchos deberes, créanme que todos los días me levanto con el firme propósito de cumplir a todos los que he prometido que las cosas van a salir perfectas; me motiva el deseo de construir lo que llevo soñando toda mi vida, me motivan las voces que me alientan cada día a dar un paso cada vez más fuerte, me motivan las cosas que me desmotivan, me motivan los que se van y me motivan todos los que se quedan a luchar hombro a hombro conmigo en esta última etapa de lo que queda de año. Soy un tonto que ha corrido con mucha suerte, ¿será posible que esa suerte se acabe un día? No sé, no sé nada y a la vez pienso que todas me las sé. El universo me ha vuelto un privilegiado y tengo miedo que mis privilegios se acaben o quizá he construido tanto alrededor de ese gozo que lo único que puedo esperar es que todos los días mi propósito se siga cumpliendo.

 

Siempre he dicho que soy un animal diurno, la noche no es para mí y curiosamente hoy estoy aterrizando todo esto que siento en la cumbre de la oscuridad, alumbrado por las luces de navidad de mi cuarto y la salsa de mis vecinos que suena a lo lejos mientras me derrito del calor en mi habitación, mismo calor que no me dejaba dormir acompañado de todo esto que sucede en mi cabeza y que me hace pararme de un brinco de la cama a escribir estas líneas a ver si puedo encontrar alguna respuesta a la incertidumbre que está caminando de lado a lado en esta habitación. Hoy no sé si soy un animal o me estoy volviendo un adulto más, no sé si los sustos de crecer están por fin llegando y yo aferrado al niño que cuido con un escudo que no cabe en esta ciudad.

 

Que duro ser un artista independiente y que hermosos desafíos los que me pongo por el simple hecho de algún día poder decir con el pecho bien inflado que lo logré, que pude aprender a vivir del arte, que mis películas y obras de teatro se mueven por el mundo, que pude recoger premios en cada sitio que pisé, que los míos están caminando a mi lado, que mi equipo nunca me abandonó y que ese miedo que tuve me volvió inmarcesible. No sé con exactitud que va a pasar cuando el sol salga nuevamente, sé que seguiré trabajando, sé que todo estará bien, sé que todo esto va a pasar, pero el “cómo” no está muy claro aún. Deseo que como siempre las cosas se vayan dando, confío en el fluir, en mis capacidades, en los que me rodean, en Dios y en esta vida extraña que elegí vivir.

 

Jean Pierre

LÍMITES

Me cuesta demasiado entender como a las personas se les dificulta poner límites, del tipo que sea, sanos, bruscos, abruptos, inesperados, como sean. Es que no podemos ir por ahí cargando responsabilidades, miedos, tristezas, penas, dolores y todo lo que otros ponen en nosotros y que las cosas se queden impunes o que sencillamente no pase nada. El límite es eso que no se cruza sin una autorización, ¿Dónde vamos a poner los nuestros? Si algo debe acabarse pues se acaba y ya ¿por qué es tan difícil eso? En serio no lo entiendo y creo que jamás lo podré entender. He visto como tantos cercanos a mi cuartan su libertad, sus derechos, su vida, su ser, su todo por cumplir lo que otros quieran de cualquier modo. Me enfada que las personas permitan que se les vulnera y pasen por encima de ellos como si de un tapete se tratara y que todo tenga una estúpida justificación para defender algo que claramente es indefendible.

 

Siempre he dicho que si alguien me lastima me alejo para siempre y si yo lastimo a alguien ojalá esa persona se vaya y jamás vuelva a permitir que tengamos algún tipo de contacto, bueno, ya saben que soy un poco extremista. A lo que voy es que no es malo alejarse de las personas cuando sentimos que ahí no es; no está mal decirle a ese ser importante en nuestra vida que ya no queremos compartir el mismo espacio y que queremos estar lejos, sin mentiras, con la pura realidad de que nos sentimos vulnerados, tristes, nos genera ansiedad, miedo, dolor y todo lo que implica; he visto como se inventan todo tipo de excusas para no afrontar las realidades y decir lo que debe decirse en el momento. He visto parejas que se obligan a compartir toda la información privada; he visto amigos que deben decirle cada movimiento que hacen a sus compañeros sentimentales; he visto padres que quieren decirle a sus hijos mayores que puede o no hacer; he visto jefes que sobrecargar de trabajo a sus empleados; he visto amistades que se agreden porque uno no cumple el capricho del otro; he visto todas las consecuencias posibles de estos tratos y déjenme decirles que ninguna es buena, todos terminan con ira, con desconfianza, con dolor, con inseguridades y con ansiedad.

 

Yo siento que podemos poner límites reales, alejarnos, calmarnos, y ese alejarnos puede implicar un periodo que comprende desde unos días hasta una vida entera. He consolado demasiadas personas al borde del colapso y otras colapsadas porque no tienen clara la línea divisoria entre lo que son y lo que permiten que otros quieren que se sea; soy testigo de demasiados casos donde la libertad con que nacemos se mete en una jaula con una llave dividida entre muchos; desgraciadamente he visto las secuelas para la eternidad del daño que genera no saber alejarse en el momento correcto y desafortunadamente, cuando las personas ponen un límite, este se vulnera a diario, porque son reglas de papel que con la primera lagrima del falso arrepentimiento se deshace y todo vuelve a su caótico moebius.

 

En serio escribo este texto con mucho enfado, porque siempre que pienso en mis amigos o familiares referente a este tema me pregunto ¿Por qué verga no ponen un límite? Dirán lo que quieran, pero a mí se ha hecho muy fácil este tema, siempre he dicho que soy alguien muy presente, que todo lo doy, que mi amor es desbordado y no para; soy alguien que da todo de sí para que los demás sean felices en cada momento, pero así mismo sé alejarme al primer signo de violación a mis derechos, no me cuesta poner una línea inmensa entre lo que hago y lo que permito que otros hagan para mí. No es justo que construyamos una identidad por tantos años, como para que aparezcan quienes quieran acabar con todo eso, robando nuestra paz, nuestro orden y decidiendo sobre lo que sólo nosotros podemos decidir.

 

Jean Pierre

LA PATERNIDAD

Es una realidad muy grande que en Latinoamérica hay una taza gigante de personas que crecen sin alguna de sus figuras paternas, en gran mayoría el padre es el ausente, y últimamente en charlas con muchos de mis amigos me doy cuenta de lo importante y del daño tan inmenso que esto causa. Todos sabemos que crecer sin alguno de nuestros padres significa mucho, no es un secreto y tampoco es algo nuevo, pero recientemente he logrado ver a través de los más cercanos ese espacio hueco que queda en las personas, esas cosas que se intentan suavizar a través de los chistes y las bromas, que es quizá una gran manera de alivianar los traumas. Junto a todo esto y a todo lo que se expresa es fácil poder sentir pena, lastima o qué sé yo que es lo que siento, pero algo en mi me lleva mil veces más a ese lugar llamado hogar y me doy cuenta de la fortuna que he tenido junto a mis hermanas de poder tener unos padres presentes.

 

Este texto obviamente va dedicado a mis padres, a los que yo o la vida elegimos para que fueran los encargados de erigirme como algo útil en esta sociedad, no sé si lo lograron, pero estoy seguro que lo que hicieron, ha sido importante. Todos los días me sorprendo de la capacidad que han tenido juntos en 33 años de mantener a flote este barco con tres hijos a bordo, barco que sigue navegando, en distintas aguas, distintas direcciones y distintas formas, pero a flote siempre. Desde muy niños nuestros padres empezaron a dejarnos donde familiares para que nos cuidaran para ellos poder trabajar, los 3 separados porque juntos no nos aguantaba nadie –mención especial a mis tías que lograron aportar mucho a nuestra crianza –al final del día volver a casa y ver como salíamos contentos gritando sus nombres por la felicidad de volver a verlos luego de tantas horas, como un perrito que su amo salió a comprar algo, supongo esa era su motivación para levantarse al día siguiente con la misma rutina de caminar por mucho tiempo dejando niños en casas distintas, ir a trabajar arduamente, volver en un transporte repleto de gente y atender a sus hijos con las tareas y a recibir quejas porque algo dañaron.

 

Si me lo pregunta, de acero son mis padres, ahora grandes y con sus hijos haciendo sus vidas como elegimos, siempre apoyando y motivando a hacer las cosas. Mientras estoy fuera de casa no me falta la bendición de mi madre al dormir ni los buenos deseos de mi padre cada que me saluda, es que son más de lo que merecemos. Mi padre, un hombre sencillo, amoroso, generoso como nadie más en esta tierra; orgulloso de todos los logros de sus hijos, sensible, apasionado, servicial, artista, inteligente y con los abrazos más sinceros de la tierra, él me ha ayudado a hacer realidad todas mis ocurrencias y es mi mayor fan; recuerdo que nunca hubo límites para enseñarme lo que yo quise aprender, ni tampoco límites para ser quien hemos querido ser. Mi madre, una mujer que no conoce el cansancio, alegre, fiestera, amable, responsable como pocas y cálida como sólo ella puede serlo, es quien nos ha llevado de la mano a todas partes y la que sigue orando para que todos a su alrededor se beneficien de alguna manera.

 

No voy a mentir diciendo que tengo una familia perfecta y que todo ha sido color rosa, pero sí puedo afirmar que hemos logrado superar muchos impases todos estos años; puedo decir a viva voz que en todas las peleas siempre logramos encontrar una solución inmediata o en meses; puedo decir con tranquilidad que todo lo que nos dolió alguna vez no quedó como una marca traumática; también puedo decir que hemos decidido muchas veces alejarnos para poder saber cuándo encontrarnos de nuevo. Nuestra realidad por muchos años no fue fácil y por el contrario todo se tornó doloroso muchas veces; hubo desolación, tristeza y amargura, pero nunca nos faltó un pastel de cumpleaños, nunca las navidades fueron solitarias, nunca hubo un abrazo negado y jamás dejamos de demostrarnos lo que importamos en la vida de los otros.

 

Mis padres son el ejemplo de lo que quiero ser, de la forma en que he tratado a los demás y de la manera en que servimos a la sociedad. Que dolor por todos aquellos que no han podido tener una experiencia tan sublime como esta, y que fortuna para aquellos que tenemos esas dos figuras ahí todos los días existiendo mientras respiramos al mismo tiempo y habitamos los mismos espacios. Siento que es demasiado importante resaltar el trabajo de los padres presentes, porque ellos son el soporte que todos los días necesitamos y que, sin importar la edad o las experiencias, siempre vamos a necesitar.  Que pertinente mencionar y darles el crédito a esas personas que sin importar lo que suceda, siempre se levantaron para que sus hijos nunca se cayeran. Que importante poder decirle a ese árbol tan grande, que su sombra nos ha permitido crecer como los robles y que maravilloso poder expresarles todo el amor, antes que de este mundo se alejen.

 

Posdata: Mis padres llevan 20 años separados

 

Jean Pierre

EN LA ALMOHADA

¿Cuántas cosas se quedan ahí? Mucho de lo que planeamos en nuestra vida se queda ahí deambulando en ese espacio; dando vueltas en el rectángulo donde no solo duermen los sueños, sino donde se gestan tantas iniciativas que no llegan a conocer lo que es salir más allá del espacio entre donde apoyamos la cabeza y el borde de la cama. Muchos encontramos en la almohada nuestra musa y creamos mil planes, añoranzas, estilos de vida; pensamos en las mil maneras en que pudimos responder a esa charla incomoda donde no fuimos victoriosos; planificamos ese viaje, emprendimiento y actividad con tanto empeño; le contamos todo lo que pensamos a ese pedazo de trapo o telepáticamente nos consolamos con ella en momentos donde necesitamos hacernos un ovillo y simplemente dejar fluir toda esa vorágine que sale de nuestros ojos.

 

En ese mismo espacio logramos encontrar, algunas veces, el descanso necesario para empezar un nuevo día, pero para otros muchos, es el lugar al que no quieren llegar al finalizar la jornada, porque también sirve como espacio de confrontación entre lo tormentoso de nuestra mente y las decisiones que hemos tomado. Amiga y enemiga entonces nos resulta ser esta pieza, aunque ¿qué culpa tiene ella de lo que hacemos para que tenga que asumir títulos que no debería? Muy probablemente todo esto que estoy diciendo es pura filosofía barata sin sentido para algunos, y probablemente tengan razón, pero estoy seguro que a muchos nos ha pasado algo de esto que menciono, que logramos encontrar un enfrentamiento gigantesco entre todo lo que somos, lo que hicimos y lo que haremos, al momento de finalizar nuestro día.

 

Hay muchos instantes en mi vida en los que no he podido encontrar respuestas claras ante mil situaciones y me invito a mí mismo a dormir, me he dicho infinidad de veces que al apoyar mi cabeza podre encontrar alguna cosa que me guie a algún buen puerto; a veces simplemente me duermo y me desaparezco de mis responsabilidades, al fin y al cabo, mi consciencia aprendió que en paz o inestable no hay nada que perturbe mi descanso. Todos hemos escuchado o aplicado aquella frase de “consultarlo con la almohada” y tiene todo el poder que creamos esa sentencia. A lo que voy con toda esta larga introducción es a invitarnos a ver las cosas desde fuera algunas veces, volvernos tercera persona y poder vislumbrar algún camino que sea el conveniente, ver desde lejos nuestros propios problemas nos ayuda a ser un poco imparciales. Soy gran partidario de que hay decisiones que deben tomarse ya y el tiempo no espera, pero también soy gran fan de esperar a ver qué pasa, de descansar para buscar soluciones, que apoyar nuestra cabeza nos da un panorama distinto y que no todas las respuestas se encuentran caminando de izquierda a derecha y preguntándonos mil cosas mientras le hacemos daño a nuestro cerebro. El descanso es una respuesta también y la tranquilidad es la cobija cálida en noches frías.

 

Todos tenemos contextos distintos en este plano material, algunos tienen el privilegio de poder consultarle todas las noches a la misma almohada, a otros nos toca buscar consuelo y respuestas en distintas partes, a veces inventando elementos que puedan simular ser una. Cada quien tiene maneras distintas del descanso y de la forma en que enfrenta lo fácil o complicado del dormir. No todos logran aclarar su mente en la noche, sino que en el día es más sencillo buscar respuestas. En mi caso la quietud y el descanso han servido infinidad de veces para repararme y poder seguir cargando esta vida extraña sobre la espalda; desde mi posición y desde los privilegios y desventajas que pueda tener en la vida, he podido encontrar en la almohada la herramienta perfecta para llevar a cabo todos mis planes; alejarme y desconectarme ha servido para volver con la vida que creía había perdido.

 

Jean Pierre

FOTOGRAFÍA

En mi habitación en Cali decidí crear algo a lo que he llamado “mi mini museo”, un espacio al que procuro adornar con todas las cosas importantes en mi vida, unos cuantos regalos, un cuadro sobre mí, unos premios, unos vasos que llevan conmigo muchos años y otras tantas “maricaditas”, pero desde hace algunos años ya, empecé a querer honrar en este espacio a todas aquellas personas que han pasado y siguen pasando por mi vida y que de mil formas han aportado a convertirme en quien soy en este momento. Siempre que acaba el año hago una carpeta en mi pc llena de muchas fotos de todo lo que viví ese año y empieza un proceso inmenso de selección de cuales son aquellas que deberían imprimirse y plasmarse en la pared, misma que ya no tiene más espacio.

 

Amo cuando las personas entran a mi cuarto y lo primero que hacen es buscarse en las decenas de fotos que hay y disfruto profundamente la felicidad en sus rostros cuando logran encontrarse en una o varias imágenes, siento que se cumple mi objetivo de decirles que son importantes para mí y que todos los días me rodean y son parte de la hermosa decoración, del bello paisaje en el horizonte de unos cuantos metros de profundidad. Poder volver a aquel lugar donde fui pleno y feliz; me motiva todos los días, y ese volver mental es una buena excusa para escribir, llamar, pensar, recordar o planear en ir de nuevo. Las fotografías en mi pared son ese recordatorio que algunos ponen en la nevera para hacer algo, pues me invitan a intentar estar presente para los míos, aunque sea en la distancia.

 

Al finalizar este año en algún espacio de mi habitación estarán plasmados todos los rostros que la ruta ha puesto frente a mí, y deseo que en los meses que quedan puedan sumarse más razones para ampliar el catálogo de mi espacio, que es de todos. Aquí la cuestión es que en mi cuarto duermo unas pocas veces al año y no siempre puedo apreciar esos momentos que quedaron ahí guardados, pero es un aliciente, es como que a veces me digo que quiero volver a casa para encontrarme con todos mis amigos y familia en el punto donde me dan calidez, y donde están todos los que se fueron y los que van llegando poco a poco. Algunas imágenes son tristes, no lo puedo negar, algunas me generan mucha nostalgia, mucho sentimiento de cosas que jamás volverán, pero que me muestran que hubo un instante con magia que me llenó y eso es lo que intento conservar en mis momentos cotidianos. Las fotos son el fragmento congelado y guardado para siempre, con la esencia del ambiente y a veces con lo espontaneo de la situación.

 

Mi sueño, poder llenar cada centímetro posible de mi casa con recuerdos, con nuevos paisajes que en frente tengan a alguien o varios rodeados de un abrazo muy fuerte, con una sonrisa gigante de oreja a oreja; deseo poder recorrer este mundo por completo y así acumular en el disco duro de mi cuerpo tantas cosas que cuando deje de respirar mi esencia recorra todo aquel espacio donde haya pasado; quiero ir conociendo gente y pedirles una foto para que próximamente estén en mi mini museo siendo una obra de arte.

 

¿y vos ya estás en mi pared?

 

Jean Pierre 

3 MILLONES DE PASOS

En mayo del año pasado instalé un contador de pasos en mi celular, a la fecha ya he hecho 3 millones y me pregunto ¿cómo es posible? Me sorprende demasiado el hecho de pensar todo ese trabajo que ha hecho mi cuerpo y los lugares donde he metido mis pies. Me inquieta el imaginar que esos pasos suman muchos kilómetros, creo que si fuera un avión podría acumular unas buenas millas. Y como todo lo que tiene que ver con esta página, obviamente me lleva a reflexionar y a pensar en todos esos momentos en los que sencillamente decidí caminar y recorrer rutas jamás exploradas antes por mí; pienso en aquellas veces donde no supe hacia donde iría, pero que nunca tuve miedo de no saber cuál sería el destino. Hasta el momento en lo que va de estos 3 millones de pasos he estado en 7 países y más de 20 ciudades; he caminado en la lluvia helada y en el sol intenso; he caminado en playas, montañas, bosques, ciudades y ríos. Hoy sentando desde la comodidad de un lugar cálido y luminoso escribo este texto, viendo estás palabras como un espejo gigante que mira hacia el pasado y sigo comprendiendo la magnitud del privilegio del que gozo al hacer lo que he querido hacer, yendo donde he querido ir.

 

El problema o lo extraño ahora es que, si ya sé que en un año pude dar tantas zancadas, mi cuerpo quieres acumular más kilometraje, y digo problema porque no sé qué va a ser de mi salud mental cuando decida estar quieto, viendo como mis pasos no se suman en carreteras ajenas a las de mi barrio ¿estaré listo?, ¿hay algo malo en la quietud?, ¿es necesario quedarme en un solo lugar? No tengo respuestas a nada en este momento. Y es que ahora que he podido experimentar lo que se siente ir de lugar en lugar protegido únicamente con la fe puesta en un ser al que llamo Dios y al que le deposito toda la responsabilidad del futuro de mi camino, quiero intentar llegar a convivir con espacios que no imaginé siquiera podrían existir.

 

Otra reflexión que puedo sacar de todo esto, es que debo agradecerle todos los días a mi increíble y poderoso cuerpo al que someto constantemente a cosas que no debo y, aun así, él me responde. Mis piernas a veces cansadas dan ese último esfuerzo por el que les ruego; mi espalda estallada y doblada por la mochila lleva carga extra, porque no he aprendido a viajar con pocas cosas; mi corazón acelerado en momentos de mucha exigencia bombea la sangre y me permite llegar a esa cumbre que me puse como reto; mi piel expuesta al sol ardiente siempre decide aguantar unos kilómetros más y mis huesos congelados me dicen que puedo seguir tranquilo, que ellos me acompañan un ratito más, pero que no lo vuelva a hacer y todos sabemos que si lo volveré a hacer. Mi cuerpo, maquina poderosa y mal pagada es quien se lleva todos los créditos por tener que lidiar con alguien como yo, los que me conocen saben que no es fácil y él lo hace todos los días todo el día.

 

También reflexiono y pienso en aquellos que mis pasos han puesto en el camino, extrañamente nunca estoy solo, ni cuando creo estarlo. Todos los días en este andar aparecen almas dispuestas a compartir son risas, sueños, anhelos, historias y demás conmigo, y les agradezco infinito por ello; en todos mis viajes siempre aparecen quienes me dan su hogar, su comida, su espacio y su familia; en cada recorrido tengo un abrazo fuerte que me entiende. Justo ahora una persona recién nos conoce, se fue de viaje y nos dejó su casa por una semana y conocí a alguien que siempre que me ve me lleva comida para consentirme. No sé hasta dónde llega mi fortuna, no sé de donde viene todo esto, no sé si me lo merezco, no sé si mis acciones han sido las mejores, pero estoy complemente seguro que mis pisadas han sido la mejor decisión que un día decidí tomar.

 

Jean Pierre

SIN TÍTULO

Referente al tema del que quiero hablar hoy no sé cómo nombrarlo, porque todo lo que me llegaba a la cabeza es muy cursi y no me motivaba ponerle un nombre que no me vibre. Es curioso todo esto porque siempre antes de escribir primero decido el nombre y luego de ese título se desprende todo lo que brota de mi cabeza y empiezo a plasmarlo en este documento. No sé si el no encontrar el nombre principal a este texto tenga que ver algo con la idea inicial; hoy quiero hablar sobre la luz y extrañamente no se me está iluminando lo suficiente el panorama.

 

Asociamos la luz a todas las características positivas que acompañan a las personas, lugares, momentos y demás. La luz como guía de caminos y senderos inexplorados; la luz como algo que se irradia desde el centro de las personas y que permea a los demás, influenciando, inspirando y guiando decisiones y pasos a seguir. Esta relación entre lo bueno y la luz aparece en todos lados, en todas las culturas; quizá nuestra necesidad de buscar luminosidad nos hace llamarle de esta forma a todo aquello que nos hace sentir cálidos, comprendidos; quizá la ausencia del exceso de vida nos invita a soñar con la calidad del sol plasmada a través de la sonrisa del atardecer o de unos ojos que se arrugan en las esquinas. Un foco se enciende encima de las cabezas como símbolo de la claridad en pensamientos y acciones a tomar, pero ¿será que todo lo malo es aquello que carece de esa cualidad de expandir tranquilidad? Quizá hemos sido muy duros con la oscuridad o la ausencia de luz; hemos violentado y degradado el poder de la sombra a la ruina y destrucción en su misma definición.

 

En mis momentos más difíciles he sentido el negro vacío sobre mí y todo lo que rodea mi vida y ese mismo color me ha dicho que debo estar tranquilo, que simplemente me está acompañando para ayudarme a comprender todo lo que me sucede y a aceptar que hay cosas que no puedo controlar y que podemos jugar con esta mancha oscura y ser amigos y bailar y salir a pasear y entender que es solo una compañía temporal, que no siempre estará conmigo y que cuando llegue debo recibirla con mucha comprensión porque estoy atravesando un momento de evolución como ser humano. También he comprendido que los momentos de mucha luz también ciegan y a veces no puedo abrir mis ojos de par en par porque esa supuesta calidad me lastima la retina y me niega la posibilidad de observar la realidad del mundo en el que me estoy moviendo, y aquí es entonces que llego a las conclusiones de este escrito. Vivir rodeado de luminosidad sólo sirve para poner una cortina impenetrable que no permite que observemos más allá de nuestra comodidad, nuestros pensamientos, nuestro egoísta estilo de vida insufrible y superior al resto de los que acompañan nuestra existencia; creo yo entonces que lo que podríamos hacer, es aceptar que ambas cosas están en nosotros y que debemos poder hundir el interruptor para cuando necesitemos esos momentos de vislumbrar el camino empedrado o para escondernos un ratito entre la multitud de la silenciosa noche.

 

Comprender que no podemos castigarnos por nuestros dolores y alabarnos por nuestros éxitos. No estoy diciendo que nuestros logros deben ser suprimidos, pero al mismo nivel al que aceptamos que pasan cosas llenas de “esplendor” también debemos abrazar de la misma forma nuestros momentos donde estamos formando nuevas corazas y cicatrizando. Nada de esconder nuestro dolor y decirle que no debe aparecer y que se vaya a un rincón a llorar en silencio, vamos a decirle a todos esos momentos que es el momento de transformarnos en el futuro que queremos ser.

 

Jean Pierre

GRIS

En la gama de mis decisiones o mi forma de ser no existe aquello que podamos llamar punto medio; no existen en mi escala de color ese gris que apunta a lo neutro, yo soy de extremos en la mayoría de los casos, mis sentimientos o son o no; mis respuestas tienden a ser o sí o no; mis apuestas son todo o nada. Obviamente todo esto me ha traído muchos problemas y muchas glorias, pero prefiero jugármela sin medir la consecuencia, soy consciente de que puedo perderlo todo, pero también he podido vivenciar plenamente como es ganarlo todo gracias a ese riesgo tomado.

 

A lo largo de mi vida me he enfrentado a momentos donde hacer una elección en segundos puede cambiar drásticamente el rumbo de mi camino y hoy luego de tantos años puedo decir que no recuerdo el haberme arrepentido de alguna decisión tomada y quizá en el instante seguido a eso que elegí pueda sentirme culpable, triste o enfadado, pero luego me detengo a reflexionar sobre eso que hice y me sonrío porque aquello me trajo unas consecuencias a las cuales ahora debo todo lo que soy. Hay trenes que pasan una sola vez y subirse o no desprende reacciones que marcarán cada día de lo que quede de nuestra existencia.

 

Esta forma de llevar al extremo todo me ha servido para protegerme, porque cuando hablo de tomar decisiones de inmediato también me refiero a saber ser prudente, a muchas cosas he dicho que no sin pensarlo, a muchos eventos he faltado, a mil personas les he fallado, a demasiados viajes no he ido, a muchas oportunidades he cerrado la puerta porque dentro de mis impulsos el “no” es una herramienta que me ayuda a protegerme ante cualquier tipo de duda y el “sí” es aquella que uso cuando hay claridad completa en lo que siento.

 

Ese instinto del que tanto he hablado, esa sensación de percibir lo que me rodea han generado en mi cierta habilidad para poder enfrentar cada situación de limite, saber hacerme a un lado o poner un pie en frente en un instante crucial me ha llevado a las circunstancias más increíbles de mi vida y me ha evitado muchos dolores de cabeza y malestares. No estoy diciendo que no me he equivocado, errores hay innumerables en mi camino, ya no sé cuántos he cometido, pero mi punto va a que no me arrepiento de ellos, los momentos en los que he dicho “¿qué hiciste Jean Pierre?” luego se han tornado en un “menos mal hiciste eso Jean Pierre”; mi capacidad de equivocarme es maravillosa y mis momentos de limite han sido los forjadores del ser humano que soy hoy, con cosas buenas y unas no tanto; con aciertos y equivocaciones; con coronas y espinas; con lágrimas y mejillas dolidas de sonrisas.

 

Y aun con todo lo que acarrea lo que he vivido con actuar prontamente, sigo diciendo a viva voz que soy de extremos y no conozco los grises, no me gustan las medias tintas, o se es o no. Cuando amo lo hago como si yo fuera la última persona con la capacidad de amar y me refiero a todo tipo de amor; cuando algo sale de mi vida es casi imposible que vuelva; cuando digo que me voy a ir no pienso en cuando debo volver; cuando algo que escribo no me gusta lo borro todo hasta que me sienta satisfecho con lo que quiero mostrar; cuando me comprometo hasta la última gota de sudor en el suelo dejo; cuando digo que no es no y cuando marco mis limites la línea divisora es del tamaño de una muralla.

 

Jean Pierre

NAYLA

Yo creo que todos merecemos y necesitamos una Nayla en nuestras vidas, puedo decir que su nombre es el sinónimo de muchas cosas, cómplice, amiga, hermana, secuaz, etc. En el 2018 nos conocimos de la misma forma en que he conocido a otros amigos igual de importantes, en una fiesta, yo la vi bailar y supe que no había nadie más como ella, ahora casi 5 años después sigo pensando lo mismo. En aquella fiesta hicimos un vínculo muy especial, unos meses después volví a su casa y le propuse venirnos a Colombia a viajar, el plan era muy fácil, alguien pagaba nuestro viaje y nosotros hacíamos una obra de teatro, lo que la obra recogiera serviría para pagar esa deuda. En mi cabeza sonó muy fácil y se lo propuse a ella y a un par de amigos más, ellos lo vieron como algo descabellado y no aceptaron, pero Nayla no lo pensó dos veces, a sus 19 años aceptó la idea de irse a otro país con un man que recién conocía a dirigir una obra de teatro, misma obra que nos llevó a recorrer 3 países y mas de 13 ciudades; aceptó el reto más loco hasta ese momento en su vida y en contra de todos los pronósticos y las palabras de miedo de su circulo cercano, nos fuimos, hicimos mil odiseas para conseguir vuelos  baratos y poder llegar a Colombia justo a tiempo.

 

En el momento en que ella aceptó irse conmigo me propuse a hacer hasta lo imposible porque ella viviera cosas mágicas y únicas, porque la confianza que puso en mi nunca antes alguien lo había hecho y sigo firme a ese  propósito; hemos recorrido 4 países y 3 de ellos en repetidas ocasiones; enfrentamos una pandemia juntos y  todo lo que conlleva tanto tiempo de convivencia juntos; hemos mochileado varias veces; hemos conseguido lo que hemos querido trabajando fuertemente; hemos  podido ver como se materializan paso a paso todos nuestros sueños; hemos vivido cosas que  con nadie más viviré, peleamos,  lloramos, nos reímos, bailamos, celebramos, discutimos, pero al final del día dormimos en la misma cama felices porque el otro está al lado.  

 

Nay me he dado mucho y quizá no es consciente de todo eso, me  dio otra familia a la que amo, me dio unos amigos magníficos, me dio una casa a la que puedo llamar mía, me dio 4 hermosos hermanos a los que  siento de mi sangre, me dio otra abuela, me dio  muchas risas, me dio un derrame  de lagrimas aquel día de junio del 2020 cuando se fue de mi lado; Nayla me ha permitido tener la fuerza para luchar por los dos; me da la motivación todos los días para que crezcamos juntos, porque no me interesa llegar a ningún lado si lo hago sólo; con Nay he podido entender que lo que construye una relación es el tiempo de calidad y el deseo de superar cada impase. 

 

Ojalá cada persona encuentre su Nayla en la vida, porque esa sensación de ser uno solo con otro es maravillosa; poder desarrollar conspiración sólo con la mirada es algo de otro mundo. Deseo que todos encuentren ese alguien que los haga sentir seguros si agarran su mano y que puedan confiar con toda la plenitud en las acciones de esa persona; deseo que nos topemos en la vida con ese tipo de personas que lo único que pueden darnos es felicidad inmensa y que nos cambian el semblante; deseo que caminemos dando pisadas firmes porque nuestras huellas son el camino que otros necesitan pisar firmemente.

 

Jean Pierre

EL CAMINO DEL ARTISTA

No puedo comparar el arte con otras profesiones o no puedo pretender decir que ser artista es algo que pertenece a los incomprendidos y todas aquellas cursilerías para justificar ciertas conductas. Estamos en un momento donde los artistas se comportan como rockstars sin ser una; donde se dice que el arte es una manifestación del ama sin siquiera preocuparse por conservar la que se tiene; estamos creando contenido entretenido sin pensar en el impacto del mensaje; vivimos quejándonos del sistema sin crear arte que lo critique y sobretodo lo cambie; somos una sociedad que se llena la boca pregonando que somos artistas mientras destruimos lo que otros se atreven a hacer sin crear algo digno de exponer.

 

Todas las profesiones tienen su esfuerzo y dedicación, todas distintas y con una intención de ser; sí podríamos afirmar que algunas requieren ciertos esfuerzos diferentes a otras, de tiempo, fuerza, pensamiento, agilidad, creatividad y demás. El arte es una más de ellas, y no es distinto o superior a ninguna solo por la imagen que se proyecta en la construcción del artista y su arte. El gran problema del artista es que se queja de todos los demás colegas pero terminan haciendo lo mismo del montón, entonces ¿Cuál es la diferencia de la que siempre se habla?, me explico, en una oficina todos los días se llenan documentos, se responden correos, se madruga, se piensa en cómo resolver problemas, etc. Y todos los días hay una sensación de inconformidad con aquello que se hace y muchos quisieran renunciar e irse muy lejos, y al día siguiente todo sigue igual. Pues bueno, lo mismo pasa con los “eruditos” del arte, constantemente se cuestiona todo lo que los otros hacen, odian la música comercial, odian las películas de consumo masivo, pero a la hora de crear se vuelven parte del montón de los únicos y diferentes, según ellos; ya no sé cuántas versiones he visto de Romeo y Julieta, ya son innumerable las veces que he escuchado el mismo beat de las canciones que suenan en todas partes y ya no sé cuántos experimentos artísticos sociales se han repetido.

 

El camino del artista no es difícil solamente por el poco apoyo que hay, sino que también lo es porque hay que llevar todas las cualidades a otro nivel, hay que pensar en lo que otros no han hecho y entender que fracasaremos, que nos equivocaremos mil veces y que si no se cambia la formula seguiremos pisando el mismo hueco. Debemos quitarnos el ego y pensar que somos más que cualquier otro ser y entender que debemos trabajar como ellos, tocando puertas, creando constantemente, teniendo hábitos y disciplina; hay que ser consciente que no nos llamarán un día a decirnos que quieren que trabajemos para ellos; debemos comprender que hay mejores artistas que nosotros ¿Cuál será nuestro diferenciador entonces?; debemos entender que la constancia es la mayor forma de avanzar. Es momento de quitarnos la idea de ser el más grande, pero seguir trabajando para ver si un día lo somos; hay que aceptar la crítica y renunciar a las cosas que sabemos no funcionarán, solemos aferrarnos a proyectos sin pies ni cabeza y pretendemos que cambiaremos y revolucionaremos al mundo con nuestra idea, entendamos que renunciar no es el fin de nuestra carrera, es el inicio de una nueva.

 

Todo esto lo hablo desde mi posición de privilegio, sin desconocer que hay personas que no pueden hacer mucho de lo que quieren porque vivimos en naciones donde no hay apoyo, donde estudiar cualquier cosa es algo solo para unos cuantos; no puedo desconocer que hay miles que no tienen acceso a las oportunidades que unos pocos tenemos, pero aquellos que podamos acceder a ello no lo desperdiciemos haciendo cosas que no llegarán a ningún puerto, no nos llenemos de soberbia, no nos sintamos lo que no somos y no caminemos por caminos tan explorados. Creemos nuevas maneras y entendamos que solo el que escucha logra subir una escalera con los ojos cerrados.

 

Jean Pierre 

LO QUE ME FALTA

“Nada” sería la respuesta rápida si se me preguntara qué son aquellas cosas que me faltan, y es que si analizo de manera pronta y medio idealizada siento que no me falta nada; tengo mi familia y a los míos; tengo las cosas que quiero; tengo la capacidad de cumplir casi todas las metas que me he propuesto en la vida; tengo muchas ciudades que me esperan con una felicidad indescriptible; tengo como suplir mi alimentación diaria y tengo la salud para poder llevar mi cuerpo a situaciones donde debe adaptarse de forma inmediata para sobrevivir. Entonces desde el cubrimiento de las necesidades básicas del ser humano no hay algo que me falte, pero desde un punto mas amplio creo que hay una lista gigante de cosas que quiero por necesidad y por deseo.

 

Me falta demasiada fuerza de voluntad para lograr mucho de lo que anhelo, ese no sé qué que me obliga a quedarme horas procrastinando y me empuja a la cama con fuerza incontrolable. Esa fuerza que me falta me he hecho dilatar por días y semanas cosas que podría haber resulto en segundos; me ha hecho perder oportunidades únicas; me ha hecho ser inconstante en mis hábitos de alimentación y actividad física y me ha hecho postergar proyectos que, de haberse hecho en su momento, la historia de mi vida sería otra.

 

Me falta responsabilidad afectiva en cuanto a las relaciones de pareja, soy incapaz de sostener algo por meses, no puedo dedicarle todas las horas del día a alguien y no me apetece pretender compartir mi tiempo y toda mi intimidad con alguien por periodos largos; el hecho de pensar en la constancia, el cuidado diario, las charlas a todo momento, el responder mensajes, el salir habitualmente, renunciar a ciertas cosas y dejar de viajar como lo hago para complacer a alguien más me asusta y me aterra. No sé si soy muy egoísta por pensar solo en mí en esta situación en específica, pero en este momento de mi vida no creo estar dispuesto a ceder, no quiero cambiar las cosas que hago y no quiero detener todo lo que me ha costado construir para compartir mas tiempo con una persona.

 

Una de las cosas que me falta es quietud, me refiero a la quietud del espacio que habito, llevo casi 5 años sin estar en un mismo lugar 12 meses completos y cuando empiezo a sentirme cómodo en una ciudad me asusto y pienso en cuando será el día que me iré de nuevo, es algo así como los efectos colaterales del síndrome del viajero. Y es que no me gusta la comodidad, no me gusta dormir todos los días en la misma cama y odio saber que al día siguiente haré las mismas cosas. No puedo quedarme quieto, necesito que mis pies sufran de tanto caminar o necesito estar todos los días pensando en que proyecto nuevo escribiré, necesito que acabe lo que estoy haciendo para poder moverme y continuar haciendo nuevas cosas. Ese miedo latente a que el tiempo pase y no aproveche mi vida me persigue en cada momento.

 

Otra de las cosas que necesito nombrar en esta lista es retomar cosas, hay mucho de mi vida pasada que extraño y siento que quiero retomarlas, pero no sé como o no sé si inconscientemente necesite alejarme de ellas, hablo de personas, lugares, espacios, momentos, disciplinas, actividades y demás. Hay un rincón de recuerdos felices en mi cerebro y voy ahí a traerlos de vuelta cada tanto, siento que me faltan para poder completar muchas cosas y para cerrar otras. Hubo momentos de mi vida donde hacía ciertas actividades que siento que ahora me faltan y mi cuerpo entero necesita. Puedo resumir todo este párrafo en que me falta la disciplina y todo lo que a ella rodea.

 

Me faltan razones para continuar a veces, y es que no es fácil ir por ahí queriendo hacer edificios sólo con un martillo en el bolsillo; no es fácil y no es tan agradable esforzarse tanto para cumplir un objetivo ¿con qué razón? Mis deseos y anhelos son muchos; mis ganas de hacer y hacer siguen, pero muchas veces me planteo el porqué de ello y no siempre encuentro una respuesta, quizá estoy evadiendo responsabilidades o quizá sí estoy yendo por buen camino, sólo que a veces el camino es oscuro y tenebroso y hay que replantearse en varios momentos el horizonte y cambiar de horizonte cada tanto y en ese cambio de horizonte se pierden muchas cosas que se creían eran el objetivo principal.

 

En conclusión, hay muchas cosas pendientes por resolver y por completar; me faltan cosas materiales sin tanta importancia y cosas intangibles supremamente valiosas para mí. Sigo con la idea de construirme todos los días, luchando contra otros deseos y contra las trabas que pone mi cerebro. Sigo encontrando en el camino las piezas que no sabía estaba buscando, pero que ayudan a completar este desordenado rompecabezas.

 

Jean Pierre

MODORRA

Siento mucha lastima por aquellas personas que recuerdan su etapa escolar como lo peor y siempre que hablan de ello lo hacen con rabia y un poco de resentimiento; otros prefieren hacer como si esos momentos no hubiesen existido y otros menos afectados, pero sin que les importe mucho. Desde mi vivencia fue quizá uno de los mejores momentos de mi existencia, todo lo que viví en la etapa de secundaria lo recuerdo con el más profundo amor posible; cada día era una anécdota nueva, distinta y mágica. Recuerdo que en nuestro último año hasta nos planteamos la posibilidad de perder todos para repetir el siguiente año juntos, a ese nivel era nuestra felicidad y comodidad de los unos con los otros.

 

En Colombia se estudia 11 años, 5 en primaria y 6 en secundaria, cuando estábamos como en noveno año empezamos a unirnos mucho como amigos unos cuantos, muchas fiestas, comidas, paseos; molestábamos todos los días en clase y a modo de identidad decidimos llamarnos “las modorras”, un poco opuesto a toda esa energía desbordante que se tiene a los 15 años, pero así quedó, hasta el día de hoy. Somos 7 los integrantes actuales, nos conocemos hace 25 años con algunos y el resto unos 20 años de amistad, casi toda nuestra vida la hemos pasado juntos, desde que tengo uso de razón y pensamientos claros alguno de ellos ha estado a mi lado. ¿Cómo no amarlos? Si es que han estado en todo, han estado y he estado, unidos en cada cosa. Vernos crecer y ser adultos ha sido un proceso hermoso, porque vamos de la mano, no nos abandonamos y celebramos las victorias de los demás.

 

Hemos compartido desde cuando yo llegaba llorando a la escuela a los 5 años, hasta el nacimiento de los bebés que ahora hacen parte de la familia; hemos sufrido por sacar una calificación baja y hemos visto como alguno compra su primer auto; estuvimos cuando componíamos canciones al restaurante escolar y en la inauguración de la casa de alguien, que ahora es la casa de fiestas, asados, bautizos y demás; hemos hechos obras de teatro para orinarse de la risa y también nos tatuamos la misma flor.

 

Que etapa más perfecta vivimos en aquellos años y que hermoso ahora es no vivir de esos recuerdos, sino que cada encuentro es una excusa para generar nuevas risas en nuestro inconsciente. Siempre que pienso en el Jean Pierre de los 14 años y hasta los 17, sólo puedo pensar en carcajadas, en bromas, en charlas eternas, en fiestas, en pijamadas, en juegos en los techos de icopor, en peleas absurdas, en la comida de la media mañana, en la lluvia, en desfiles, en la burla hacia todo, en felicidad en su máximo esplendor y en todo aquello que abarque la definición de esa palabra.

 

Ahora nos seguimos riendo de cualquier cosa y obviamente nos hacemos bromas y comentarios fuera del lugar, pero también ahora cambiamos pañales, hablamos de como fue el parto de cada una; hablamos de comida saludable y educación respetuosa; ahora andamos con pañaleras y teteros por todas partes; ahora les estamos enseñando a esos nuevos seres que entre ellos son primos y que todos somos sus tíos; ahora inició una nueva etapa demasiado perfecta, igual y distinta a aquella que vivimos y lo más importante es que estamos para ayudarnos nuevamente, ya no dándonos copia en las tareas, sino que ayudando a que el bebé se duerma o se coma las cosas. Deseo que la vida nos siga teniendo de esta manera, que esta amistad siga siendo así de fuerte y que como familia sigamos tejiendo los lazos que nos han mantenido tan unidos a través de nuestra historia.

 

Jean Pierre

A MIS NIÑOS

Dios, el universo, la vida, Shakira o lo que sea que entendamos como algo superior o divino, me dio la oportunidad de tener la experiencia más edificante que he podido tener en la vida. Hace un par de años acepté el reto de ser profesor de una metodología un poco diferente y me topé con unos niños y adolescentes maravillosos, que contrario a lo que yo iba terminaron ellos enseñándome a mí un sinfín de cosas que atesoraré cada día. En ese año puse al límite mi imaginación para crear actividades que les quedarán guardadas por mucho tiempo, y ese objetivo se logró; aprendimos de comunicación, de habilidades físicas y mentales; aprendimos de lealtad; aprendimos demasiado sobre este país el cual era nuevo para ellos; nos reímos de cada cosa posible y aprendimos que no existe algo tal como la distancia para seguir queriéndose.

 

Luego de un año mi vida tomó otro rumbo y seguí con mis viajes, pero siempre con ellos presentes en todo momento. Luego de esa primera despedida he vuelto unas 5 veces a encontrarme con la mayoría de ellos y siempre es hermoso darme cuenta que el cariño sigue intacto; que todo eso que vivimos lo recordamos en cada reunión; que aún tienen muchos modismos que se les pegaron; que son mini yo con sus ocurrencias y forma de ser tan particular que no puedo pretender quitarme la responsabilidad de ello. Siempre procuré insistir en sus libertades, que se expresaran como quisieran, que nunca se quedaran callados ante nada, que no tuvieran miedo a liberar sus emociones, que no se aguantaran una risa, que todo aporte es válido, que no importa equivocarse, que hay que abrazarse todo el tiempo, que hay que hacerle saber al otro todo lo que sentimos por él, que no hay preguntas buenas o malas, que su niño debe llevarse siempre consigo a donde quiera que vayan, que nadie puede vulnerar ni hacer menos lo que opinen, que hay que caminar con la consciencia tranquila.

 

Este fin de semana pasado fue la vez más reciente de nuestro encuentro porque ya algunos de ellos vuelven a su país de origen y queríamos despedirnos, estuvimos todos y en pocos meses de no habernos visto han crecido demasiado, unos más altos, otros con la voz gruesa, otros con sus características físicas cambiadas y todos con su forma de ser intacta, bueno, con conocimientos nuevos. Y esta vez fue mágico todo, lloré un par de veces de la risa y de nostalgia; hubo lágrimas de allá y de acá; hicimos planes divertidos y arriesgados; comimos muchas cosas y vivimos a nuestra forma, como ya es tradición.

 

Quiero dedicarles este escrito a mis niños, no me importa la edad que puedan tener, siempre serán mis niños. Quiero que, si me leen sepan que son importantes para mí, quiero que sepan que mi vida es otra desde que los conocí, que las cosas que vivimos estarán tatuadas en mi alma para siempre, que son increíbles; quiero decirles que sin importar el tiempo o la distancia siempre estaremos conectados a esos recuerdos tan increíbles que construimos en todos estos años. Quiero también agradecerles por su confianza, que cuando no han sabido que hacer me han llamado a la madrugada llorando a pedirme un consejo porque saben perfectamente que ahí estaré siempre para ellos; quiero agradecerles por los regalos, las flores, las manualidades y todas las maneras que han encontrado para expresarme su amor; quiero agradecerles por esos abrazos tan hermosos que recibo siempre que me recuerdan que hay que seguir trabajando por cambiar las cosas; quiero agradecerles por los juegos bajo la lluvia, por el barro en el que nos arrastramos, por las piscinas y ríos que descubrimos, por las raspaduras y por los paisajes que vimos; quiero agradecerles por darme tanta dicha y tanto amor.

 

No sé si estas palabras sean suficientes para expresar todo lo que siento, pero es una pequeña aproximación a ese sentimiento. Que la vida nos permita seguir encontrándonos cada tanto para fundirnos en abrazos y carcajadas interminables, y que nunca nos falten lágrimas en los ojos para llorar cuando así lo queramos, sin importar el motivo. Que el amor que nos tenemos sea tan fuerte para esperar hasta un nuevo encuentro.

 

Jean Pierre

PASAPORTE

No existe mayor condena que nacer en un país en donde existe un estigma tan grande que cuando sales de él y en otro lugar con solo ver tu documento de identidad ya hay mil alarmas encendidas. Y es que lo veo como una condena porque parece no acabar, ya tengo mi discurso de como responder ante cada cosa que me dicen, ya sé con exactitud cuáles serán las preguntas que las autoridades migratorias me harán y también sé muy bien cuáles son las preguntas que me harán en la calle cuando me escuchen hablar. Debo aclarar que esta condena es agridulce, porque soy el más fan de mi país, Colombia vibra en cada parte de mí, amo mi ciudad, mis océanos, mis selvas, mis montañas, mis desiertos, mis ríos y mi gente; todo esto es lo dulce del proceso. Lo amargo es con lo que inicié el texto; en cada fiesta a la que voy lo primero que hacen al saber mi origen es pedirme una dosis, o para la gran mayoría de personas la referencia que encuentran del país es aquel que inició tan grande negocio y que no vale la pena decir su nombre en este escrito.

 

He aprendido a esquivar ciertas balas y sé como jugar con ellas; sé quien soy y quienes somos; sé que hay mas buenos que malos; sé que gracias al arte cada vez tenemos nuevos y poderosos referentes que llevan nuestra bandera en lo más alto; sé que es mi responsabilidad y la de todos los compatriotas poder cerrar de a pocos la brecha de la desinformación y la ignorancia. No es fácil querer ser un viajero perdido por el mundo y tener que rendir cuentas en cada lugar en el que paro; o cuando en carretera me detienen con mis amigos y al enterarse que hay un colombiano todos los protocolos deben ser más minuciosos; no es fácil llegar a un aeropuerto y que las peguntas sean persuasivas y dudosas.

 

Tengo una postura muy firme contra las drogas, jamás en mi vida he probado ninguna y espero no hacerlo y no por sentirme superior a nadie y no me importa quien lo haga y quien no; mi punto va porque mi país lleva décadas en guerra por la misma cuestión, llevamos miles de muertos y desaparecidos por este negocio, tenemos una sombra gigante que nos persigue a cualquier territorio al que entramos y estoy muy cansado de los mismos chistes estúpidos referente a mi procedencia. La guerra nos arrebató años de desarrollo; nos quitó la tranquilidad de poder andar en cualquier calle sin estar prevenidos; nos quitó familiares, amigos; nos quitó la libertad para poder entrar a muchos países; nos dejó un daño social interior irreparable y nos dejó una mancha de sangre gigante en nuestro pasaporte.

 

Con el tiempo se han ido acumulando sellos y es más fácil entrar a algunos lugares, es como si fueran la carta de recomendación que dice que puedo pasar y me iré, pero no puedo evitar sentir molestias en algunos casos. Recientemente he viajado con 3 personas, cada una de un país diferente, y no puedo evitar sentir algo de celos, para ellos todos es fácil, sin preguntas, sin dudas, sin sospechas; sólo a mí me miran extrañamente; sólo el colombiano es el posible terrorista, secuestrador y todo lo relacionado al delito. Siento envidia de esa tranquilidad del libre transito en cualquier lado al que quiera ir, supongo que es algo con lo que me he ido acostumbrando pero que nunca dejará de sentirse raro, incomodo y triste.

 

Colombia es un país extraño, mágico, acelerado, indomable, rebelde, ruidoso, diverso y mil adjetivos más que lo hacen tan especial. Creo que no me cansaré de invitar a muchas personas a descubrirlo; siempre procuro ser el guía turístico para todo aquel que lo desea; siempre estoy hablando y presumiendo mi país; voy pregonando toda la diversidad que tenemos y lo que podemos ofrecer; somos un pedazo de tierra llena de gente amable y con un sentido del humor muy pesado; siempre hay comida en casa para el que llega sin avisar; hay un abrazo cálido esperando a darse; todos son bienvenidos sin importar nada. Somos conscientes del rezago que la violencia ha dejado, pero también somos fieles al propósito de un cambio como sociedad que nos ayude a llevar a cada rincón con orgullo nuestro pasaporte.

 

Jean Pierre

VIAJERO

Entre enero y febrero del año 2022, llegaron 2 personas mágicas a mi vida como la mayor manifestación de “todo pasa por algo”. En un momento crucial en la toma de decisiones de a donde debía ir y que quería hacer con mi vida aparecen Jerónimo y Javier, el primero con 20 años, Argentino, huyendo de la monotonía de su pequeño pueblo, atravesando fronteras cerradas por el covid, una mirada llena de inocencia, una forma particular de agarrar la cuchara, una sonrisa que conquista a todo aquel que le mire, un cuerpo fuerte, con todas las ganas de devorarse el mundo entero; el otro, Javier, Español, 26 años, un poco más bajo que yo, con los ojos color mar caribe, un sentido del humor muy de su país, un toc con las llaves, deseoso de aprender a bailar salsa, con un corte de cabello muy ochentero. Ambos distintos entre sí, cada personalidad alejada la una de la otra, ambos cambiaron mi vida para siempre y descubrí algo que nos unió eternamente, ser viajeros.

 

Con Jero me fui a México, recorrimos muchas cosas juntos, mil aventuras, peleas, ningún secreto existe entre los dos; las cosas más íntimas conoce el uno del otro; aprendimos demasiadas cosas juntos en el tiempo que compartimos; lloramos muchas veces en nuestras charlas eternas. Jero es mi hermano hombre que nuca tuve, cómplice de cada hazaña, dos niños jugando a pintar paredes; pensar en él es recordar lo que se siente cuando te haces debajo de un árbol muy grande mientras fuera de su sombra hay un sol cálido y poderoso.

 

Cuando Javi se había ido de Cali y se enteró que me iba a México, canceló su viaje por el caribe y fue a casa a despedirse de mí y nos prometimos encontrarnos en algún momento. Un año después me siguió por Argentina, Uruguay y Brasil, vivimos cosas que no creo sucedan dos veces, recorrimos mochileando muchos kilómetros. Javi es el mayor sueño hecho realidad, o bueno así lo puedo describir; nuestros silencios decían quinientas millones de palabras, aprendimos a leernos, a compartir cada espacio habitado por nuestros cuerpos, Javi me mostró una cara que no conocía del amor, me pegó un poco su acento y prometí seguirlo como siguen los puntos finales a todas las frases suicidas que buscan su fin.

 

Y en algún momento los 3 debimos despedirnos, cada uno siguiendo su corazón y su propia ruta, Javi está en España, Jero en Suiza y yo en pocos días estaré en el lugar donde todo empezó. Aún no me acostumbro a las despedidas, pero voy aprendiendo a entender esta sensación de vacío tan gigante que queda, que es como un hueco que abarca el estómago y el pecho. Hay días que duermo con el suéter que Javi me dejó para que su ausencia no sea tan drástica y de a poco pueda acostumbrarme a que ya no hay a quien darle un beso en la frente todas las noches y darle la bendición; o acostumbrarme a que ya no tengo con quien desayunar; o acostumbrarme a que ya no hay alguien a quien acariciar las horas que pueda durar una película. En mi computadora tengo dos carpetas con fotos llamadas “Jero y yo” y “Javi y yo”, de vez en cuando entro en ellas a revivir el instante en que se capturó ese momento.

 

Morir o irse, no hay mucha diferencia entre ellas. Las partidas, sean cuales sean, son dolorosas, tristes y amargas; con el tiempo el recuerdo se hace difuso; nuevas personas llegan; nuevas rutinas, amores y amistades; con el tiempo duele un poco menos y luego la herida queda sellada con una cicatriz gigante que nos dice que, aunque ya no estén, ahí hubo algo.

 

Toda esta introducción me sirve para dar algunas conclusiones que he podido experimentar por medio de las despedidas. 1. No hay que guardarse nada, el amor entero debe entregarse, cada palabra debe decirse, cada cosa debe manifestarse, no hay que tener deudas emocionales con nadie porque esas deudas son las que provocan llantos desconsolados a medianoche. 2. Esta única oportunidad que tenemos de existir no se puede desperdiciar en banalidades, hay que abrazar lo malo y lo bueno; hay que bailar en la carretera bajo el ardiente sol o cantarle canciones de cuna a la lluvia. 3. La ruta nunca desampara. 4. Moverse solo generará cambios, quedarse quieto solo establece unas bases irrompibles que amarran y no permiten volar.

 

A Javi y a Jero pensé en dedicarles un libro, un cortometraje, videos en redes sociales, mil fotos, mil palabras y este texto. No encuentro aún la forma completa en la que pueda agradecerles todo lo que son en mi vida, quizá no sea mucho esto, quizá sea demasiado, quizá solo sea y sé que existen más palabras para describir todo esto que siento y en el camino las iré descubriendo y probablemente las escribiré seguido, por ahora quédense con esta carta para un viajero.

 

Jean Pierre

PARANÁ

No me lo han preguntado y yo ya estoy diciendo que PARANÁ es mi ciudad en la Argentina, este país me ha dado mucho, pero esta ciudad me ha dado la vida, me ha dado las ganas de comerme el mundo entero y es que mi verdadero camino artístico empezó aquí y una cosa llevó a otra, y luego a otra y otras más hasta el momento actual de este texto. El 7 de diciembre del año 2018 mis pies tocaban esta tierra; eran como las 12 del mediodía cuando llegué; el sol era tan fuerte que las calles ardían y mientras esperaba a que llegaran a buscarme a mí y a mi gran maleta roja llena de toda mi vida y mis sueños de empezar una historia en un país distinto al mío, sentía como toda la gente me miraba extraño porque era pleno verano y las personas usaban ropa muy cómoda y yo con un jean negro y una camisa de traje blanca, sudando hasta por el cerebro. Luego de unas horas me junté con otras personas que venían a lo mismo, un festival de cine, había gente de todas partes, Francia, España, Brasil, México, Argentina, Colombia, etc. Tuvimos noches de fiestas, mucho arte por todas partes y mi facilidad para hacer amigos me permitió generar vínculos que hasta el día de hoy tengo en la medula.

 

En esas noches me enamoré de la cultura, las personas, los colores y todo lo que fuese relacionado a estar aquí; a los dos días ya decía “sho”, “vite”, “boludo” y todo porque quería ser de aquí y lo fui y desde ese entonces mi vida es otra. Siempre he dicho que estoy en deuda con la ciudad y procuro hacer lo que sea para retribuirlo; intento hacer arte y apoyar los artistas locales; procuro contar todo sobre este lugar para que vengan más personas; he traído varios extranjeros que no sabían que existiera una ciudad con ese nombre que no fuera un lugar de Brasil. Y cuando estoy fuera del país solo quiero volver a mi casa, mi casa paranaense, a sentarme a disfrutar los atardeceres más hermosos de la tierra; quiero volver para seguir conociendo personas como lo hago todos los días; quiero volver para abrazar a aquellos que me hacen sentir amado; quiero volver para abrazar a los míos, a mis hermanos, mis amigos y mis amores; quiero volver para sentir el pecho grande y que el corazón palpite al ritmo de una chacarera.

 

PARANÁ, cuanto te quiero, cuanto agradezco tu frío y tu calor; no sabes cuan protegido me siento en tus calles; gracias por protegerme de la noche y no olvidarme; gracias PARANÁ por darme un hogar y mil abrazos que siempre están dispuestos a recibirme; gracias por los besos que se estrellan en mis mejillas; gracias por los amigos que me dicen que aquí van a estar siempre para mí; gracias por impulsarme a hacer lo que amo hacer.

 

Solo quiero decirles a todos los que me leen que hay un lugar donde el río es ancho y hermoso; existe una tierra que le canta a los instrumentos; hay una ciudad que da amor a manos llenas sin esperar nada a cambio; hay una ciudad donde todos se conocen; hay un lugar donde el folclore se lleva en la sangre y el termo va debajo del brazo hasta en la fila del supermercado; hay una ciudad donde hombres y mujeres son preciosos en todas las definiciones de la palabra; hay una ciudad que es mía y a la que siempre llevaré en mi pasaporte de la vida.

 

Este escrito se está realizando a pocos días de dejar el país y mil emociones de apoderan de mí, todos estos 4 meses he tenido la sensación que si necesito refugio puedo volver a la ciudad, pero pronto estaré lejos, en otros hogares, en otras casas que también siento mías; pronto empezarán nuevas historias para mi diario de la vida y pensar en la idea de no volver a caminar por la costanera a ver el sol ponerse me hace pensar si vale la pena irse. Es hermoso poder encontrar a los míos a cada lugar que voy y es más hermoso aún poder ver como el tiempo hace que esos que llamo míos sean cada vez más cercanos, más íntimos, más cómplices, más familia, más todo.

 

Si pudiese volver el tiempo a aquel 15 de agosto del 2018 cuando decidí que venía a esta ciudad sabiendo todo lo que sé ahora, quizá me vendría al día siguiente. No me arrepiento de nada, agradezco todo lo vivido y recibido; agradezco tanto amor y tanta energía; agradezco los domingos de comida familiar y los bailes hasta que llegue la policía; agradezco las risas que provocan mini infartos. Definitivamente si pudiese volver en el tiempo, te elegiría mil veces, PARANÁ.

Jean Pierre

SILENCIO

Todos los que me conocen saben que la prudencia no es mi mayor virtud, la prudencia al hablar sobre todo; siempre tengo un comentario que hacer, acertados y muy erróneos; mi lengua me ha llevado a cometer los desaciertos más grandes jamás pensados; he herido a muchos con mis palabras; he destruido grandes relaciones por lo que puedo llegar a contestar, pero también estoy seguro que he logrado edificar mucho a raíz de esa llamada imprudencia; las palabras que he gritado pro justicia han llegado a oídos que necesitaban oírlas; he defendido a muchos sin importar las consecuencias y también he podido dignificar la existencia de aquellos que me rodean a través de mis discursos sin filtros.

 

Sería muy egoísta de mi parte crecer y no analizar las conductas que me afectan desde todos los francos, sé muy bien quien soy y quien jamás seré; sé a dónde debo ir y de donde sacar mis narices; sé lo que mi ruido genera, pero también soy consciente de las consecuencias de mi silencio, y es que descubrí la forma en que puedo protegerme y proteger a los demás en el silencio, la ausencia de mis retumbantes gritos es más fuerte que mil elefantes juntos. En muchos momentos de mi vida, demasiados momentos diría yo, he sido muy reactivo, explosivo, cualquier inconformidad o molestia era el detonante para una diarrea de palabras y movimientos, que, de muchos me arrepentí varias veces y otros me llevaron a la distancia absoluta de aquellos que amaba, todo por no saber mediar entre aquello que salía de mis labios y yo.

 

Siempre supe que decir todo lo que pensara era algo necesario para sanar el alma, nunca tuve miedo de decirle a quien me gustara lo que sentía, nunca tuve miedo de mostrarme como soy, nunca le hui a la confrontación, nunca me escondí por mis sentimientos, siempre atento de no callarme nada y entonces creemos que decirlo todo de la forma en que sea es bueno, y pretendemos que no tener filtros es una virtud; pensamos que justificarnos con el “así soy” es válido y no, es una mierda pretender decir las cosas y que no haya consecuencias, es una mierda ir por la vida pregonando “verdades” que solo a nosotros nos parece y no pensar en el otro, no es justo transitar la existencia dejando dolores en el que amamos o en el que sea.

 

Me tomó años entender conceptos como la inteligencia emocional, la comunicación asertiva y no violenta; me tomó demasiado descubrir que callar era necesario. Y entonces lo puse en práctica, y todo cambió, para bien y para mal, pero cambió; aprendí a silenciarme cuando fuese necesario; a no hablar cuando mi cabeza está caliente, prefiero irme antes de decir cualquier cosa que sé va a herir a otro; también entendí que las conversaciones no acaban cuando se dice la última palabra, sino que pueden postergarse hasta cuando acomodemos nuestras ideas y podamos expresarlas en el momento en que no haya daños colaterales; también aprendí que aquellos que nos importan no tienen por qué  soportar el que no queramos cambiar actitudes dañinas, la censura es una buena forma de corregir y si aquellos que nos rodean no entienden que hay cosas que ya no sirven, entonces hay que alejarse para que entienda que, o cambiamos o nos hundimos solos, porque a nadie podemos arrastrar a nuestro infierno de ego.

 

Es un camino que recién empieza y estoy poniendo en marcha; obteniendo muchos resultados muy diversos; no puedo afirmar que haya logrado esto de saber cuándo hablar al 100%, pero lo estoy construyendo, voy caminando lento y con paciencia; a veces no puedo controlarme, pero intento esperar; intento que la razón pese siempre ante la emoción; intento salvarme de mí mismo; intento conservar eternamente mis vínculos; intento mejorar cada día; intento buscar silencio.

 

Jean Pierre

SER HOMBRE

Creo que las definiciones que hemos dado en el transcurso de la humanidad a esta frase me hacen ruido, no logro sentirme cómodo o identificarme con eso, “sé un hombre, Jean Pierre” me dicen cuando de tomar  decisiones se trata, o cuando debo tener una postura firme respecto a algo, porque según muchos, la firmeza es la hombría, así como dicen que lo es la violencia, lo inoperante, la ausencia de emociones frágiles o cualquier cosa que pueda dar pinceladas de feminidad, asumiendo lo femenino estrictamente a la mujer y no como un componente complementario.

 

“los hombres no lloran”, “un hombre de verdad no haría eso”, “el cabello largo es sólo para mujeres”, “no grites así”, “no camines de esa forma”, “que no se den cuenta de tus gustos”, “ese tipo de ropa no es de hombres” y un millón más de comentarios neandertales como esos me persiguen a diario; en cada cosa que hago o digo; en mis decisiones; en la forma en que me comunico; en la manera en que expreso mis sentires, buenos o malos. En cada cosa que rige lo que soy siempre hay un comentario donde se menciona la hombría como opuesto a eso que estoy realizando, al parecer estoy yendo en contra de todas las reglas establecidas para ser hombre, un hombre de verdad.

 

¿Me hace menos hombre aquello que decida hacer con mi cuerpo?, ¿mis gustos reducen el concepto hasta desaparecer?, ¿se puede dejar de ser hombre?, es que tengo muchas dudas que no logro aclarar y quizá esto que escribo es solo la forma de intentar acomodar mis ideas. No me siento cómodo asumiendo ninguna postura cuando de este tema se habla, pero estoy seguro que se puede resignificar lo que esta palabra abarca, yo estoy construyendo mi propio concepto. En escritos anteriores he dicho que todo lo que me define es mi nombre, porque ahí está condensado todo lo que he construido en estos 29 años, pero por cuestiones burocráticas debo poder asumir un rol, un género, una identidad sexual y mental. Y entonces me siento a analizar todo lo que se dice que es un hombre y vuelvo al punto de inicio, no sé si lo soy, mis genitales no me dan la respuesta, pero tampoco el lugar donde estoy, ni la gente que cohabita conmigo y el ciclo vuelve a iniciar.

 

Socialmente hay una carga interesante y una responsabilidad en el rol masculino y eso ha llevado a construir esa coraza casi impenetrable que hace que los hombres busquen un refugio en lo oculto, en lo que no se puede mostrar, porque mostrar de más es exponerse y quien se expone está vulnerable, asumiendo la vulnerabilidad como la mayor de las debilidades, pero yo creo que exponerse es tan necesario como sacar la ropa al sol para que se seque; exponerse nos permite liberar todo sentimiento de atadura; nos ayuda a caminar fluidos y a quitarnos lo rígido de los brazos; no hay nada malo en desnudar el alma y poner al escrutinio nuestras decisiones; es lindo hablar de lo que se siente, lo que molesta, lo que duele y lo que hace feliz; está bien abrazar a otros hombre con toda la fuerza de nuestros huesos; está bien hacer dramas y expresar con toda la intensidad aquello que nos hirió; no es malo amar a otro hombre y no te hace menos hacerlo. Yo siento que todo lo que nos haga felices hay que hacerlo, sin importar las reglas estúpidas que hayamos creado o que creamos que son las únicas, quizá algún día podamos construir una verdadera y cómoda definición de lo que es ser hombre.

 

Jean Pierre

LA INTUICIÓN

He empezado hace ya bastante tiempo a hacerle caso en todo momento a mi intuición, es que no me falla, y cuando lo hace me enseña a estar más atento.  A veces cuando necesito la claridad para lo que sea, me detengo un momento y le digo que me guie, que oriente mis decisiones, mis elecciones, mi camino y me dejo ir al vacío.  No sé cómo describirla, no sé qué es, no sé cómo nace o si solamente nos lo estamos inventando, pero es algo que se siente en algún lado del cuerpo (que aún no logro descifrar que parte exactamente) y aparece justo en el instante previo a algo que pueda alterar el orden de todo y nos dice si precisamos detenernos, o no confiar en aquella persona, o no dar ese paso, o devolvernos, o aventarnos a la aventura; nos dice de que es mejor abstenerse, huir o fluir.

 

Algunas personas la tenemos mas desarrollada, me incluyo en ese grupo de personas porque somos buenos amigos; Otras personas no saben que la tienen; otras la ignoran y algunas saben que la tienen, pero deciden dejarla ir. En esta vida que he decidido llevar, en la cual vivo al borde de la suerte, la confianza en la ruta y el deseo insaciable de hacer arte, he podido entender que no todo lo puedo hacer; que hay opciones que deben tomarse; que hay planes que deben cambiar; que hay cosas a las cuales renunciar. Y es precisamente ahí que encuentro muchas respuestas, nos aferramos a no renunciar, sabiendo que hay cosas inviables; que hay personas inconocibles; que no es necesario cumplir ciertos objetivos y entonces, aparece como una revelación, algo recorre todo nuestro cuerpo hasta que se detiene en algún lado del cerebro y te dice “para, espera, detente, ve, camina, corre, grita, arrepiéntete” y al pasar el tiempo, que pueden ser solo unos segundos o varios años, nos damos cuenta que no nos equivocamos, que esa corriente que nos invadió tenía la razón. Y a veces rabiamos porque decidimos hacerle caso a algo que no es comprobable y la cabeza se llena de pensamientos de frustración, hasta que en un momento entendemos que era lo que debía pasar, que no nos equivocamos en las cosas que no corresponden al plano de la razón; que esa elección fue acertada y empezamos a confiar más en lo que eso nos grita.

 

No podría arriesgarme a dar un diagnóstico, pero si algunas conjeturas de donde puede venir, quizá las personas con mucha sensibilidad logran desarrollar ese otro nivel de lo sensitivo, ese que no se puede palpar; otra razón es que aquel que es muy observador puede ver todos los escenarios posibles, las probabilidades y como entiende de comportamiento también puede leer a los demás; quizá, una opción más cursi, es que cuando confías plenamente en lo que pueda pasar, esa confianza se llena de seguridad y la seguridad se permite sentir miedo, para fortalecerse, protegerse y sabe en que momento entrar al ruedo, la confianza se basa también en el conocimiento pleno de nuestro ser y de las mil formas que tenemos los seres de relacionarnos; algo más esotérico nos puede invitar a creer en las energías, el universo, la vibración de todo lo que existe y cómo esa vibración se conecta con nuestra sensibilidad.

 

Tantas cosas se podrían decir, algunos se lo atribuyen a la magia, otros a la pura suerte, a las casualidades, a Dios, al amor, a la desconfianza, a la experiencia de similitudes previas, a las circunstancias dadas, al inevitable destino. A muchos les cuesta entender que aquello que no tenga un significado claro no es creíble. Tantas interpretaciones, posturas y todas tan validas, como lo es dejarse guiar por la intuición.

 

Jean Pierre

HOGAR

¿Cuál es mi casa?, ¿dónde está mi hogar?, ¿a qué lugar pertenezco? Hasta hace unos meses tenía respuestas a estas preguntas, pero hoy no sé a dónde ir, ahora me cuesta pensar en que debo volver a un lugar ¿para qué?, mi casa soy yo, mi equipaje, los paisajes que tengo guardados detrás de las pupilas; mi hogar duerme conmigo todas las noches en un espacio distinto. Ya no tengo una bandera a la que quiero defender, más bien hay muchas que quiero amar. No entiendo la necesidad de volver a un punto que pueda pensarse como el origen o el lugar seguro. No me interesa llevar mis anécdotas a alguien que no sea mi consciencia.

 

No quiero sonar abandonado, porque no lo estoy, yo sé que siempre puedo volver con mi familia, sé que hay muchos lugares que me esperan con los brazos abiertos, pero algo dentro de mí no quiere volver, ese algo ya se acostumbró a fluir y ya no le tengo miedo a la noche y sus consecuencias; ya no hay incertidumbre de que pueda pasar al día siguiente; ya no hay sensación de soledad; ya se pasó esa barrera que me obligaba a volver a mi cama, que me hacía sentir vulnerable y gritaba por el calor de la ciudad en la que nací, pero que ya no es mía.

 

He ganado tanta confianza en el poder de mi ser que detenerme sería un atentado contra la voluntad del universo; cada día descubro esas capacidades que pueden expandirse a donde yo quiera, mi limite soy yo y quizá uno que otro control migratorio. Estoy plenamente convencido que ahora que he experimentado los dolores más grandes, las humillaciones posibles, las traiciones más inconcebibles, las hambrunas más adelgazantes, las caminatas más largas, los climas atormentadores, las tristezas más profundas, las rabias más catastróficas y el amor más puro, nada puede derrumbarme; ya el cuerpo pasó esos límites y ahora soy yo quien decide hasta donde puedo llegar; ahora los días grises me parecen hermosos; ahora el atardecer sin sol me muestra otros colores que no había podido apreciar correctamente por andar pensando solo en el naranja de las 7 de la tarde; ahora no tengo miedo a declarar mis sentimientos a nadie, porque lo que siento sólo me pertenece a mí y dejarlo dentro no tiene sentido; ahora puedo decir que NO sin que me tiemble la voz; ahora puedo irme de cualquier lugar sin esperar a que los demás quieran irse.

 

También otra razón de negarme a volver es la evasión de ciertas responsabilidades, quizá comprometerme de lleno con algo ahora me cuesta luego de haber experimentado lo anterior. También pienso que ciertas cosas de ser grande no van conmigo, de pronto no he superado ciertas etapas o quizá algo muy acertado es que los 30 me están persiguiendo y esos últimos instantes de veinteañero los quiero exprimir como si de eso dependiera la última limonada de la tierra.

 

Lo que sí sé y de lo que estoy seguro es que ahora que he saboreado tantas cosas, dulces y saladas, voy a por más; sé que ahí afuera hay más texturas y me muero por sentirlas; sé que hay un mundo gigante de posibilidades y quiero tomarlas todas; sé que el arte seguirá siendo piedra angular de mi existencia y eso no lo cambiará nada; sé que volveré a lo que un día llamé hogar, pero construiré nuevos a donde quiera que mis pies pisen.

 

Jean Pierre

PUNTA DEL ESTE

Hace unos días tuve una discusión larga que se extendió por varios días y en la cual salieron algunas emociones y posturas fuertes con un amigo, nuestra discusión se basaba en yo intentando explicarle que el sol salía por el este y se ocultaba por el oeste, y con mis manos intentaba dibujar una brújula para orientarlo, él desde su vista y la forma en que lee los mapas me decía que yo estaba errado y que como  lo hacía  lo estaba marcando como si Punta del Este estuviera en el oeste, muy ilógico la verdad. Y todo esto se puso medio descontrolado, los dos estábamos en lo correcto, ambos estábamos hablando del mismo tema, pero desde una perspectiva distinta; cada uno sin poder hacerle entender al otro que estábamos en lo correcto, pero lo estábamos viendo desde el punto de vista personal y en nuestra terquedad no queríamos escucharnos, como sea nuestra opinión es la única válida, porque estábamos seguros de lo que decíamos y necesitábamos que el otro entendiera de su “error”.

 

Y eso me llevó a sobre-pensar las cosas, a veces mi cerebro inquieto encuentras en la ducha las palabras correctas que tuve que haber dicho en la discusión y como ya no sirve de nada volver a ese tema, prefiero escribirlo. Hoy escribo un poco desde la razón y un tanto alejado de lo emocional, ya que me emociono demasiado cuando creo estar en lo correcto; que difícil es la comunicación cuando tenemos la cabeza caliente, que difícil expresar una idea cuando no encontramos la tranquilidad para hacerlo y cuando el interlocutor está actuando igual que tú.

 

En este planeta lleno de perspectivas, quedarse con una sería el mayor acto de egoísmo posible, el mundo no es blanco o negro o gris; no hay una única forma de hacer las cosas, aunque socialmente hayamos acordado que muchas cosas podemos hacerlas igual; no se aprecia la playa solo desde la costa, también podemos verla desde una boya; no podemos pensar que el horizonte es el fin del océano; la montaña más alta no es lo más arriba que podemos llegar; el dolor nunca duele lo que podemos soportar y nunca amamos lo que estamos listos para amar; no hay una sola fórmula para nada; todas las formas, colores, apreciaciones, gustos y movimientos son necesarios para sacarnos de la comodidad del mundo perfecto que creemos existe y justamente es ahí a lo que voy, cuando alguien logra sacarnos de esa única forma de entender la vida nos desequilibramos y nos hace ruido pensar que no es todo como lo construimos, y es hermoso, sentirnos débiles, molestos e irritados es precioso, no hay nada mejor que estar equivocados, o estar en lo correcto y tener que obligar a nuestra cabeza de buscar mil caminos para transmitir lo que queremos informar. Ponernos al límite de la creatividad es necesario para dejar de sentir que estamos listos.

 

Jean Pierre 

EL ESPEJO

El trabajo constante del artista es mirarse al espejo para poder crear y entender las distintas formas en que podemos hacer algo, analizar las expresiones de llanto, felicidad o el más mínimo detalle; debemos poder mirarnos a los ojos y exponernos ante nosotros mismos, perdiendo vergüenza, afrontando miedos, soltando emociones y mil cosas más. Ese escrutinio debe hacer parte de cada proceso creativo y de vez en cuando para ponernos nuevos retos, pero ¿qué pasa cuando no es el artista sino el ser quien se enfrenta al espejo? Que duro, arduo y difícil proceso es poder vernos a los ojos y reconocer o identificarnos con ese que está del otro lado, ver como el tiempo deja su huella en nuestros parpados y mejillas, es difícil entender que algunas sonrisas ya no están o algunas lágrimas son más continuas que en otro momento. El reflejo del espejo no es más que la evidencia de lo que la vida ha hecho sobre nosotros, lo bueno y lo malo; lo que cambió o lo que se conservó.

 

Hace mucho no me enfrentaba al espejo de una forma profunda, y me destruyó, me dijo un millón de insultos, me golpeó en la cara, me aterrizó a un mundo al que le he huido por mucho tiempo, me hizo sentir adulto, me mostró las secuelas del sol, del frío, de las rabias; ese espejo implacable me dijo todo lo que no quería escuchar, me mostró mis ojos cansados de intentar, me mostró lo patético que he sido, me hizo menos meritorio de amor, me cuestionó todas mis decisiones y me sumergió en todo lo que me he guardado. Estuve por largos días buscando y dándole significado a todas esas revelaciones que tuve y llegaron a mi muchas conclusiones, una de ellas es que he sido una gran víctima de mí mismo, no me doy cuenta de lo poderoso que puedo llegar a ser y por andar jugando al que más sufre no entiendo lo afortunado que soy de tener una familia como la que tengo, de tener calidad en mis amistades, de poder recorrer tierras con la facilidad que pocos pueden, de poder conectar con miles como si fuera un don.

 

La segunda cosa que concluí es que no puedo luchar ni pretender cambiar mi esencia, que ese Jean Pierre que a unos cuantos fastidia es el mismo que a muchos más fascina y encanta. No puedo dejar de ser yo jamás, mis gritos, mis risas, mis abrazos tan cálidos, mis palabras, mis rabietas, mis bailes, mis espectáculos, mi arte, mi imprudencia, mis equivocaciones, mis ocurrencias, todo aquello que ha forjado mi personalidad en estos 29 años es lo que soy y seré y es impajaritable, aunque me cueste entenderlo.

 

Lo tercero es que el tiempo es indetenible, que mi cuerpo seguirá teniendo cambios, que debemos aceptar que hay cosas que ya no podemos hacer y que otras podemos implementar, que debemos cuidarnos en todos los planos; nuestro cuerpo responde a todo tipo de estímulos, cada quien decide qué tipo de estímulos consume; soltar cosas del pasado es vital para poder agarrar muy fuerte todo lo que se viene

 

Y por último, la mayor conclusión que puedo sacar es que es un acto suicida pretender ser adultos estructurados, con una única forma de vestir, caminar en las calles sin bailar; es suicida no ser niños por siempre; es antinatural reprimir un grito de felicidad o rabia; no me imagino dejando de hacer estupideces, es que en mi mochila hay un millón de anécdotas con las que quiero morir antes que convertirme en alguien que solo viva de recuerdos de aquello que solo pasó una vez.

 

Jean Pierre

MI REPUTACIÓN

Tan pisoteada y venerada, destruida y glorificada, pero nunca oculta; buena o mala, pero al final del día mencionada. Desde los 15 años empecé a entrometerme, a veces donde no me llaman, en muchas cosas, un activismo extraño en causas igual de extrañas, siempre me gustó hablar mucho, nunca aprendí a ser prudente, razón por la cual he terminado en muchos aprietos, me gusta gritar, no me gustan las injusticias y por andar defendiendo a otros he sido odiado y amado de diferentes maneras, la he cagado un par de veces con acciones donde no he sabido comportarme. Tengo un genio que a veces ni yo me aguanto, me gustan las confrontaciones, amo incomodar a otros y terminar enfadado, en momentos huyo de las discusiones donde no estoy listo para afrontarlas o prefiero escapar de lo que sé estoy a punto de decir para poder cuidar al otro de mí mismo. Me gusta aceptar cuando he perdido, pero estoy dispuesto a defender mi postura hasta que haya una verdad más convincente. He lastimado emocionalmente a muchos y también he podido enaltecer lo magnifico de miles más. Soy irritante la mayor parte del tiempo, muchos se cansan de mis actitudes, a otros les divierte. Le temo al compromiso y muchas responsabilidades no las he cumplido, mucho se dice de mí, algunas cosas ciertas, otras definitivamente falsas, soy mucho de lo que se dice, pero jamás desleal.

 

Procuro andar siempre con la verdad, el 99% de lo que muestro a los demás es por completo lo que soy, me muestro real y sin máscaras. Hace un tiempo alguien me insultó porque conté algo de ella y alguien le contó lo que dije, cuando conté esa historia lo hice como si esa persona fuera una heroína, me sorprendía que alguien pudiese hacer tanto por los suyos, pero cuando llegó a ella la información estaba un poco alterada y modificada a la conveniencia del locutor, eso definitivamente me hizo entender la razón de tantos odios despertados, no solo hacia mí, sino cuando le pasa a cualquier otro ser, podemos consagrar la reputación de alguien con el tono en que contamos la historia, en las imágenes que mostramos, podemos destruir lo que alguien es con solo agudizar la voz o ensanchar el pecho al momento de la narración; cuando escribimos el intérprete entiende lo que quiere y así de labio a oído, creando fanáticos y detractores.

 

Hace un año viví quizá la etapa más difícil de mi vida, mil cosas pasaban y de repente para completar el caos mi reputación estaba en el suelo, aquellos que no pueden dar la cara o afrontar sus acciones se encargaron de decir lo que quisieron, me afectaron cosas porque no esperas que esos que fueron tu familia terminen en tu contra por quien sabe qué razón, y de repente, llegó la luz, la tranquilidad, la paz, aquellos que me conocen de verdad me dieron la mano para seguir caminando firme y poder resurgir, ellos se merecen todo mi respeto y amor; y si es que hay un Dios que cuida y cura, le pido todos los días para que no los desampare.

 

He sido víctima de mis palabras un millón de veces. El arte, ser muy social, hablar mucho, tener mil amigos, estar a cargo de personas, ser jefe, líder y todo aquello que genere estar expuesto obviamente generará mil comentarios, unos aprenderán mucho y lo agradecerán, otros te odiaran como al mayor enemigo. Aprender a seguir fiel a los ideales y los pensamientos a pesar y gracias a todo lo que hay alrededor, es una prueba interesante que el universo nos pone para ver si logramos salir vivos al momento de enfrentar la muerte.

 

Amo los gatos y no me gustan los perros, soy buen amigo, me gusta viajar, tengo un vínculo muy fuerte con mis papás, me da miedo la oscuridad, la música hace parte de mi existencia, no me gusta dormir solo, sueño con casarme y tener 8 hijos; amo actuar y dirigir, me gusta la cocina, a veces puedo parecer una causa perdida, a veces brillo como el sol, lloro por todo, me gusta ver el atardecer, me considero muy simple, pero soy muy complejo a veces, nunca me abstengo de decir lo que siento por los demás, he logrado cosas únicas, he perdido oportunidades valiosas, quiero una casa al lado del río, amo ser yo y prometo seguir haciendo cosas que dañen o favorezcan mi reputación.

 

Jean Pierre

A MIS HERMANAS

Desde que tengo uso de razón mi mamá y mi papá han trabajado, siempre desde que sale hasta que se esconde el sol, y trabajo duro, pesado, sin descanso, más la crianza de 3 hijos pequeños, cada uno con sus diferencias y necesidades distintas. Y quizá desde muy chicos comprendimos que la mejor, o la única manera de corresponder con todo eso, era intentar ser buenos hijos, no dar tantos problemas, y vaya que dimos muchos, pero intentábamos en lo menos generar dolores de cabeza para mis papás. Ahora en esta etapa de la vida entendemos que mucho de eso que hicimos sirvió demasiado, pero hoy siento que gran parte del mérito de todo esto es de mi hermana mayor, Vanessa, quien a sus 12 años se convirtió en nuestra otra madre, una niña criando a 2 niños más, uno de 8 y otra de 6 años, solos en casa todo el día, Vane cocinaba para nosotros, no muy bien, nos robaba la carne y nos castigaba mucho, nos chantajeaba a veces para dejarnos salir a jugar con nuestros amigos, mi gran hermana mayor dio gran parte de su infancia y adolescencia a sus hermanos, aún lo sigue haciendo, aún es una mujer muy poderosa y fuerte, y siento que todas esas cosas que hizo en su momento fueron el cimiento para ser quienes somos ahora, ella con sus ideas de crear un mundo divertido para sus dos niños logró que siempre estuviéramos haciendo algo, que jugáramos, que exploráramos nuestro universo construido con cojines y sabanas, logró mantenernos a salvo del dolor y el abandono que puede generar no tener a tus padres en todo momento.

 

En mi adolescencia y en la de Nataly, mi hermana menor, nos convertimos en cómplices, en almas gemelas, y muchos pensaban que lo éramos en realidad; con mi flaca logré aprender a comunicarme con las miradas, a reaccionar al movimiento de un dedo del otro, nos forjamos juntos en esa loca etapa de la juventud donde, afortunadamente, estuvimos a salvo, esa etapa que nos forjó el carácter, la fuerza física,  los mejores años de mi vida; dormir juntos, crear coreografías de todo, actuar, tener los mismos amigos, ir a los mismos lugares, disfrutar las mismas cosas, acampar, subir montañas, explorar ríos y lugares nuevos, todo juntos, solo ella y yo, nuestros sueños, nuestras metas, ella cocinar y yo lavar los platos y compartir tantos años nos permitió crear una amistad brutal, un vínculo que solo puede fortalecerse.

 

Ahora Vane tiene 33, yo 29 y nata 27, nuestras vidas están un poco separadas, cada uno con sus planes, con sus sueños, viviendo en diferentes lugares, a veces pasan meses sin hablar, nos gustan nuevas cosas, hacemos planes cada uno por aparte, tenemos un grupo de WhatsApp donde nos hablamos acerca de reuniones familiares, de alguna que otra cosa que solo podemos solucionar los 3; ahora ellas son 2 mujeres adultas y consecuentes con su edad, yo creo que me quedé atrapado en algún año que no recuerdo con claridad cuál es, ahora ellas avanzan a un ritmo distinto al mío, ahora nuestros corazones comparten lugar con otras personas, lo bueno de todo es que ya no peleamos tanto.

 

Y aun así con todo y la distancia y el poco contacto que tenemos, serán siempre las mujeres más importantes en mi vida junto con mi madre, estoy seguro que jamás podré amar tanto como las amo a ellas, mi vida solo puede seguir su rumbo si sé que ellas están bien, todas las noches pido al universo que nos permita coexistir por mil años más. Ahora partido en mil pedazos, llorando e intentando escribir este texto, llegan a mí todos los momentos que atesoro en mí, en mi niño que se sintió muy amado y cuidado por sus hermanas, nunca me había costado tanto escribir algo como ahora, y me cuesta porque me duele saber que muchas cosas jamás volverán, me duele saber que el tiempo pasa y ya se están creando pocos recuerdos, recuerdos que puedo enumerar, porque no son tantos como quisiera. Entiendo perfectamente que la vida sigue y hay que seguir con ella, cuesta aceptarlo, pero es necesario crear nuevos caminos.

 

Gracias hermanas por seguir cuidándome, gracias por los regalos en navidad y en mi cumpleaños, gracias por los regaños, gracias por forjarme, gracias por apoyar mis sueños, gracias por confiar en quien soy, gracias por amarme, gracias por su existencia, en este momento de mi vida lo único que puedo darles son estas letras cargadas de sentimiento.

 

Jean Pierre

GRATITUD

Todos tenemos distintas formas de vivir, cada forma completamente respetable y algunas admiradas, todos decidimos, o bueno, casi todos intentamos decidir como queremos habitar este planeta, como nos alimentamos, como nos bañamos, como nos relacionamos con el otro y como despertamos a diario y cada una de esas formas y expresiones son parte de la privacidad y la intimidad de cada uno, no podemos jamás pretender cambiarlo o molestarnos por lo que cada quien ha querido hacer.

 

Justamente en la intimidad de todos pasan mil cosas y cuando alguien nos permite entrar en su espacio no queda mas que agradecer, sin juzgar, solo observar y saber recibir. Ser agradecido es lo primero que deberían enseñar en cada hogar, pero el ser agradecido no se puede manfiestar solo con palabras, la gratitud se expresa con hechos, con orden, con servicio, con lo poco o mucho que podamos hacer para quien nos permitió entrar en su hábitat, lo mas profundo de su intimidad, su familia, todo aquello que ha forjado a lo largo de su vida.

 

Procurar devolver un poco de lo recibido es la clave para siempre poder volver sin peros, el buen huesped siempre será bienvenido al regresar.

 

En mis años de viajero he dormido en mil camas, he comido en distintas mesas, hay familias a las que considero como propias, no me he quedado una sino demasiadas noches en algunos lugares y mi mayor felicidad es poder recibir un abrazo y una palabra de bienvenida siempre. La satisfacción de ir caminando tranquilo porque sé que al final de cada día siempre hay alguien que me ayuda.
Gracias a todos los que me han dejado recorrer sus espacios y permiten que sea un miembro más en sus hogares.

 

Jean Pierre

 

PERDONAR

¿Quién se inventó eso de perdonar?, ¿por qué tengo que perdonar a quien me agravió?, es que no tiene lógica, no hay sentido el darle ese privilegio tan grande a quien no lo merece, además, nadie logra perdonar de verdad, nadie lo hace con convicción, la mayoría accede a ello por un compromiso, por una idea algo errada del sanar, por salir del paso ante la presión. No estoy diciendo que haya cosas imperdonables, hay momentos donde podemos otorgarlo, pero mi idea va por otro lado, en realidad hay personas que hieren muy profundamente y no merecen nada y el perdón es algo muy elevado, no sé si eso nos da una superioridad moral, pero sí es un buen caparazón para no permitir que alguien repita lo hecho, cuando alguien nos lastima, inmediatamente nos da el poder del perdón, que solo la víctima puede decidir darlo o no.

 

Tampoco estoy con la idea de ir por la vida sintiendo el odio y la ira todos los días, no es como que vivamos solo para recordar lo que pasó, pero tampoco se trata de hacer como si las cosas no hubiesen pasado, no puedo tener buenas palabras o pensamientos de amor y positivismo para quien intentó dañar mi imagen, o para quien arruinó cosas que había construido, o para aquel que me lastimó con alevosía. No me interesa perdonar, no lo voy a hacer, así digan que no debo cargar ese peso en mi equipaje, no lo siento, no me incomoda, no voy por ahí pensando en qué cosas me hicieron, solamente que, si esa persona un día siente remordimiento y quiere mi perdón, sencillamente no lo voy a dar. Solamente yo sé lo que sentí, sólo yo conozco mi dolor, sólo yo sé las cosas que he atravesado y lo que tuve que hacer para sobrellevarlo. Y lo digo con toda la experiencia de alguien que ha hecho cosas que no merecen perdón y esa es la cruz que debo llevar por mis errores.

 

Hay mil cosas que dicen que hay que soltar, desprenderse del dolor y un montón de formas que anulan el sentir de nuestro ser, y yo creo que debemos permitirnos atravesar nuestro dolor, hay que sentirlo y sufrirlo, no disfrazarlo o maquillarlo y una vez hecho eso se empezará a ir, sanaremos, pero siempre recordando que no debemos permitir que vuelvan a pasar sobre nosotros, no perdonar jamás las injusticias, no perdonar por todo lo que nos costó levantar nuevamente la cabeza, no perdonar las traiciones y menos si vienen de alguien con quien existía algún tipo de vínculo. Muchos dirán que perdonar es de valientes, llámenme entonces el mayor cobarde.

 

Jean Pierre

VIOLENTO

Esa necesidad humana de ser violentos, de palabra, de acción y omisión; somos violentos consciente e inconscientemente; somos instintivos y reactivos; somos agresivos, impositivos, malintencionados, salvajes, hirientes; tenemos la facilidad para construir, pero preferimos desmoronar todo en segundos, tenemos el don de amar sobre todas las cosas, pero elegimos lastimar. ¿somos violentos por naturaleza o por idiosincrasia?, yo creo que es un poco de ambas cosas, pero definitivamente nuestro entorno afecta mucho cualquier acción que tengamos, el tráfico, las distancias, la espera, las multitudes, el consumo, la ansiedad, el estrés, la decepción, el corazón roto, la felicidad, el ego, el temor, la angustia nos hacen violentos, todo invita a comportarnos como animales hambrientos, aunque quizá ya es hora de dejar de usar el adjetivo de animales para justificar muchas de nuestras acciones y que empecemos a describirnos como humanos, pues a diario comprobamos que somos eso, humanos, es una buena manera de describir todo lo malo que pueda haber.

 

Ese no sé qué en nuestro cerebro que nos incita a lastimar a los que amamos, es como si algo nos dijera que aquel que nos ama siempre va a estar ahí, que los otros están dispuestos a soportar nuestras mierdas, es como si supiéramos que ver el sufrimiento en aquel que nos importa nos emocionara, que ese control sobre los sentimientos del otro nos alimenta esa superioridad y cubre todas las falencias que hayamos tenido. Vivimos en el limbo del perder, la adrenalina de sentir que estamos perdiendo algo nos impulsa a querer sentirlo todo el tiempo, nos gusta experimentar con el dolor ajeno, nos motiva el límite de nuestro cuerpo cansado del sufrimiento, somos tan humanos que disfrutamos siendo violentos con nosotros mismos, y si a nuestro ser le hacemos todo lo malo ¿qué pueden esperar los demás?

 

Violentamos nuestros pensamientos y destruimos nuestra psiquis; dañamos nuestros sentimientos, nuestro cuerpo, nuestro espíritu; dañamos nuestro techo y nuestra cama; arruinamos a nuestra familia y a nuestros amigos; destruimos las flores que arrancamos por el simple deseo de adornar una mesa; violentamos a los menores con la idea que aprendan lo que sabemos; dañamos los colores del atardecer con el fin de eclipsarlos con el piso más alto construido alguna vez.

 

Encontramos todo tipo de actos violentos a diario en cada espacio habitable por los humanos, pero aún con todo lo dicho anteriormente yo sí creo que podemos cambiar las cosas, que los abrazos debilitan las balas; creo que un beso antes de dormir arregla un día; estoy convencido que cantar mirando a los ojos rompe la tensión y el dolor; creo fielmente en que decir te amo todo el tiempo puede cambiar el rumbo de una discusión; en mi utopía sé que puedo cambiar la violencia que ejerzo y que todos podemos arreglar este mierdero. 

 

Jean Pierre

ESPIRALIDAD

Me tomó un par de días escribir este texto, este primer párrafo surgió de un momento en el cual sentía que ya estaba todo listo en mi escrito, pero en mi sentir faltaba algo, entonces decidí que era mejor añadir esto que diré, y me pareció que lo más correcto era escribirlo de primero, encima de todo lo que ya había dicho antes, quizá este párrafo deba ir al final, pero prefiero empezar aquí. Van a sonar muy extrañas y algo contradictorias estas primeras líneas y es que necesito empezar defendiendo algunas cosas; muchas personas que están en su proceso de crecimiento y de búsqueda de lo que son tienden a llamarse “espirituales” y esta definición es muy amplia y alberga muchas cosas extrañas. Todo aquello que nos lleve al crecimiento como personas es un camino largo y complejo y me molesta demasiado cuando algunos pretenden atacar los instintos y las formas de reaccionar de las personas, “no hagas eso, no es muy espiritual de tu parte”, “no reacciones así, controla tu energía, las personas elevadas no reaccionan de esta manera”, “¿tan espiritual que eres y cuando te da rabia respondes así?”, pues sí, todos tenemos el mismo derecho de reaccionar y liberar nuestras emociones como más nos plazca, no podemos aparentar que algo no nos afecta por una fachada que otros quieren que tengamos, no podemos permitir que algo pase de largo por nuestra vida, es necesaria la reacción, es pertinente SER.

 

Yo creo que es completamente necesario redefinir la palabra “espiritualidad” y todo lo derivado de ella. Hace un largo tiempo que me está haciendo ruido todo lo que se pretende involucrar a lo que se cree, o se ha querido creer que es y aquí con mi total desconocimiento y toda la propiedad que me otorgo, intentaré hablar de aquello que me retumba en los oídos cada vez que lo escucho en todo espacio posible.

 

Hay personas que se denominan “profundamente espirituales” y cuando se les pregunta el porqué de su adjetivo dicen que lo son porque creen mucho en Dios, o porque van fielmente a su iglesia cada fin de semana, otros un poco más alejados de la religión dicen que lo son porque creen firmemente en las energías, el universo y en cuanta cosa a la que puedan ponerle una responsabilidad; he aquí mi ruido, mi incomodidad, mi molestia y quizá suene cero objetivo con todo lo que digo y diré, pero para mí, las personas más alejadas de la espiritualidad son aquellas que describí al inicio de este párrafo, quizá hablo un poco desde la rabia y la emoción, pero los peores seres que he conocido en mi vida son aquellos que se autodenominan espirituales, porque en su definición y en el invasivo fanatismo de su estilo de vida creen que su verdad es la única, que su pensar es el real, el absoluto; se sienten superiores porque hacen algo que solo unos pocos, y al ser uno cuantos en medio de unos millones perciben una falsa realidad, se vuelven sectarios, discriminadores, terroristas de las libertades individuales, inclusive aquellos que no son religiosos, porque dentro de sus dogmas terminan siendo lo mismo de lo mismo, una religión más, donde ellos son su Dios al que adoran desde el ego, son su banalidad, son sus pensamientos de revolucionar al mundo, pero eso sí, el mundo solo puede cambiar bajo su forma de pensar.

 

Otros de los mal llamados espirituales son aquellos que justifican sus adicciones y necesidad de consumo para poder conectarse con aquello a lo que llaman superior, o para silenciar su cabeza, sin darse cuenta que hay otras formas de aquietarse. Los caminos rápidos para la cuestionable iluminación son atajos que no llevan a ninguna parte, no se puede manejar un avión sin haberlo estudiado antes, no se puede acceder a algo sin la preparación previa.

 

Llamé a este texto “Espiralidad”, porque hay otras definiciones con las que me siento más identificado, donde se dice que eso es la espiritualidad, el crecimiento que hacemos como personas en forma de espiral, las acciones que nos ayudan a cambiar y mejorar día a día, pero desde nuestras propias experiencias, de nuestros errores, nuestro camino que solo trazamos nosotros. Ningún crecimiento puede ser recto, es imposible porque no controlamos lo que la vida trae, pero sí podemos controlar lo que hacemos, decimos, la forma en que nos relacionamos, la manera en que servimos a la humanidad y a eso se le puede llamar crecimiento en espiral, con ires y venires, con subidas y bajadas, con aciertos y fracasos, con dolores y alegrías. Y todo esto nos da un aprendizaje al que podemos llamar espiritualidad y quizá nos sintamos en la libertad de compartir a otros nuestra vivencia, pero solo como anécdota, sin pretender que otro siga mi línea o mi camino, todo lo demás son mafias, distracciones de unos para alimentar su endiosamiento, sobras para los cerdos y aquellos ansiosos de que alguien les diga hacia dónde ir.

 

La lingüística nos ha enseñado que las definiciones de las palabras son construidas por las sociedades, los países hispanoparlantes tenemos muchos significados para una misma palabra dependiendo de la región. A través de los años las cosas son algo distinto a lo que solían serlo, lo que antes decíamos ya no se usa más o se emplea de una manera distinta. La definición de una palabra tiene todo que ver con el contexto social y político y está sometido a cambios según el momento, la fuerza, la necesidad y los deseos de las sociedades, las tribus, grupos, poblaciones, etc. Cuando hablo de redefinir una palabra es por mi necedad de pretender que mi definición es la correcta, pero luchar contra ello es una guerra perdida, entiendo perfectamente cuando los conservadores y defensores de la lengua exigen que se respeta lo que dictan ciertas absurdas reglas, pero pretender cambiar lo que algo significa es una lucha perdida, una batalla que es mejor no empezar.

 

Jean Pierre

SUIZA

Siento yo que es necesario un territorio neutro en nuestras vidas, ese algo, alguien o espacio donde todo se ve desde una perspectiva amplia. Ver las cosas como un todo y no por partes nos ayuda a tomar mejores decisiones, otras formas alejadas de nuestros círculos nos dan ese angulo al que quizá en nuestra ventana no podemos percibir.

 

En mi caso, por ejemplo, siempre estoy muy rodeado de familiares y amigos muy cercanos, pero es justamente esa cercanía que no me ayuda con ideas claras, porque en las cercanías siempre puede más el sentimiento que la razón, al ser todos parte de ese mismo todo no siempre prima el interes necesario sino el que más nos haga sentir calidos los pensamientos.

 

Tengo 2 territorios neutros y a uno de ellos lo llamé Suiza, este es mi país que no juzga a mi favor ni en el de nadie, sino que siempre se mantiene ahí, en esa inmensa neutralidad que a veces me enfada, pero que entendí era importante. Este país con ojos azules, gestos extraños y una forma muy particular de decir groserías no conoce a nadie que haga parte de mi vida, por eso no tiene sentimientos de ningún tipo hacia ellos y eso permite que sus consejos sean acertados, también este país me conoce muy bien y por ende me plantea varias opciones en las que sabe que la que elija, será una buena decisión.

 

Mi segundo país tiene una barba larga, un caminar parsimonioso, una bata blanca y una sonrisa de oreja a oreja, al igual que suiza no conoce a nadie y siempre que mi vida está en caos tiene el mensaje más claro y contundentemente posible para arreglar todo, o bueno, intentarlo.

 

Al iniciar este texto hablaba de ese algo, alguien o lugar que asume las veces de neutro, y lo retomo aquí porque también es necesario aclarar que no todos precisamos de personas para entender las formas de la vida, todo lo mensionado anteriormente también nos lo puede dar nuestra cama, una mascota, una montaña, las olas del mar, todo aquello que nos lleve a esas instrospecciones profundas donde logramos ver mil posibilidades. Lo que no es valido es pretender evadir todo aquello que pasa y poner la responsabilidad en el aire, por más que huyamos nuestas decisiones deben ser tomadas, con ayuda de nuestros pensamientos o con el consejo de cualquier territorio que ande vagando por ahí.

 

Jean Pierre

LLORAR

Siempre, siempre, SIEMPRE que alguien empieza a llorar, termina pidiendo perdón, con frases como: "lo siento", "perdón por llorar en frente de ti", "no voy a llorar más para que no me vean de esta manera", "debes pensar que soy un llorón"; y por mi cabeza pasan mil ideas, entre ellas una bofetada para áquel que se atreve a reprimir su llanto por no mostrarse vulnerable. No me cabe en la cabeza cómo una persona se siente mal por exponer sus sentimientos, no entiendo cómo es posible que alguien tenga que retractarse por la cosa más hermosa y pura que tiene nuestro cuerpo para liberar todas las emociones; y es que si lo pensamos bien y buscamos una relación entre llorar y cada sentimiento o emoción, nos encontramos con que la hay; la ira nos hace llorar, el dolor nos saca lagrimas, la felicidad nos permite aguar los ojos, la nostalgia nos hace llorar siempre que recordamos ese algo; todo en nuestro cuerpo y mente está conectado al llanto. 

 

Entonces, si llorar es algo tan natural como lo es ir al baño, ¿por qué reprimirlo?, ¿por qué excusarme ante el brote de las lagrimas?, ¿por qué el miedo de la reacción ajena ante nuestra vulnerabilidad? Sabemos que la respuesta es clara y larga, pero para abreviar un poco diré que hemos sido criados para siempre mostrarnos fuertes, nos dicen que el mayor símbolo de derrota es llorar, se nos ha hecho creer que aquel que llora es menos hombre, menos persona, es débil, o incluso se le ha dado exclusividad a a unos cuantos, sólo se puede llorar si se es niño, mujer, dramático; sólo se puede llorar en funerales, pero no mucho porque qué vergüenza que te vean exagerado.

 

Llorar es al ser lo que es el jabón a las bacterias, su función es limpiar, remover, abrir espacio. Las lagrimas son el reflejo de nuestra existencia, de la empatía y de la añoranza. No es anormal, no está mal, no se es menos, no hay que pedir perdón, no hay que pedir permiso; pero sí es libertad, sí es felicidad, sí es madurez, sí es autoestima, y se puede liberar acompañado de mil cosas, de gritos, de abrazos, de rabia, cantando, recordando, etcétera. 

 

Desde mi experiencia, lloro por todo, en las películas, en las frases de mis padres, en los reencuentros con mis seres queridos, lloro de impotencia, por estrés, lloro cuando quiero hacer palatela, lloro actuando, lloro con la música, y quién esté a mi lado tiene dos opciones: esperar a que acabe de hacerlo o abrazarme.

 

Jean Pierre 

DEFINIRSE

No sé cómo reaccionar o qué responder cuando esa pregunta llega a mí: "¿quién eres?" Y yo siempre digo: "Jean Pierre", y me dicen: "pero, o sea, ¿cómo te defines?", y ahí mi cerebro entra en un estado de desconexión. En casi 30 años de vida he forjado mi personalidad, mis gustos, mis pensamientos, ideas y demás; entonces me cuesta resumir en una sola palabra quién soy, creo yo, que lo único que condensa todo eso que soy es mi nombre, ahí está el registro como en una USB todo lo que soy y lo que seré.

 

Entiendo perfectamente que las luchas de miles de personas han servido para que hoy yo pueda estar diciendo esto y que para muchos es muy importante darle un nombre a las identidades sexuales, para muchos es necesario poner una etiqueta porque su nombre, sus deseos y sus derechos han sido vulnerados muchas veces; entiendo perfectamente que las luchas necesitan nombres, banderas, líderes, formas y símbolos, pero en este momento de mi vida no logro ponerme una marca, no logro definirme de la forma en que se espera que lo haga y creo que la gran razón de esto es que si me defino, me limito, siento que las identidades de algunas cosas no me permiten fluir con otras cosas que quiera; y lo he intentado muchas veces, intento decir que soy algo, pero en realidad no lo soy, me siento incómodo porque no soy eso del todo, no puedo pensar que soy algo si no está dentro de mi piel y mis poros en cada instante, no puedo inpregnar algo en mi alma que no me hace vibrar esa misma alma.

 

Puedo sonar muy exagerado con esto que digo, pero es que todo lo que tenga que ver con lo que es una persona lo llevo muy interiorizado, tengo muy claro que la forma en que nos gusta que nos llamen nos enaltece, nos sonroja, nos alimenta el ego; eso que nos gusta que nos digan, como el color de nuestro vestido, el peinado o los zapatos, lo mostramos en todas partes como ese no sé qué que nadie más tiene y mientras no logre sentir eso, no podré definirme.

 

Jean Pierre 

 

EL FAVORITO

Muchas veces cuando empiezo a escribir algo aclaro que quizá no tenga mucho sentido lo que voy a decir y esta no es la excepción, pero ahí vemos como va fluyendo todo.

 

A lo largo de mi vida me he acostumbrado a no ser el favorito de nada en ningún ámbito, no soy el hijo favorito, ni el amigo favorito de alguien, jamás fui el estudiante favorito ni nada de eso, y ahora creo que empiezo a entender la razón o el origen de ello, podría decir que es por la ausencia, la presencia efímera. En los últimos años me he vuelto esa persona que está poco tiempo en alguna parte o que todos saben que pronto se irá, o que muchos ni se enteran cuando estoy o no, y esa es la consecuencia de la forma de vida que he decidido llevar, justamente es eso, es una decisión que conlleva sacrificios de los cuales estoy consciente, pero son necesarios para conseguir ese sueño al que tanto le apunto: el arte.

 

Y es que no se puede acceder al paraíso sin renunciar a la vida, y he tenido mil paraísos y mil vidas perdidas; cuando decidí darle mi vida entera a Karis renuncié a las actividades familiares, cuando decidí viajar y conocer muchas partes renuncié a que mis amigos me tengan en cuenta para ninguna actividad, supongo que se acostumbraron a mi ausencia y cuando estoy existe la duda de mi presencia; cuando decidí hacer arte renuncié a una vida laboral estable, cuando decidí que mi presencia era momentánea renuncié a la posibilidad de una relación amorosa, cuando decidí manifestar todo lo que siento renuncié a la mentira, cuando decidí bailar sin importar nada renuncié a la vergüenza, cuando decidí hacer una estupidez renuncié a mi mejor amigo, cuando decidí vivir la aventura renuncié a poder despedir en su funeral a un gran ser, cuando decidí decir todo y luchar por mis derechos renuncié a aquel lugar que me hacía tan feliz, cuando decidí despedirme renuncié a mil abrazos.

 

Siempre en mí está ese deseo de volver a abrazar y seguir amando a todo aquel que ha pasado por mi vida, siempre en mi corazón está mi lugar favorito, mi ciudad, y hace unos meses entendí que no es Cali lo que extraño, son mis relaciones familiares o de amigos que habitan aquí, y al llegar entiendo que todo el mundo sigue su camino, que nadie espera a nadie, que la vida debe de seguir y quedo en ese limbo de emociones y sensaciones extrañas, donde comprendo que por lo dicho anteriormente no podré estar en la lista de los favoritos de nadie, o que ni siquiera me esperan brazos abiertos sino que soy yo quien busca que los demás los abran.

 

Entiendo que mis mil anécdotas son solo importantes para mí o cuando las comparto por lo que escribo. es que al final de todo, estas sensaciones son la respuesta más clara a mis preguntas, soy consciente y responsable de todas mis decisiones, pero eso no me exime de la reflexión a la que yo mismo siempre me invito.

 

Jean Pierre